"La transformación del mármol y otros materiales, como el granito, se encuentra en una crisis gravísima. El desempleo aumenta y las industrias vinculadas, como la del transporte marítimo, flaquean", cuenta Marco Tonelli, uno de los dirigentes de la alcaldía de Carrara, la célebre ciudad de Toscana (centro), famosa por el magnífico mármol blanco que se extrae en sus proximidades.
Para Roberto D'Amico, dueño de un reconocido taller a las afueras de Carrara, abierto hace 45 años por su padre, la competencia está perjudicando la industria italiana.
"China, pero también India y Brasil, han invertido en el propio sector y pueden elaborar el mármol y el granito localmente en vez de enviarlo como antes a Carrara", asegura.
El glorioso pasado industrial de Carrara se está desmoronando: "Hace 20 o 30 años la transformación mundial se concentraba en Carrara. Hoy en día ya no es así", admite tras recalcar que tuvo que reducir el propio personal de 18 a 13 obreros en los últimos diez años.
La exportación de productos de mármol terminados en el 2009 cayó del 16% y la de granito del 27% con respecto al volumen de negocios del 2008, según las cifras de la confederación artesanal.
Los sindicatos calculan que unos 2.000 puestos de trabajo se perdieron desde que estalló la crisis.
Brasil, el mayor productor mundial de granito, tiene éxito gracias al desarrollo de su capacidad de elaborar el propio material, lo que le permite mantener precios competitivos y contener el costo de las exportaciones a Estados Unidos, ya que no pasa más por Italia.
"Tenemos que exportar nuestros conocimientos, nuestro estilo", sostiene D'Amico, que considera clave para el futuro de la industrial del mármol italiano valorizar la refinada capacidad de sus artesanos, su atención al detalle, su gusto y amor por el material, por sus vetas irregulares y de colores variados.
"Tallan y labran aún a mano", subraya, aún si se trata de un mero producto industrial.
Frente a la crisis, la salida de Italia es desarrollar la propia inventiva, sostiene Alberto Devoti, propietario de dos talleres, uno de transformación industrial y otro artístico.
"No me importa que los chinos me copien. Porque yo propongo siempre algo nuevo y así obligo a los otros a que me copien", sostiene Devoti, cuyas elegantes escaleras, tinas, pedestales y suelos en mármol estuvieron expuestos en la última edición del Salón del Mueblo de Milán.
Ordenadores, máquinas imponentes que tallan el mármol con chorros de agua a alta presión, rayos láser: la tecnología reina en los talleres de Carrara.
"Pero es el hombre que marca la diferencia", clama Devoti. Para lograr el terminado de una simple columna de mármol, dos personas emplearon dos semanas con escalpelo y lija, sin hablar del tiempo que se necesita para obtener una impecable chimenea de mármol blanco labrada al estilo antiguo.
La familia Devoti, tres hermanos e hijos, que revistió la mezquita de Omán, este año lanzó como novedad el mármol "ondulado", que se inspira en los cuadros del holandés Piet Mondrian.
"Es simple, lo logramos gracias al espesor del mármol, el cual reducimos. Lo que sobra lo reciclamos. Es que el mármol es como el cerdo, no se desperdicia nada", confiesa con tono divertido.
La creatividad italiana necesita también "el apoyo" del mundo político, al que le solicita promoción, invertir en la investigación y armonizar objetivos, según Devoti.
"Son pequeños, están divididos y tienen que unir esfuerzos porque no supieron administrar el haber perdido el casi monopolio que gozaban para la transformación del mármol y el granito ", reconoce Tonelli.
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