Hijo
de una legendaria farmacéutica, Amelia Corbalán Belmonte, el
autor de este atrevido y valiente ensayo literario-científico, Juan Carlos López-Corbalán (Murcia, 1959), se doctoró en Medicina y Cirugía
en la Universidad de Murcia y más tarde con 'cum laude' en Farmacia por la Universidad de Granada, hasta opositar a
diplomado en Sanidad y ser el número 3 en pruebas selectivas
nacionales. Como profesional ha sido en Alicante Jefe del Servicio de Inspección Farmacéutica y Control de Drogas, dependiente de la Administración General del Estado, así como médico del oficial Centro Internacional de Vacunación.
Ahora es miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Y es la propia "Amazon" quien le ha editado y comercializa su libro "El Virus. (lo que no te contaron del Sars CoV 2)",
que prueba que estamos ante una nueva eminencia científica española
capaz de detectar, sintetizar, estructurar, clasificar, desvelar y saber
divulgar lo que nunca se quiso que supiera la opinión pública mundial.
Ya era autor de otros libros, entre ellos "Los crímenes de la cábala", alguno en colaboración con Pilar Vadillo Gamonal, su esposa y coautora.
Igual
que la murciana Dra. Albarracín, Juan Carlos López-Corbalán rinde, con
su talento y libertad de pensamiento científico, un gran servicio a la
Humanidad con este volumen desde la mayor honestidad profesional que le
permite repasar la virología mundial para hacer hincapié en la necesidad
de una política de prevención de epidemias/pandemias en lugar de dejar
en manos de la sociedad otra que pivote por contra sobre vacunaciones
continuas, no para conjurar el virus sino para controlar ya el
desarrollo de la enfermedad.
Trata
el autor de presentar, tras desentrañar, todo lo que hubo a partir de
noviembre de 2019 y no supimos, detrás de la aparición y propagación de
este nuevo virus respiratorio en una remota ciudad china que,
casualmente, albergaba un relevante laboratorio de pruebas biológicas
muy cerca de varios hoteles y de un mercado de animales vivos, y que
sirvieron para borrar el fallo de investigación en un edificio del
Gobierno, cargándoles el origen a uno y la propagación a los otros.
Toda
la obra no es sino la trazabilidad completa de la propagación de este
virus desde China, la tardanza en abordar su combate (ante el prolongado
silencio de 45 días sobre su existencia por el PPCh), los intentos
frustrados de virólogos de todo el mundo de encontrar una fórmula rápida
de doblegar la epidemia, el fracaso de novedosos fármacos y finalmente
la aparición de supuestas vacunas sin las preceptivas pruebas de
toxicidad a largo plazo que pudiesen evitar letales efectos secundarios
con resultado de muerte y que alertó enseguida sobre la inconveniencia
de las comercializadas por Astrazeneca y Moderna por los serios problemas cardiovasculares producidos en inoculados, generalmente jóvenes.
Libro
de obligada lectura para médicos, farmacéuticos y biólogos avanzados en
sus conocimientos, especialmente para aquellos menos humildes que,
desde la ignorancia de lo que tenían en presencia, se atrevieron de
forma temeraria a recomendar terapias de las que no tenían ni idea de
sus efectos sobre la salud de lo que luego han resultado ser miles de
muertos en todo el Mundo y bastantes en España por Covid 19, a
diferencia de países como Corea del Sur o Taiwan con un 90% menos de
letalidad por una respuesta eficaz adelantada.
Muy
crítico con la manera de tratar la pandemia por parte de las
autoridades sanitarias españolas, hasta el punto de recomendar el
concurso de los tribunales de justicia para depurar responsabilidades,
"tarde y muy mal", incluso ocultando información a los profesionales
sanitarios y al público cautivo, el autor no se arredra para señalar a
los responsables finales por su nombre de tan nefasta gestión, sean
políticos como el ministro de Sanidad o presuntos especialistas como el
que, a diario salía en los medios en el papel, de "sabio" nacional mayor
de la cuestión.
Un extracto del libro
"Han pasado casi 4 años desde el inicio de la Pandemia de
Coronavirus que puso de rodillas al mundo, causó pérdidas en la economía
mundial estimadas en 50 trillones de euros, afectó a 700 millones de
personas y dejó una cifra de muertos entre 7 y 25 millones, dependiendo
que fuentes tomes. Según el Johns Hopkins de Baltimore fueron
“solamente” 6,8 millones (...)
Este
libro no es para blandengues. Es hora del temor de Dios. O de que
empiecen a hablar los Jueces y magistrados. De sentar en el banco a
Koldo y Kompañía. Basta de manipulaciones, que lo fueron a todos los
niveles, incluidos los científicos deshonestos como Peter Daszak (el CEO
de Ecohealth Alliance, un biólogo como el Doctor Bacterio, de Francisco
Ibáñez; con el sesgo de haber hecho trabajitos para el PCCH durante los
últimos 15 años), el Dr. Gao (el jefe del CDC chino, que presuntamente,
retrasó la distribución de la información sobre el genoma más de 12
días, y que, una vez más, presuntamente, nunca colaboró en exceso con la
OMS).
La autoridades se dedicaron a perder el tiempo durante 45 días vitales (desde India
se vendió en esos meses toneladas de algodón y otras materias primas a
China y las fábricas chinas empezaron a hacer mascarillas a toda
velocidad; eso debería haber encendido alguna luz roja en las altas
esferas de nuestro Ministerio de Sanidad o en el Centro de Alertas y
Emergencias. Pero no, no lo vieron venir. La gestión de la pandemia en
España fue caótica.
Hubo países como Corea del Sur, Japón o Singapur
donde la pandemia hizo poco daño porque sus autoridades empezaron a
ponerse las pilas desde el minuto uno. En concreto en Corea del Sur, con
una población similar a la de España (50 millones de coreanos frente a
47 millones de españoles) la mortalidad fue 10 veces superior en España.
No por casualidad, sino porque sus autoridades habían aprendido la
lección del SARS con 1 de 2003 y tenían los protocolos sanitarios, la
decisión política de evitar una masacre y el sentido común de adoptar
medidas cautelares.
Otro tanto pasó con Taiwán (Formosa para los que
peinamos canas), donde sus autoridades INMEDIATAMENTE cerraron los
vuelos con China y la Pandemia llegó muy atenuada comparado con Italia o
España.
El servicio de Alertas y Emergencias español estaba dirigido por un menda feliz que sería incapaz de dirigir a un desfile de tullidos. Se sabia era un corona, despues de 12 dias en los que China se negó a proporcionar el genoma, hasta el 11 de Enero de 2020, pero lo tenían secuenciado desde el 27 de diciembre del 2019".
(*) Médico y farmacéutico
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