MADRID.- El 22 de julio pasado la insostenible situación de la Caja Mediterráneo (CAM) obligó al Banco de España a intervenirla y a despedir a sus gestores. Eso es lo que quedó de la que en su momento fue la cuarta Caja de España, según publica hoy 'Mercado Continuo'.
Todo esto fue producto de la “alocada” apuesta por el ladrillo y de una ahora comprobada connivencia con el poder político en la Comunidad de Valencia, lo que llevó el panorama a futuro de la Caja a un punto sin retorno.
Pero al parecer los problemas vienen desde mucho tiempo atrás. Ya en el año 2.009, la filial inmobiliaria de la CAM se encontraba en una clara situación de quiebra técnica.
Según los datos del Registro Mercantil del año 2.009, los últimos disponibles, el patrimonio neto de la empresa constructora propiedad de la CAM era una cifra negativa de 154 millones de euros, cuando doce meses atrás había sido de 55 millones positivos, es decir una diferencia de casi 200 millones de la moneda común. El capital se mantenía fijo en los números del capital escriturado, es decir 60,5 millones de euros.
Durante ese ejercicio también se fueron a las nubes la deuda con las empresas del grupo y asociadas, pasando de 650 millones a 1.665 millones, con una subida de más del 150%. Esto hizo que a fines del año el total de pasivos corrientes ascendiera a 1.675 millones de euros.
La inmobiliaria de la CAM sobrellevó la insolvencia con constantes inyecciones de capital que recibía de su matriz, la CAM.
Así es que el socio de KPMG Miguel Ángel Paredes firma el informe de auditoría del 31 de julio del año pasado afirmando textualmente que “la sociedad (Tenedora de Inversiones y Participaciones) ha formalizado el 30 de junio de 2010 un préstamo participativo con su socio mayoritario (la CAM) por importe de 173 millones de euros para restablecer su equilibrio patrimonial”.
Como si todo esto fuese poco, el formidable proyecto urbanístico en México conocido como Cabo Cortés, en el la CAM invirtió 230 millones de dólares, quedó paralizado por completo, de acuerdo a lo que informó en las últimas horas la cadena SER.
Este complejo turístico que iba a tener el tamaño de Cancún en la zona de Baja California, está por ahora detenido y entra en los pasivos no rentables de la Caja, lo que dificulta todavía más su intrincado presente.
El responsable del proyecto en México, Jesús Guilabert, reconoce que harían falta desembolsar hasta 800 millones de dólares, pero no hay ninguna certeza de que este megaproyecto pueda llegar a buen término.
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