domingo, 29 de mayo de 2011

#Wikiacampadas / Manuel Castells *

Y de repente el sonsonete hueco del discurso electorero se hizo insoportable. En medio de una crisis incesante, 21% de desempleo, 45% de paro juvenil, recortes de vida para muchos y pingües ganancias para pocos, impunidad para corruptos y privilegios para una casta de intocables políticos, el hartazgo se hizo red. Poco antes de las elecciones municipales del 22 de mayo, nolesvotes.org tenía 700.000 usuarios únicos, 154 blogs y 641.000 resultados en Google. En ese ambiente de indignación, germinaron las ideas del manifiesto de Democracia Real Ya, colectivo creado en Madrid que terminaba diciendo: "Es necesaria una Revolución Ética. Hemos puesto el dinero por encima del ser humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado… Por todo lo anterior, estoy indignado. Creo que puedo cambiarlo. Creo que puedo ayudar. Sé que unidos podemos. Sal con nosotros. Es tu derecho". 

Y el 15-M salieron, decenas de miles, en Madrid, Barcelona y muchas otras ciudades. Al final, en Madrid unos pocos pernoctaron en la Puerta del Sol, y al día siguiente otros en Barcelona en la plaza Catalunya. Hablaron, soñaron y tuitearon a sus redes de amigos. El día después eran cientos. Luego, miles. Cuando los desalojaron de la Puerta del Sol, vinieron muchos miles más. Tantos, que cuando la Junta Electoral y el Constitucional declararon ilegal "pedir un voto responsable" en la jornada de reflexión, la policía no pudo imponerlo. La dimensión de la acampada lo hacía inviable. Las acampadas proliferaron en España y se extendieron por el mundo. El día 25, tras las elecciones acogidas con total indiferencia en esta sociedad emergente, pese a que señalaban el desplome total del socialismo realmente inexistente, se registraban 706 acampadas en el mapa global (www.thetechnoant.info/campmap/). 

Siguen surgiendo conforme cada localidad añade su protesta reivindicativa, pacífica y festiva a las redes tejidas entre ciberespacio y espacio urbano. La atención mediática contribuyó a difundir un fenómeno que todos se apresuraban a etiquetar, pero que pocos políticos se atrevieron a condenar de momento. No se trataba de los sospechosos habituales. Proceden de todos los rincones, condiciones, edades y grupos sociales. Miren las fotos en Flickr (acampadabcn.org) para percibir la diversidad. Pronto quedó claro que no había líderes. Si alguno pretendía serlo, la acampada lo desautorizaba. Aun agradeciendo los servicios prestados a Democracia Real Ya, los acampados no aceptaron ninguna sigla. En Acampadabcn se decidió que cada persona se representaba a sí misma. 

Todo se elabora en comisiones temáticas y funcionales, múltiples y autónomas, coordinadadas por una intercomisión cuyos miembros rotan. Las decisiones que afectan a todos pasan por la asamblea al final del día. Se debaten propuestas, organización y táctica. Debates intensos, conducidos con respeto, creando una nueva dinámica gestual para evitar ruidosas expresiones (revolotean en el aire primaveral las manos que dan el sí o se cruzan hoscos los antebrazos de los noes). Prohibidas palabrotas. Desaconsejado botellón, rechazada droga, aunque el tema está en debate. Se controla todo atisbo de violencia: en los primeros diez días no hubo un solo incidente. La no violencia es un principio básico asumido por todos, puesto a prueba cuando las autoridades se han cansado de ser desautorizadas y la han emprendido a porrazos.

Pasadas las elecciones, el movimiento se extendió, concretó y profundizó. Se extendió por otras ciudades y se descentralizó por barrios, esbozando miniacampadas que podrían llegar hasta centros de trabajo. Se concretó con objetivos propios de cada acampada, y se decidió su organización y sus reivindicaciones. Y se profundizó mediante una atención creciente a la elaboración programática de objetivos. 

El día 25 AcampadaSol difundió un documento sintetizando las propuestas aprobadas por las asambleas desde el día 16: eliminar los privilegios de la clase política; medidas contra el desempleo, incluyendo el reparto de trabajo y el rechazo al aumento de la edad de jubilación mientras haya desempleo juvenil; derecho a la vivienda, incluida la expropiación del stock de viviendas no vendidas para ponerlas en el mercado en régimen de alquiler protegido; servicios públicos de calidad, incluyendo supresión de gastos inútiles de Administración, contratar personal sanitario y enseñante, transporte público barato y ecológico; control de los bancos, constituyendo una banca pública bajo control social con aquellas entidades que quiebren, devolviendo a las arcas públicas del capital público aportado; reforma fiscal, aumentando los impuestos a las grandes fortunas y los bancos, y controlando el fraude fiscal y los movimientos de capitales; libertades ciudadanas y democracia participativa, empezando por la abolición de la ley Sinde, que coarta la libertad en internet; proteger la libertad de información y el periodismo de investigación; modificar la ley electoral para acabar con la discriminación política, incluyendo la representación del voto nulo y blanco; independencia judicial; democracia interna en los partidos políticos; reducir el gasto militar.

Cito estos objetivos para resaltar lo concretos y razonables que son, aunque la utopía inmediata de una vida distinta también está presente en muchas mentes. Pero lo transformador es el proceso más que el producto. Es la elaboración en comisiones abiertas y la decisión en asamblea. Es una nueva política para salir de la crisis hacia un nuevo modo de vida construido colectivamente. Un proceso lento porque, como dice un cartel en Barcelona, "vamos lento porque vamos lejos". 

De modo que aquellos que minimizan las wikiacampadas no entienden todavía su profundidad. Podrán salir de las plazas, para volver periódicamente a ellas, pero no saldrán de las redes sociales y de las mentes de quienes participan. Ya no están solas y han perdido el miedo. Porque descubrieron nuevas formas de organización, participación y movilización que desbordan los cauces tradicionales de los que una parte de la sociedad, y la mayoría de los jóvenes, desconfían. Partidos e instituciones tendrán que aprender a vivir con esta sociedad civil emergente. Si no, se irán vaciando desde dentro conforme los ciudadanos vayan pasando de las wikiacampadas a esa democracia en red aún por descubrir en una práctica colectiva que tiene su raíz en cada persona.


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