miércoles, 20 de diciembre de 2023

El nuevo mapa del Corredor Mediterráneo incluye las conexiones con el puerto de Castellón y el aeropuerto de Alicante


VALENCIA.- Los negociadores de la Eurocámara y el Consejo Europeo han acordado unas directrices actualizadas para la red transeuropea de transporte (RTE-T) con el objetivo de impulsar la ejecución de grandes proyectos hasta 2030, entre los que se incluye el Corredor Mediterráneo.

 Una de las novedades es la inclusión en el mapa del Corredor de las conexiones con el puerto de Castellón -la conexión con el puerto de Valencia no está contemplada a día de hoy a la espera de que se ejecute la ampliación- y el aeropuerto de Alicante-Elche, en el tramo San Isidro-Alicante por medio de una estación subterránea en el aeródromo alicantino de El Altet gracias a las enmiendas impulsadas por los socialistas Inmaculada Rodríguez-Piñero, Doménech Ruiz Devesa y Estrella Durà, quienes también han incluido la conexión con Ucrania. 

“Hemos peleado mucho porque había muchos candidatos, pero lo hemos conseguido gracias a la coordinación entre el Parlamento Europeo y el Gobierno de España en el Consejo”, ha explicado la eurodiputada del PSPV-PSOE Inmaculada Rodríguez-Piñero. 

Según la socialista, “por primera vez en la historia el puerto de Castelló y el aeropuerto del Altet pasa a ser red 'core' de los corredores ferroviarios de la Unión Europea. Eso garantizará para el presente y el futuro más inversiones europeas”.

 “Los nodos intermodales marítimo-terrestres y aéreo-terrestres son clave para el desarrollo de la nueva política industrial y logística de la Unión y para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, ha manifestado la eurodiputada socialista. 

Las directrices acordadas el pasado lunes constituyen el plan de la UE para construir una red de ferrocarriles, carreteras, vías navegables interiores y rutas marítimas de corta distancia conectadas a través de puertos y terminales en toda la Unión Europea. Los proyectos actuales de la RTE-T van desde Rail Baltica, que conectará Helsinki y Varsovia, hasta el túnel de base del Brennero, que unirá Austria e Italia, o la línea ferroviaria de alta velocidad Lisboa-Madrid.

El acuerdo reafirma el compromiso de la UE de completar los grandes proyectos de infraestructuras de transporte en la red principal de la RTE-T para finales de 2030 y en una red global para finales de 2050, centrándose en eliminar los cuellos de botella y los enlaces de transporte que faltan. Para acelerar el despliegue de los proyectos, los negociadores acordaron un plazo intermedio hasta 2040. 

Los eurodiputados aseguraron que se prestará más atención al transporte intermodal realizado principalmente por ferrocarril, vías navegables interiores o transporte marítimo de corta distancia. 

Esto se verá reforzado por la electrificación de los ferrocarriles en la red principal de la RTE-T, que circularán a velocidades de 160 km/h para el transporte de pasajeros y 100 km/h para el de mercancías, y cruzarán las fronteras interiores de la UE en menos de 25 minutos de media para finales de 2030. Además, los ferrocarriles de la UE tendrán que migrar al ancho de vía nominal estándar europeo (1.435 mm) y, para finales de 2040, pasar a un sistema único de gestión del tráfico.  

El texto acordado también recorta los proyectos de infraestructuras de transporte con Rusia y Bielorrusia y, en su lugar, refuerza los vínculos de transporte con Ucrania y Moldavia. Para mitigar el riesgo para la seguridad derivado de la participación de empresas no comunitarias en grandes proyectos de RTE-T, los Estados miembros informarán a la Comisión Europea de las medidas adoptadas para mitigar dicho riesgo, según el acuerdo.  

“Este acuerdo supone un gran paso adelante en nuestros objetivos. Con las nuevas normas de la red transeuropea de transporte, estamos creando las condiciones para un cambio hacia modos de transporte más ecológicos, al tiempo que estimulamos la movilidad de los europeos y la competitividad de nuestra economía”, tal y como destacaba el ponente, el eurodiputado francés Dominque Riquet.

Una vez concluidos los trabajos a nivel técnico, el Parlamento y el Consejo deberán aprobar formalmente el acuerdo antes de que pueda entrar en vigor.

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