viernes, 2 de febrero de 2007

El arzobispo de Valencia también condena la especulación del suelo


El arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, aprovecha su carta semanal para calificar de “inmoral” el enriquecimiento a costa de la destrucción del entorno natural. El prelado, además, afirma que hay que poner freno “al afán de muchos por dominar el medio natural” y a la especulación con el suelo porque genera “fricciones y conflictos”.

“Nadie puede enriquecerse a costa de destruir el hábitat del ser humano”. Con esta contundencia el arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, rechaza, sin hacer una mención explícita, la especulación urbanística que algunas empresas y particulares han convertido en práctica habitual durante estos años tanto en la Comunitat Valenciana como en otras partes de España.

El prelado argumenta en su carta semanal titulada en esta ocasión El Papa habla de ecología que estos comportamientos contribuyen a generar “fricciones y conflictos” en la sociedad.

En pleno debate sobre el urbanismo en España y la Comunitat Valenciana, García-Gasco rechaza las actuaciones que destruyen el medio ambiente y las califica de “inmorales”.

Desarrollo
La carta, que recoge el contenido del Mensaje de la Paz de Benedicto XVI del pasado mes de enero, señala que la paz “es también fruto de un desarrollo verdaderamente humano, en el que nadie puede enriquecerse a costa de destruir el hábitat del ser humano y sus condiciones de vida”.

Para el arzobispo de Valencia, “un concepto inhumano de desarrollo industrial genera fricciones, conflictos y guerras porque no tiene inconveniente en admitir prácticas gravemente inmorales, como son la destrucción del ambiente, su uso impropio y egoísta, o el acaparamiento violento de los usos de la tierra”.

El documento aborda “la dimensión ecológica en la búsqueda de la paz”. Además, García-Gasco anima a reconocer “la ecología natural, humana y social” porque pone un “sólido freno al afán de muchos por dominar y manipular tanto el medio natural como la propia corporalidad humana, tratándolas como objetos de usar y tirar”.

A este respecto, el arzobispo de Valencia subraya en su carta pastoral que “una actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa”.

En la misma línea, el arzobispo recuerda que el crecimiento económico no puede olvidar el respeto al entorno. “El verdadero desarrollo atiende a todos los aspectos de la ecología porque cuida la dimensión moral y religiosa de las personas y los pueblos, y no se limita al aspecto técnico o económico”, recalca.

Agustín García-Gasco resalta además que cuando se proponen modelos de desarrollo que no tienen en cuenta al ser humano en su totalidad “se produce un crecimiento económico unilateral y, por tanto, se termina fomentando la capacidad destructiva del hombre”.

El prelado no olvida hacer una mención destacada al “problema cada día más grave del abastecimiento energético”, porque, considera que en él se evidencian los problemas que causa el abuso del medio ambiente.

Por todo ello, el arzobispo de Valencia apuesta por la necesidad de establecer entre personas y naciones unas relaciones “verdaderamente humanas”. Según García Gasco, esta será la única forma en la que “se podrá solucionar el problema de abastecimiento energético”.

Estas relaciones, señala el prelado, tienen que estar además basadas en el respeto “a la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales”.

Para finalizar su carta el arzobispo de Valencia anima a respetar “la dignidad humana en todas sus dimensiones: personal, comunitaria, cultural, económica, política y religiosa” porque “quienes se preocupan exclusivamente de uno de estos aspectos y se olvidan de los demás, nunca conseguirán avanzar en el establecimiento de la paz”.

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