MADRID.- Nerea Belmonte es una de esas personas que tienen el perfil de LinkedIn
 redactado en inglés. No necesita recurrir al traductor de Google para 
cuadrar su presentación. Hizo un programa de Erasmus en la Universidad 
de Essex (Reino Unido) en 2007, completó un máster en Leyes 
Internacionales en Derechos Humanos en la misma universidad inglesa en 
2013 y cursó un programa de intercambio internacional con la Universidad
 de Ottawa entre 2009 y 2010. Con ese bagaje, la lengua de Shakespeare 
no le es para nada ajena, revela El Confidencial.
Si no está haciendo 'un Cifuentes’, la concejala tránsfuga que ha entregado la alcaldía de Alicante
 al Partido Popular con su voto en blanco presenta un currículo 
académico que epata y que incluye, además, la licenciatura de Derecho 
por la Universidad de Granada y otros dos másteres: uno
 en Comunicación Corporativa por OBS Business School y otro en Formación
 del Profesorado por la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Su llegada a la política, sin embargo, está vinculada a la actividad que desarrolló como abogada de la plataforma Stop Desahucios,
 que la llevó a entrar en contacto con activistas del 15-M y otras 
plataformas de derechos sociales para formar parte del grupo fundador de
 Podemos en Alicante. 
La formación de la extensión alicantina podemista 
fue conflictiva desde el principio. Belmonte trató de asaltar la 
secretaría general local, pero fue derrotada por muy pocos votos en un 
proceso que posteriormente se reveló fraudulento y por el que fueron 
expulsados sus rivales bajo la acusación de haber inflado el censo y 
manipulado las votaciones.
Esta primera y tumultuosa experiencia orgánica no desalentó a Belmonte, 
que en 2015 concurrió a las elecciones municipales en una lista 
compartida con Esquerra Unida (EU) liderada por el que, a la postre, se ha
 convertido en el enemigo número uno de la concejala tránsfuga, Miguel Ángel Pavón, portavoz de EU en la anterior legislatura. La candidatura dio la campanada y obtuvo seis actas. Belmonte iba la sexta.
La inquina entre ambos comenzó a fraguarse cuando se supo que la edil, que había asumido el área de Acción Social y Vivienda
 tras una alambicada negociación con el PSOE (Gabriel Echávarri, alcalde
 ahora dimitido) y Compromís (Natxo Bellido), había adjudicado dos 
contratos menores de 7.260 euros y 4.000 euros a la empresa TechData,
 vinculada a personas que habían formado parte de su lista para tratar 
de liderar Podemos Alicante. 
Fueron las mismas personas que la invitaron
 y la acompañaron al desfile del diseñador de moda Iron Fiz en la Mercedes Benz Fashion Week de septiembre de 2015. El viaje conjunto a Madrid trascendió y elevó la presión política sobre la concejala.
No había pasado un año desde las elecciones y la abogada 
ya estaba en el punto de mira. Echávarri, entonces alcalde, pidió su 
cabeza y sus compañeros de coalición, con Pavón al frente, no dudaron en
 dejarla caer, aunque ella atribuyó esos contratos, que no eran 
ilegales, a su inexperiencia y desconocimiento del funcionamiento 
interno de la Administración local. "Si se considera que mi error 
estético es suficientemente grave como para que tenga que abandonar el 
proyecto, por el bien del proyecto, lo haré”, señaló entonces.
Una
 apestada para sus compañeros, invitada a abandonar el barco por todos 
los grupos, ella optó finalmente por el enroque denunciando una 
operación interna de IU por no seguir sus directrices. Se negó a 
entregar el acta y Echávarri le arrebató las competencias y el sueldo. 
El mismo salario que ahora ha exigido en la negociación con PSOE, Compromís y Guanyar para hacer alcaldesa a Eva Montesinos. 
Y de nuevo se ha topado con Pavón, al que incluso ha reclamado en las 
negociaciones que renuncie a sus competencias en Urbanismo si quiere su 
apoyo. "Hay que preguntar al señor Pavón por qué, aun a sabiendas de que
 era mi derecho restituir mi honor y mis derechos tanto económicos como 
políticos, no ha querido dar su brazo a torcer”, afirmó este jueves para
 justificarse.
La consecuencia de su desencuentro fue el voto en blanco que
 ha devuelto la alcaldía a un Partido Popular que todavía está 
digiriendo las causas por corrupción de sus anteriores representantes en
 el Ayuntamiento de Alicante.
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