ATTAC España observa con alegría y preocupación las revueltas y revoluciones democráticas y sociales que están produciéndose en el Magreb árabe y bereber. Nadie, hasta hace muy poco tiempo, pensaba que los países del norte de África serían capaces de rebelarse frente a sus dictaduras o que un proceso revolucionario se desencadenaría en zonas a las que el eurocentrismo miraba con cierto desdén y suficiencia.
Olvidábamos, o tal vez ignorábamos, que en Túnez y Egipto hace ya tiempo que numerosas huelgas obreras se estaban reprimiendo con sangre, que en ambos lugares, pero también en otros, numerosos presos políticos y de conciencia poblaban las prisiones, es decir que había una resistencia organizada, reprimida y, lo peor, ocultada por numerosos medios que ahora se apuntan a las revueltas y les dan soporte.
ATTAC Túnez y ATTAC Marruecos han tenido presos políticos en sus respectivos países, y de hecho en el momento de escribir este comunicado tememos por la suerte de varios hermanos marroquíes, por lo que debemos denunciar que las dictaduras del Magreb han sido sostenidas, armadas y apoyadas por la Unión Europea y los Estados Unidos, con la excusa de su colaboración en “la guerra contra el radicalismo islámico”. En este paquete incluimos a la Libia de El Gadhafi, desde hace al menos diez años aliado de Occidente.
Todos los países del Norte de África vivían regímenes autoritarios, de los que por ahora solo Túnez y en apariencia Egipto se han librado, y estos estados africanos han mantenido relaciones económicas privilegiadas con la U.E. y los EE.UU. Tales relaciones siguen siendo intensas en el caso del aprovisionamiento de hidrocarburos, pero también han recibido el dinero de los dictadores, sus familias y allegados, así como numerosos negocios recíprocos entre las oligarquías de ambos espacios.
Hay, pues, una gran hipocresía por parte de nuestros gobernantes, y la democracia solo ha llegado o llegará gracias al valor y la determinación de sus pueblos. Nada más ha influido en tales procesos, o en los que en Marruecos y Argelia se están iniciando.
Las revueltas y la revolución tunecina tienen un origen social al que no le es ajena la nueva burbuja que el capitalismo financiero internacional está explotando ahora: la burbuja alimentaria. La especulación y el acaparamiento de alimentos con fines especulativos han generado la firme respuesta popular, que se puede reproducir en más lugares del mundo, pues esta situación no ha hecho más que comenzar.
ATTAC España constata además con satisfacción cómo estos pueblos han exigido democracia. Las ciudadanas y los ciudadanos árabes han sido y están siendo capaces de exigirla y reclamarla en Libia, Argelia y Marruecos, constituyéndose en los portavoces exclusivos de un empoderamiento cívico y democrático.
ATTAC España constata además que estas protestas cívicas se extienden por numerosos puntos del mundo árabe, lo que denota también un gran fallo de las políticas occidentales hacia ellos al seguir apoyando a monarquías corruptas.
ATTAC afirma que todo esto es también una respuesta a las políticas neoliberales impuestas a los pueblos, y cuyo fin acabarán estos exigiendo en todo el mundo, junto con un reparto justo de las rentas, unas medidas fiscales justas, el desarrollo de los servicios públicos y el acceso universal a la educación, la salud, el agua y el crédito.
ATTAC entiende que todo esto es un estallido radicalmente democrático y por la justicia, que hay que apoyar y defender, y, consecuentes con ello, llama al seguimiento de la Jornada del 20 de Marzo de 2011, convocada por el Foro Social Mundial en defensa de los pueblos árabes y de todos los procesos de cambio y avance del mundo, puesto que la solidaridad se demuestra de forma activa.
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