Un profesor de universidad formado en Suiza y con un postgrado en Harvard que enseñaba gestión industrial en la universidad de Lausana y que sin ser un cargo electo, ni figurar en las listas de los hombres más ricos del mundo, goza de una influencia global sin parangón.
Poco después de estudiar en EEUU, Schwab creó el Simposio Europeo de Management en 1971 al que acudieron directivos de 450 empresas europeas con el fin de conocer las estrategias de gestión empresarial implantadas en Norteamérica.
Un encuentro cuyo campo de acción se limitaba al business pero que, con el paso del tiempo, fue adquiriendo tintes cada vez más políticos. Especialmente desde 1987, cuando cambió su nombre a World Economic Forum y dotó al encuentro de la forma jurídica de una fundación.
Con la misión de "comprometer a líderes políticos, de negocios, culturales y de otros ámbitos a dar forma a las agendas globales, regionales e industriales", el Foro de Davos, que se encuentra filiado en el registro mercantil del cantón suizo de Ginebra como una fundación, ha sido criticado por partidos políticos y organizaciones a izquierda y derecha del espectro político.
Algunas, como el Instituto Transnacional de los Países Bajos, aseguran que Davos es "un golpe de estado global silencioso". Acusaciones que basan en polémicos informes -elaborados en el propio Foro Económico Mundial- como el que sostiene que los gobiernos "ya no son los actores dominantes en la escena mundial" y que "ha llegado la hora de un nuevo paradigma internacional de gobernanza accionarial" que mezcle lo público con lo privado.
Davos cuenta el funcionamiento hermético de un negocio familiar. Una primitiva forma de gestión que el propio Shwab utiliza para la fundación que da forma jurídica a este influyente encuentro.
Su mujer, Hilde, le acompaña desde los primeros pasos y actualmente ocupa el cargo de presidenta de la Fundación el Emprendimiento Social de la familia. Su hija, Nicole, ha trabajado en organizaciones juveniles y de género vinculadas a Davos, además de para el Ministerio de Sanidad de Bolivia durante el gobierno del general Hugo Banzer. Finalmente, su hijo, Olivier, es actualmente director ejecutivo del Foro.
Davos es siempre objeto de polémica. Este año no ha sido una excepción y la controversia ha llegado de la mano del veterano Henry Kissinger (amigo personal de Schwab que ha abogado por la idea de que Ucrania ceda parte de su territorio a Rusia para lograr la paz, en una edición en la que han participado tanto el presidente Zelensky como el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
Aun así, el postulado más célebre de Davos fue su predicción en la "agenda global" que dice a los ciudadanos de a pie que en el año 2030 "no serás dueño de nada y serás feliz".
En términos mercantiles, el Foro de Davos es una organización sin ánimo de lucro pero Schwab obtiene inmensos réditos económicos del mismo y ha sido acusado reiteradamente de falta de transparencia contable.
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