MADRID.- Se llama Luis Barcala, es abogado de profesión y hasta hace un par de días era concejal portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Alicante. Estaba percibiendo un sueldo público de 50.624 euros brutos anuales y a partir de ahora, ya como alcalde, tendrá una retribución asignada de 64.704 euros. Son 14 pagas de unos 4.620 euros.
 Si se mantiene en el cargo hasta el final del mandato, podrá cobrarlo 
hasta julio del año que viene, un mes depués, aproximadamente, de los 
comicios municipales previstos para el 9 de junio, según http://www.sueldospublicos.com.
 El protagonista de la semana debería ser Barcala, que estrena cargo y 
el PP recupera un feudo que obtuvo en 1995 y que conservó sin fisuras 
hasta 2015. No en vano, la atención mediática se centró en una concejal 
no adscrita, Nerea Belmonte. Con todo, lo que ha pasado
 en Alicante es un clásico de la política española. Venderse o comprar 
al alguien con un sueldo público y doblegar voluntades por un puñado de 
dólares, como la famosa película. Por un plato de lentejas, para los más
 castizos.
 La corporación municipal en la ciudad está formada por 29 
concejales. Son ocho del PP, que ganó por mayoría simple en 2015, pero 
no pudo formar gobierno: seis del PSPV-PSOE, cinco de Guanyar Alacant 
(en la órbita de Podemos), cinco de Ciudadanos y tres de Compromís. 
Además, hay dos en el grupo de los no adscritos. Un concejal, que estaba
 en Ciudadanos y la mencionada Nerea Belmonte, que estaba en Guanyar 
Alacant.
 Hacemos memoria. Esta semana se ha votado al nuevo alcalde porque el anterior, Gabriel Echávarri,
 del PSPV-PSOE, dimitió el pasado 9 de abril tras las presiones de la 
oposición, de su propio partido y de sus socios de gobierno, Compromís, 
por un asunto de presunto delito administrativo relacionados con el 
fraccionamiento de contratos. 
La idea de los socialistas era conservar 
la la alcaldía poniendo al frente del consistorio a Eva Montesionos,
 también socialista. Pero todo ha saltado por los aires. Con calculadora
 en mano, el voto en blanco de Belmonte y el nulo del concejal no 
adscrito que estaba en Ciudadanos, Fernando Sepulcre
 -se votó a sí mismo- dejó las aspiraciones de Montesinos en el aire y 
la fuerza más votada hace casi tres años, el PP, recuperó la vara de 
mando.
 ¿Qué ha pasado para que Belmonte fuera apartada
 de su grupo y se haya 'vengado' de su anterior compañero de filas y 
líder de Guanyar Alcante, Miguel Ángel Pavón? Ella lo 
tiene claro sobre su postura y le echa la culpa a su antiguo compañero: 
“era mi derecho restituirme en mi honor y en mis derechos políticos y 
económicos, no ha querido dar su brazo a torcer, ha preferido no 
respetar mi dignidad y mi honor y que se produjese esa situación”. 
Sus 
“derechos económicos” es el sueldo público que dejó de cobrar. 
 En 2016, Belmonte se aferró a su acta de concejal a pesar de que 
Podemos contrastó que dio contratos a compañeros de su candidatura. 
Exactamente, había adjudicado dos de carácter menor: uno de 7.260 euros y otro de 4.000 euros
 a la empresa TechData. Esta firma estaba vinculada con personas que 
habían formado parte de su lista para intentar liderar Podemos Alicante.
  
 Estas mismas personas son las que le invitaron y 
acompañaron al desfile del diseñador de moda Iron Fiz en la Mercedes 
Benz Fashion Week de septiembre de 2015 en Madrid. Los detalles del 
viaje salieron en los medios de comunicación y la presión sobre Belmonte
 se hizo insostenible. 
Su grupo municipal decidió apartarla
 de sus funciones, dejó de llevar el Área de Acción Social y Vivienda y 
se quedó sin sueldo público. La diferencia es evidente. Así, Belmonte 
pasó de cobrar 3.375 euros brutos al mes (47.249 euros anuales como 
concejal con cartera) a 195 euros por cada asistencia a los plenos, según los datos publicados en el acta del pleno municipal de 29 de octubre de 2015.
Licenciada y con máster
En la página web del Ayuntamiento de Alicante leemos que Belmonte es licenciada en Derecho por la Universidad de Granada. Ha cursado estudios en las Universidades de Essex en Reino Unido y Ottawa, en Canadá. Además, tiene un máster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos
 con especialidad en relaciones económicas por la Universidad de Essex. 
También posee un diploma de Especialización Profesional Universitario en
 Infracciones Urbanísticas por la Universidad de Valencia.
 Belmonte es abogada, especializada en derechos sociales y derecho de 
consumo bancario. Ha ejercido la abogacía defendiendo los intereses de 
la Plataforma Stop Desahucios Alicante, de la Asociación de Consumidores Adicae y también ha trabajado en el bufete Martínez-Martínez Abogados & Asociados.
 Es coautora del libro “España y la implementación de los Principios 
Rectores de las Naciones Unidas sobre empresas y derechos humanos: 
oportunidades y desafíos”. Ha hecho prácticas en la Oficina del Alto 
Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas en Camboya y en
 la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Essex.

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