lunes, 31 de enero de 2011

Las cajas tienen difícil cobrar el 33% del crédito al ladrillo

MADRID.- España necesita un empujón de confianza en los mercados internacionales. El Gobierno y el Banco de España están convencidos de que lo lograrán una vez que desaparezca todo atisbo de duda sobre el sistema financiero español, especialmente sobre las cajas de ahorros. Para eso les obligaron a publicar con todo detalle cuál es su riesgo con promotores y constructores, y a cuánto pueden ascender sus pérdidas en el sector del ladrillo, según 'Público'. 

Hoy es el día límite que tienen para comunicar estos datos, aunque una parte importante de ellas (10 de 17, ver el gráfico adjunto) ya se ha retratado y ha demostrado que el sector tiene un problema muy serio con el ladrillo, aunque no de magnitudes tan exageradas como temen en el extranjero. En todo caso, ahora es más grave que lo anticipado en octubre pasado por el Banco de España con los datos del cierre de junio. Y la cuestión no es baladí porque con estas cifras el supervisor calculará definitivamente las necesidades de capital de las entidades financieras españolas, que provisionalmente ha situado en 20.000 millones de euros.
Según los datos de las diez cajas que ya han cumplido su obligación de transparencia, el 32,8% de los créditos concedidos a promotores y constructores está en riesgo, bien porque ya tienen cuotas sin pagar (calificados como dudosos) o bien porque es previsible que dejen de estar al día en breve (denominados subestándar). Eso supone que de los 111.305 millones que tenían concedidos a esas empresas al cierre del pasado ejercicio, corren riesgo de no recuperar 36.466 millones, aunque podrán hacerlo posteriormente cuando embarguen los activos inmobiliarios que tienen como garantías esos créditos.
Cuando el Banco de España cifró en 181.000 millones de euros los activos problemáticos de las entidades financieras españolas en el ladrillo el pasado octubre, la tasa de morosidad se situaba en el 24% (el 10,9% de dudosos y el 13,1% en subestándar). Esa cifra se sitúa ahora en el 32,8%, lo que muestra que se deterioraron sustancialmente los activos entre junio y diciembre. Parte de este empeoramiento se debe a que las entidades han optado por sanear sus balances y han decidido (con el empuje del supervisor) incluir como créditos subestándar muchas cuantías que podrían no llegar a ser morosas nunca.
Pero en esos 181.000 millones no se incluyen únicamente los créditos que no se han pagado o no se van a pagar, también constan los activos inmobiliarios que las entidades tienen en sus bodegas (adjudicados) y que proceden de embargos de deudas sin pagar o de compras que han realizado a los promotores para poder canjear sus créditos. Incluidas esas cuantías (18.015,9 millones en las diez cajas que ya han publicado los datos de cierre de año), el riesgo de las entidades españolas se situaba en diciembre en el 48,9% de los créditos, muy por encima del 40% de junio.
Banesto, que sorprendió al publicar una cifra de morosidad del 24% en el sector promotor, justificó que la cifra tan elevada se debe a que ya ha subrogado muchas de las viviendas que tenía financiadas a los promotores y por tanto lo que va quedando es lo de peor calidad. Anunció, por eso, que según vaya reduciendo su cartera con promotores, cada vez será más elevada la tasa de morosidad, hasta llegar incluso al 100%.
Sea cual sea la explicación, estas cifras son astronómicas y absolutamente impensables hace sólo un par de años, pero las entidades insisten en los informes que han enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en que tienen provisiones suficientes para hacer frente a los quebrantos que van a sufrir con el sector inmobiliario, y recuerdan, además, que la mayoría de esos créditos tienen garantías inmobiliarias detrás que en algún momento podrán convertir en dinero.
El problema es que en un corto periodo de tiempo se les ha llenado la trastienda de pisos y suelos, y ahora no saben cómo darles salida. Un alto cargo de una gran caja asegura que si lo venden todo de golpe provocarían el desplome de la economía española porque se derrumbarían los precios de la vivienda y, con ello, el patrimonio de los ciudadanos y su consumo. Este ejecutivo asegura que tanto los bancos como las cajas sólo han sacado a la venta los activos de peor calidad porque están esperando a que se recupere el sector inmobiliario para no vender a pérdidas.
La Caixa ya explicó esta semana que dejaba al margen de su nuevo banco a su filial inmobiliaria Servihabitat porque quiere aguantar a que esos activos se revaloricen y den dinero, aunque tarde 12 años en conseguirlo. Y eso que su tasa de mora es sólo del 18,5% (incluidos los subestándar).

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