Una advertencia sobre el posible desarrollo de armas biológicas que apunten directamente al ADN de las víctimas surgió recientemente en el Foro de Seguridad de Aspen, organizado anualmente en Colorado, EE. UU., y donde se tratan temas de seguridad nacional y política exterior.
La primera parada para llegar a tal fin sería la obtención de datos a través de populares empresas estadounidenses que ofrecen a los clientes toda la información sobre su ADN con solo enviar una muestra de saliva por correo.
«De hecho, puedes tomar el ADN de alguien, su perfil médico y apuntar a un arma biológica que matará a esa persona o la sacará del campo de batalla», detalló Jason Crown, miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Contrario a lo que se pueda pensar, el representante pertenece al Partido Demócrata. De manera que la seguridad nacional de EE. UU. en torno a armas biológicas dejó de ser un asunto partidista al llamar la atención de voceros del partido del presidente Joe Biden.
Y es que el tema de la manipulación de ADN ya ha sido denunciado en el pasado. Tal como aseguró a finales de 2020 Gordon Chang, autor del libro The Coming Collapse of China, Xi Jinping estaría comprando empresas y subsidiando análisis de ADN, sin contar su participación en la creación de vacunas.
El llamado del congresista a los ciudadanos estadounidenses es a ser más cuidadosos al entregar información tan personal.
Armas contra humanos y cultivos
Crown, miembro del Comité de Inteligencia, mencionó en su discurso a 23andMe, empresa de genómica personal y biotecnología con sede en California, EE. UU., lo que podría pasar si alguien envía una muestra de su saliva.
“Su ADN ahora sería propiedad de una empresa privada. Se puede vender con muy poca protección de la propiedad intelectual o de la privacidad y no tenemos regímenes legales ni reglamentarios para lidiar con eso”.
Es decir, no solo estaría fallando el propio sistema judicial del país, sino que las propias empresas como 23andMe han asegurado que resguardan la información de las personas. Sin embargo, los han cedido tras pedidos policiales, apuntó Daily Mail al replicar el discurso del congresista.
En este sentido, la senadora Joni Ernst hizo énfasis en lo que significarían tales datos en las manos equivocadas, ya que armas biológicas también podrían usarse para atacar animales que sirven de alimento a sociedades enteras.
«Hay varias formas en que podemos ver las armas biológicas y la necesidad de asegurarnos no solo de que estamos protegiendo a los seres humanos, sino también de los alimentos que nos sustentarán», dijo en su intervención.
Un tema en boga a raíz de la guerra en Ucrania es cómo se ha visto interrumpida la exportación de granos desde ese país —considerado «la despensa del mundo»— debido al robo y bloqueo de Rusia. Lo que esto anticipa para varias naciones africanas es una inminente hambruna, mientras que en Europa posiblemente aumenten las tensiones sociales y políticas.
Si sumado a esa situación surgiera un ataque con armas biológicas que afecte animales o cultivos en EE. UU., la catástrofe global sería aún mayor.
Otras armas tecnológicas
Hasta ahora, no se han encontrado pruebas de ataques con armas biológicas que afecten el ADN de humanos, animales o cultivos. Pero en las últimas décadas ha habido indicios de avances que rayan en la ficción, provenientes de los principales enemigos de EE. UU.
En octubre del año 2020 trascendió cómo China estaría modificando genéticamente a sus militares para hacerlos más poderosos, no bastándole con superar los dos millones de soldados o de aumentar su presupuesto bélico de 224.000 millones de dólares en 2019 a 250.000 millones de dólares en 2022, según el ranking de Global Firepower.
El «síndrome de La Habana» es otro raro padecimiento entre diplomáticos que en el pasado viajaron a Rusia, China, Cuba y algunos casos reportados cerca de la Casa Blanca.
La CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono decidieron investigar el tema, pero los hallazgos parecen ser casi nulos, además de algunos estudios que indican que podría estar causado por una especie de energía de radiofrecuencia dirigida.
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