lunes, 8 de diciembre de 2008

El cambio climático hará eterna la sequía en Alicante pese a los trasvases

ALICANTE.- La Provincia y la zona de Levante no se salvarán de la sequía en el próximo medio siglo, ni siquiera con la ayuda de los trasvases y las desaladoras.

Al menos así se desprende de un estudio que ha realizado el catedrático de Análisis Geográfico y experto en Clima de la Universidad Jaime I de Castellón, José Quereda, que revela que la cuenca del Segura podría alcanzar un déficit hídrico de 1.000 hectómetros cúbicos en el año 2050, incluso teniendo en cuenta las demandas para la cuenca del Segura de 1.456 hectómetros cúbicos que establece el Plan Hidrológico Nacional para 2020, según el diario murciano "La Opinión".

El informe destaca, asimismo, que la temperatura de la zona que abarca la cuenca del Segura aumentará aproximadamente un grado centígrado y que las precipitaciones escasearán aún más, reduciéndose en torno a un cinco por ciento.

Esta reducción de los recursos hídricos, que no tiene en cuenta las demandas de Almería ni el agua proveniente del Tajo-Segura (ya que se considera un recurso externo de la cuenca), implicaría una mayor severidad de la situación a medida que las condiciones climáticas se endurecieran, según apuntó el catedrático.

Así, el profesor Quereda, director del equipo científico que ha llevado a cabo el estudio, en el que también han participado los profesores E. Montón y J. Escrig del laboratorio de Climatología de la Universidad Juan Carlos I, ha destacado como una de las conclusiones del informe que "en el escenario 2011-2040 va a llover más en la cuenca del río Ebro y en la vertiente noreste de la Península Ibérica, mientras que en la del Segura se podría alcanzar un déficit hídrico de hasta 1.000 hectómetros cúbicos".

Por este motivo, avanzó que "en un escenario climático con un aumento térmico de tan sólo un grado centígrado y menos precipitaciones medias, los recursos hídricos disponibles sobre la cuenca del Segura quedarían en 389 hectómetros cúbicos".

Por su parte, José Alberto Comos, director de la Fundación Agua y Progreso (que también ha participado en el estudio), no quiso ser alarmista y afirmó que "no estamos ante un holocausto climatológico", sino que todavía queda tiempo para "prevenir y poner solución a los efectos del cambio climático".

En su opinión, la importancia del cambio climático obligará, tarde o temprano, a la interconexión de todas las cuencas mediterráneas, incluyendo las excedentarias y las deficitarias.

En este sentido, Comos y Quereda coincidieron en señalar que el trasvase del Ebro "será indispensable para mitigar los efectos del cambio climático" y apuntaron que "el sentido común hará que esta obra se haga más pronto que tarde".

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