El prelado dedica su carta de esta semana a la XLIII Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará mañana, y para la que el papa Benedicto XVI ha elegido el lema 'Si quieres promover la paz, protege la Creación'. Según monseñor Osoro, "respetar todo lo que ha sido creado y tal como ha sido creado tiene una importancia capital para una convivencia en paz de toda la humanidad".
Después de invitar a todos los fieles de la diócesis a leer el mensaje del Papa con motivo de la jornada, el Arzobispo plantea varias preguntas como si "¿hemos de callarnos ante los problemas del cambio climático, la desertificación, la falta de agua o el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas de la tierra o si es que esto no tiene nada que ver con el desarrollo integral del hombre".
Según el titular de la archidiócesis de Valencia, "el egoísmo del ser humano y también la necesidad de su desarrollo integral" provocan hoy "muchas amenazas para la paz", pero también hay peligros "cuyo origen está en el descuido, la insolidaridad, el abuso de la tierra, del agua, y de todos los bienes que Dios nos ha dado y que son también causas del deterioro de la paz".
Especialmente, el arzobispo de Valencia reflexiona en su carta, que titula 'La Iglesia oferta espacios para construir la paz', sobre la "reconciliación" y advierte de que la paz solamente puede alcanzarse "si se llega a una reconciliación interior que se genera con justicia y amor".
Según monseñor Osoro, "la gran tarea de la Iglesia, de todos los cristianos, es convertirse hoy en un espacio amplio de reconciliación". Por el contrario, "cuando el hombre no está reconciliado con Dios, entra en discordia también con la Creación", una situación que el prelado define como "tremenda" porque "el hombre que no está reconciliado con su prójimo, se hace injusto, falto de amor y por ello sin capacidad para generar paz".
Después de recordar cómo en la encíclica 'Caritas in veritate', el Papa defiende la "disponibilidad a ir más allá de lo necesario, a no ir haciendo cuentas, sino a ir más allá de lo que exigen las simples condiciones jurídicas", monseñor Osoro plantea en su carta que la humanidad "necesita una profunda renovación cultural", así como descubrir los "valores que constituyen el fundamento sólido sobre el que construir un futuro mejor para todos" para hacer una "revisión muy profunda del modelo de desarrollo".
Recordando cómo "Dios ha destinado la tierra y todo cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos", Osoro reconoce que "el ritmo actual de explotación pone en peligro la disponibilidad de algunos recursos naturales".
Por ello, el prelado urge a no mover la historia solamente por intereses políticos de partido o económicos, sino por un auténtico desarrollo de la persona humana, en la que hay clara conciencia de que todo lo que existe pertenece a Dios y se lo ha confiado a los hombres, pero no para un uso arbitrario y egoísta".
Más adelante, el prelado apremia a "redescubrir el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación", pues cuando se descuida se "pone en peligro la paz entre los hombres". Esta pérdida "está poniendo en peligro nuestra humanidad y la Creación entera, pues la degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana", dice.
Concluye su carta el arzobispo de Valencia señalando que "la verdadera ecología humana ayuda a la ecología ambiental" y, por ello, invita a seguir "ofertando espacios de reconciliación para la paz", una reconciliación que "debe nacer en el corazón de cada ser humano".
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