La
gran lucha política mundial en 2020 está protagonizada por el
enfrentamiento ideológico del nacionalismo contra el globalismo.
Ambos sistemas tienen sus ventajas y sus inconvenientes, pero los
dos pueden ser malos si se llevan a su máximo extremo. El
nacionalismo puede conducir a una dictadura nacional, pero el
globalismo puede conducir a una dictadura mundial, que es peor
todavía.
El nacionalismo es el sentimiento fervoroso de pertenencia a una
nación y de identificación con su realidad y con su historia,
mientras que el globalismo es una ideología que defiende los
intereses globales por encima de los nacionales.
El movimiento antiglobalización acusa al actual proceso de
globalización de beneficiar a las grandes multinacionales y a
los países más ricos, acentuando la precarización del
trabajo, y consolidando un modelo de desarrollo económico
injusto e insostenible. También lo acusa de socavar la
capacidad democrática de los Estados, entre otros aspectos
negativos.
Según los patriotas, se supone que el globalismo tiene por
objetivo la ideología de género, la destrucción de la familia, las
fronteras abiertas, la destrucción de la soberanía nacional, la
destrucción de la identidad cultural y la destrucción de la
espiritualidad, mientras que el nacionalismo tiene por
objetivo la soberanía nacional, el orgullo patriota, la migración
positiva y controlada, la protección de los recursos naturales, la
protección y el fomento de la familia, el desarrollo de la identidad
cultural y el desarrollo de una sana espiritualidad.
EL CASO DE TRUMP
‘Globalismo’ es un término que aparece con frecuencia en
los discursos y en las críticas de autoridades como el presidente
Trump, pero significa cosas diferentes para distintas personas. La
expresión más llamativa del nacionalismo ha sido el Brexit,
y el líder mundial más conocido del nacionalismo es el presidente
Trump, pero hay muchos países con gobiernos nacionalistas que
no suenan tanto como la patria de los gringos.
El presidente Trump representa para sus partidarios la lucha del bien
contra el mal, del patriotismo contra el globalismo satánico. La de
Donald Trump ya no es una lucha ideológica entre demócratas y
republicanos. Lo que está en juego es una lucha entre el bien y el
mal, entre el patriotismo identitario y el globalismo satánico, pero
yo personalmente no lo veo tan claro como sus
partidarios y trato de mantenerme en una posición de neutralidad, en
espera de acontecimientos. Por sus obras los conoceréis.
MARXISMO CULTURAL
Se supone que la derecha defiende el nacionalismo y la izquierda
defiende el globalismo, pero esto no está del todo claro, porque
también las grandes corporaciones multinacionales defienden el
globalismo. La globalización económica pasó a ser controlada por
el marxismo cultural de Gramsci, pero también existen
derechas globalistas e izquierdas nacionalistas. Por lo tanto no
todos los gatos son pardos, y hay una mezcla variopinta de churras y
merinas.
La que ha triunfado dentro del globalismo es la izquierda
marxista, que ha pasado de ser materialista a seguir el marxismo
cultural ideado por Antonio Gramsci. Esa ideología ha
disuelto grandes paradigmas como nacionalismo, religión, familia,
etc. Todo ello ha sido arrumbado por esa pseudo élite global, que
oculta con su aparente pluralidad una esencial coincidencia de
valores alternativos, ajenos a la tradición histórica. Un
pensamiento influido por otro italiano esotérico llamado Julius
Evola.
El marxismo cultural se refiere a una forma de marxismo que,
adaptado de términos económicos a términos culturales por la
Escuela de Fráncfort, se habría infiltrado en las
sociedades occidentales con el objetivo final de destruir las
instituciones y los valores tradicionales de estas,
mediante la implantación de una sociedad global,
igualitaria y multicultural, sin alma.
IZQUIERDA-DERECHA
La izquierda y la derecha tradicionales han dejado de ser las líneas
sobre las cuales giraba la política en Occidente, mientras se ha
formado un nuevo orden político: nacionalistas contra
globalistas. Sería un grave error de juicio
sucumbir al simplismo de la dicotomía de izquierda contra derecha de
hace 230 años, cuando lo que el caos mundial refleja es una batalla
entre globalistas de capa caída, y nacionalistas en ascenso.
Esta línea entre patriotas y goblalistas no se define como izquierda
y derecha ciertamente, sino entre los que sienten que la nación,
con sus tradiciones, costumbres y cultura, es la
base de toda convivencia natural, y los que quieren hacer desaparecer
el concepto de nación y crear una masa de consumidores sin
otro valor y tradición que las fuerzas del mercado.
Por otro lado el separatismo regional nacionalista forma parte del
globalismo, cuyo objetivo es desintegrar a los países
existentes en pequeñas naciones impotentes como hicieron
en Yugoslavia para debilitarlos y dominarlos con mayor
facilidad. Divide y vencerás.
También se supone que la facción aria defiende el
nacionalismo, mientras que la facción reptil illuminati
defiende el globalismo, pero ambas facciones son oscuras en el
fondo, aunque la reptil es más oscura todavía. Ninguna de las dos
opciones representa una sociedad holográfica como la que existe en
otras civilizaciones avanzadas.
INDIVIDUALISMO
Yo desconfío de ambas opciones porque quieren someter al individuo
en lugar de liberarlo. Por eso me defino como individualista por
encima de todo, sin olvidar nunca la solidaridad con los demás
seres sintientes humanos y animales.
Una persona puede servir mejor a la sociedad en la que vive si se
respeta su idiosincrasia personal para poder trabajar en libertad, y
hacer creaciones maravillosas que hagan avanzar a la humanidad. No
olvidemos que los grandes aportes culturales y científicos siempre
proceden de individuos libres y soberanos que han tenido
libertad para trabajar, crear e investigar.
Del mismo modo un país soberano puede hacer mayores aportes a la
humanidad si se respeta su idiosincrasia cultural y se le deja
libertad para vivir su propio estilo de vida. Todos los países
tienen sus valores propios, y por lo tanto son joyas preciosas que se
deben conservar por el bien del planeta, porque todos son patrimonio
de la humanidad, y todos podemos aprender de todos.
POSTURA PERSONAL
Si tengo que elegir un mal menor prefiero un nacionalismo moderado,
pero consciente de los excesos históricos que puede producir tal
ideología. Lo normal es que cada uno ame a la patria en la que ha
nacido, y que prefiera ser gobernado por sus compatriotas, y no por
individuos extranjeros desde Bruselas o desde la ONU, que no conocen
sus problemas locales ni su idiosincrasia cultural.
El mundo se dirige hacia la defensa de la identidad de cada país,
porque estamos cansados de que nos gobiernen desde otros países, lo
cual lo considero muy positivo, pero hay que tener cuidado con el
nacionalismo extremo, porque puede conducir al fanatismo, al
aislamiento y a la ruina.
A mi juicio, hay que buscar la unidad de la humanidad desde la
libertad de cada pueblo, y con el máximo respeto a la
identidad de cada cultura. Es decir, unidad desde la diversidad y
no desde la uniformidad. No es fácil lograr este equilibrio tan
delicado, pero no queda otra solución si queremos arreglar el mundo.
Pero el mundo no se arreglará mientras no quiten del poder a los
seres malignos que están metiendo cizaña constantemente para que
nos destruyamos unos a otros. Vivimos en un mundo en crisis, que se
desmorona ante nuestros ojos, pero el problema es que el viejo
orden no acaba de morir y el nuevo no termina
de nacer.
El primer contacto público con visitantes de las estrellas traerá
el conocimiento para crear una sociedad galáctica basada en
un sistema social holográfico y esférico, y no en sistemas
piramidales como los que tenemos ahora, donde sólo mandan los de
arriba y obedecen los de abajo.
También estoy convencido de que el reinicio financiero mundial que
todos esperamos tiene muchos aportes culturales y científicos que
son propios de una sociedad galáctica avanzada, porque la Alianza
para la Tierra no sólo es terrestre.
LA NOTICIA DEL DÍA
EEUU mata en Bagdad al general más poderoso de Irán.- Estados
Unidos mató hoy viernes al general más importante de Irán, y
arquitecto de las guerras de Teherán en Oriente Medio, en un ataque
aéreo sobre el aeropuerto de Bagdad, una operación que amenaza con
elevar drásticamente las tensiones en la región.
El ataque contra el general Qassem Soleimani, jefe de la
Fuerza Quds de Irán, en el aeropuerto internacional de la capital de
Irak, podría generar una fuerte represalia iraní contra
intereses estadounidenses en la región, y crecer drásticamente
hasta convertirse en un conflicto mucho más amplio entre Washington
y Teherán, lo que pondría en peligro a las tropas de Estados Unidos
en Irak, Siria y otros países.
Soleimani “estaba desarrollando activamente planes para
atacar a diplomáticos y militares estadounidenses en Irak y en toda
la región”, señaló el Departamento de Defensa
estadounidense, que también acusó al general de aprobar los ataques
contra la Embajada en Bagdad el martes.
El presidente Trump dijo el viernes que el general iraní
planeaba matar a estadounidenses y también lo acusó de aprobar los
ataques contra la embajada en Bagdad el martes. El mensaje enviado
por el presidente Trump se puede traducir en esta frase: “Quiten
las manos de otros países, quédense en casa, y ocúpense de sus
propios asuntos.”
Por su parte, el líder supremo de Irán, el ayatollah Alí
Khamenei, amenazó a Estados Unidos con una dura venganza
por la muerte del general.
Estados Unidos enviará tres mil soldados más a
Oriente Medio tras el ataque ordenado por el presidente Trump. Las
tropas, que pertenecen a la 82ª División Aerotransportada,
tenían órdenes de preparación para el despliegue.
Wall Street abrió este viernes con pérdidas en sus
indicadores y el Dow Jones de Industriales llegó a caer en un
momento cerca de 300 puntos, algo no visto en tres meses, en
reacción al ataque estadounidense que mató al general iraní en
Irak.
El selectivo bursátil español cerró el viernes con sesgo bajista,
en sintonía con las plazas mundiales, tras acrecentarse la tensión
entre Estados Unidos e Irán.
A la espera de posible represalias que Irán prometió
ejecutar, la embajada estadounidense en Bagdad instó a todos sus
ciudadanos a abandonar Irak de inmediato, la mayoría
trabajadores de multinacionales petroleras en la ciudad de Basora.
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