Contra el pronóstico de las encuestas del CIS y El País, cabe la sorpresa de que la izquierda sea desalojada del poder el próximo domingo. Sería un desenlace lógico después de una gestión desacertada y obedece más a los continuados errores de Pedro Sánchez y sus socios que a los aciertos del Partido Popular y Alberto Núñez Feijóo, quienes, al fin y al cabo, se han limitado a prometer un poco de sensatez.
Quienes
aún defienden al Gobierno se empeñan en destacar las muchas cosas
buenas que, según ellos, ha hecho. Mencionan la pacificación de
Cataluña, el salario mínimo, la subida de las pensiones, el crecimiento
económico del último año y el aparente control de la inflación, entre
otras medidas sociales y medioambientales que justificarían darle una
nueva oportunidad a la actual mayoría.
No parece verlo así el
electorado, que, si son ciertos los sondeos publicados por otros medios,
además de poner en duda esos méritos, tiende a conceder más importancia
a los pactos inverosímiles, los abusos de poder, la polarización, la
conducta arrogante y la constante actitud propagandista y evangelizadora
que se le atribuye a las principales figuras del Gobierno.
No
estamos ante un caso más en la historia de la democracia en la que un
partido de izquierda, agotado y carente de iniciativas tras unos años de
gestión, cede el paso a un partido de derechas que corrige levemente el
rumbo en una dirección más conservadora. Otras veces en las que un
gobierno de izquierdas ha perdido las elecciones, lo ha hecho sin que
con él perdieran también las ideas que lo sustentaban. Todo lo más,
perdía un líder y un plan particular, nunca la causa ni el ideario de la
izquierda, que permanecían en la reserva, a la espera de que el país
los volviera a necesitar. Se llamaba alternancia política.
Los
personajes que hoy gobiernan España, en cambio, han arruinado en cinco
años el capital de la izquierda, han ensuciado su ideario y han
desacreditado sus mejores causas, desde el feminismo hasta el
ecologismo, que hoy parecen asuntos más propios de descerebrados y
mamarrachos que de capacitados activistas con los que cualquiera puede
sentirse tentado de colaborar.
El repaso a las causas
deslegitimadas sería largo, pero basta mencionar también las de la
cultura y la libertad de expresión, convertidas por esta izquierda en un
campo vedado en el que sólo caben los amigos, los adeptos y los que por
cualquier otro motivo siempre les dan la razón.
Esta izquierda
merece, por tanto, perder las elecciones del domingo. Merece perderlas,
no sólo porque este país necesita un descanso de tanta arbitrariedad y
tanto experimento chungo, sino porque esta democracia merece recuperar
una izquierda que sea capaz de pensar en el bien común y el bienestar
colectivo.
Esta izquierda está urgida de un proceso de
oxigenación. Tiene que volver a encontrarse con la sociedad a la que
pretende dirigirse y recomponer sus mensajes para hacerse reconocible.
Tiene que entender su papel como fuerza impulsora de la unidad y el
progreso, no de la exclusión y de las identidades enfrentadas. Tiene que
asumir su compromiso con la gobernabilidad del país, colaborando con
sus rivales cuando la situación lo precise. Tiene que volver a entender
de qué lado está en este sistema político, que no puede ser otro que el
de la Constitución y la defensa de la igualdad de todos los españoles.
Tiene que aprender a distinguir entre la ley y la legitimidad, sin dar
automáticamente por bueno todo aquello que le favorece y no es ilícito.
Esta
izquierda está pidiendo a gritos un proceso de renovación que recupere
el talento perdido por la falta de horizonte y de proyecto, la
imaginación olvidada en beneficio de la consigna, la libertad a la que
se ha renunciado en aras de la obediencia, la creatividad de la que se
ha abdicado en favor de la militancia, la ilusión aplastada por el
fanatismo y hasta la alegría sustituida por el odio.
Antes de
todo eso, esta izquierda al servicio de un solo hombre tiene que empezar
por recuperar la democracia en sus propias filas."
(*) Periodista y ex director de El País
https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2023-07-17/izquierda-perder-pedro-sanchez-psoe/
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