sábado, 28 de noviembre de 2020

Volviendo a la Naturaleza / Guillermo Herrera *

 


Es mi sueño dorado y el de muchas personas sensatas. Volver a nuestro origen rural. La humanidad lleva millones de años viviendo en pequeñas comunidades campesinas, pero la revolución industrial obligó a los trabajadores a emigrar a grandes ciudades monstruosas y desequilibradas con todo tipo de vicios y neurosis, porque es antinatural vivir en moles de cemento armado.

Como decía la canción del ‘probe’ Miguel “Me dicen, me dicen que Miguelito, entre nosotros se encuentra muy extraño. El dice que es feliz en la montaña, que se está convirtiendo en ermitaño. No sé qué le pasa al ‘probe’ Miguel que hace mucho tiempo que no sale.”

La demanda para encontrar alojamiento en zonas rurales es una tendencia al alza en España desde que el 14 de marzo se decretaron las primeras medidas que condujeron al confinamiento de la población. La búsqueda de fincas rústicas ha aumentado un 46% desde enero, hasta el extremo de que se han triplicado las solicitudes.

Mi casa está donde haya ‘wifi’” dicen los teletrabajadores. El éxodo de la ciudad al campo es ya un hecho, gracias a la implantación del teletrabajo. El encierro provocado por el bicho funcionó como una catarsis para decenas de ciudadanos que han decidido cambiar de vida, o como una pesadilla que muchos no quieren volver a repetir encerrados en pisos de cincuenta metros cuadrados. Casi nueve mil madrileños se han trasladado a vivir al campo.

VENTAJAS DEL CAMBIO

Alejarse de la contaminación, mitigar el estrés y el desorbitado precio de los alquileres eran ya razones de peso que muchos esgrimen para mudarse al campo. A esos motivos se unen ahora el miedo al supuesto bicho, el teletrabajo, la incierta situación económica y la inminente crisis. Es decir, que la crisis sanitaria ha precipitado la decisión de muchas personas de marcharse a vivir al campo.

Para un buen número de habitantes metropolitanos llamados ‘urbanitas’, la supuesta crisis sanitaria ha sido un motivo que les invitaba a huir del asfalto. Muchas familias se han visto obligadas a cumplir el confinamiento en pisos pequeños, sin una terraza para airearse, sin espacio suficiente para compaginar el teletrabajo con la escuela, y sin una zona de juego para los niños.

Los jóvenes son precisamente el segmento demográfico más interesado en la revitalización de las zonas rurales. Cada vez hay más ciudadanos de entre 25 y 40 años que se mudan al campo, en gran parte movidos por razones económicas. Los bajos salarios de los trabajadores con menos experiencia y la incapacidad de desarrollar un proyecto de vida con un mínimo desahogo económico justifican esta tendencia.

Más del 85% de los españoles viven en menos del 20% de su maravilloso territorio, y la población rural ha caído un 10% desde el año 2000, según las estadísticas. Esto se debe a la precariedad y a la falta de recursos en las zonas rurales. Ahora tenemos la oportunidad de volver a rellenar la España vacía y abandonada.

Lo bueno de volver ahora al campo es que ya no es como antes, en tiempos de la mula y el arado, porque hay mucha tecnología y comunicaciones para hacer la vida más cómoda, pero siguen habiendo déficits en telecomunicaciones, precariedad en servicios educativos y sanitarios, y falta de alicientes culturales y de ocio en determinadas zonas. Esto se entiende en el caso de los jóvenes que van en busca de emociones y espectáculos en la gran ciudad, pero las personas maduras sólo buscamos tranquilidad.

NOSTALGIA DEL PARAÍSO PERDIDO

Despertarse con el canto del gallo o de los pájaros, en lugar de con el desagradable pitido de un despertador electrónico. Oler el aroma de la hierba fresca, pisar descalzos hermosos prados, beber agua fresca de la montaña sin cloro, respirar sin mascarilla el aire de la montaña cargado de ozono saludable, en lugar del aire contaminado de la ciudad. Sólo con respirar el aire de montaña se me despeja la mente y se me quitan todas las alergias sin necesidad de tomar ningún fármaco. No busco grandes posesiones, sino respirar el aire puro de la montaña donde se curan hasta los jamones, y encontrar la Verdad del silencio.

Sólo el sonido del silencio puede llenar el alma y alejar todos los malos rollos de nuestra cabeza. Pero hay que tener cuidado de no llevarnos al campo nuestras pesadillas y conectarse con la armonía del entorno natural, respetarlo y amarlo sobre todo. Hay que amar al Creador más que a la creación, pero es que la creación está impregnada de la música de las esferas del Creador. Me emociono al escribirlo pero no puedo evitarlo.

El patriarca Lot no quería que sus hijas entraran en una ciudad para que no se pervirtieran, porque encontró su espiritualidad en el desierto. Todos los maestros espirituales y seres realizados que han existido en el mundo han buscado siempre su espiritualidad en contacto con la naturaleza y en lugares aislados, porque no hay otro modo de hacerlo.

Yo añoro las montañas del Himalaya, igual que añoro las montañas de mi Sierra Nevada que tengo más cerca. Cada vez que miro sus bellos paisajes de montaña se me expande el corazón y casi me dan ganas de llorar de felicidad. Allí es donde siento a gritos la presencia de Dios.

SAN JUAN DE LA CRUZ

Como dijo San Juan de la Cruz, de los paisajes naturales “al yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de su hermosura.” Yo sueño con ello todos los días. No puedo leer a Juan de la Cruz sin emocionarme. Esto es un extracto de su famoso Cántico Espiritual”:

Buscando mis amores

iré por esos montes y riberas;

no cogeré las flores,

ni temeré a las fieras,

y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh bosques y espesuras

plantadas por la mano del Amado!,

¡Oh prado de verduras

de flores esmaltado!,

decid si por vosotros ha pasado.

Mil gracias derramando

pasó por estos sotos con presura;

y, yéndolos mirando,

con sola su figura

vestidos los dejó de su hermosura.

Mi Amado las montañas,

los valles solitarios nemorosos,

las ínsulas extrañas,

los ríos sonorosos,

el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada

en par de los levantes de la aurora,

la música callada,

la soledad sonora,

la cena que recrea y enamora.”

LA VIDA EN LOS BOSQUES

No hace falta decir que mis maestros naturalistas son Horacio, Fray Luis de León y Henry Thoureau con “Walden o la vida en los bosques”. Walden, la vida en los bosques es un ensayo, publicado en 1854, cuyo autor es Henry David Thoreau y constituye uno de los textos de no ficción más famosos escritos por un estadounidense. En él, el autor narra los dos años, dos meses y dos días que vivió en una cabaña construida por él mismo, cercana al lago Walden.

Dadme la Verdad antes que el amor, el dinero y la fama” dijo Henry David Thoreau quien decidió aislarse del mundo para regresar al origen. Durante dos años vivió en el bosque, y de su experiencia escribió su aclamado libro. Thoreau se independizó del mundo para para encontrar el sentido de su vida, y vaya si lo encontró. Walden es ya uno de los clásicos e imprescindibles que debes leer.

Thoreau, decidió ir al bosque a vivir en el año 1845. Curiosa fue su situación con la Justicia. Fue encarcelado y si no fue más que una noche, fue porque su tía pagó la fianza que le pedían. Thoreau no estaba de acuerdo con las políticas estadounidenses de aquel momento, en una época donde la esclavitud era un hecho, y se entró en guerra con México para conquistar algunas de sus tierras, como Tejas, California, Utah o Nevada.

Thoreau, no trató de vivir fuera del mundo sino que lo hizo sin contar con las ataduras que encontraba en él. Decía que vivíamos demasiado rápido, y por ello se convirtió en un estoico ermitaño como yo.

ENSEÑANZAS DE THOREAU

  • Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido.

  • Cuando andamos sin prisa y con sensatez, percibimos que sólo las cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta, que los pequeños temores y los placeres despreciables no son sino sombra de la realidad.

  • No nos encontramos con nosotros mismos hasta que no estamos perdidos, o en otras palabras, hasta que no perdemos el mundo y podemos reconocer dónde estamos y cuál es la infinita extensión de nuestras relaciones.

  • El más elevado de mis pensamientos no deja de parecerse a un águila que de repente entra en el campo de visión, sugiere algo inmenso y emocionante al que contempla, pero nunca se acerca realmente, vuela en círculo a lo lejos, haciéndose al rato su figura más tenue, hasta perderse finalmente tras un acantilado o una nube.

  • Bienvenido el ser humano, no su bestia. Entrad quienes séais dueños de vuestras horas y de una mente serena, y busquéis con seriedad el camino verdadero.

  • Deberíamos mirar más a menudo por encima de la borda de nuestro navío, como pasajeros curiosos, y no hacer el viaje como estúpidos marineros encargados de fabricar estopa. Quien avance confiado en la dirección de sus sueños y acometa la vida tal y como la ha imaginado recibirá a cambio una gratificación que no le otorgará el tiempo.

  • La verdad. Sólo ésta envejece bien. Suponemos un estado de las cosas y nos situamos en relación al mismo. Decid lo que tengáis que decir, no lo que deberíais decir. Cualquier verdad es mejor que un engaño.

  • Por mediocre que sea vuestra vida, enfrentadla y vividla; no la esquivéis ni la denostéis. Ella no es tan mala como vosotros. Amad vuestra vida por pobre que sea. No busquéis con tanta ansia vuestro desarrollo, ni os sometáis a demasiadas influencias; sólo conseguiréis disiparos.

  • La vida que hay en nosotros es como el agua de un río. Este año podría haber crecidas como el hombre no ha conocido e inundaciones en las sedientas tierras altas, incluso podría ser el año memorable en que se ahoguen todas nuestras ratas almizcleras. No siempre estuvo seca la tierra que habitamos.

  • La luz que nos ciega es nuestra oscuridad. Sólo amanece el día para que estemos despiertos. El amanecer sigue aún su curso. El sol no es sino una estrella de la mañana.

  • Estoy convencido, tanto por fe como por experiencia, que mantenerse a uno mismo en esta tierra no es una dificultad, sino un pasatiempo, siempre que se viva de forma sencilla y sabia.

  • Conforme simplifiques tu vida, las leyes del universo parecerán menos complicadas y la soledad ya no será soledad, ni la pobreza tal pobreza, ni la debilidad tal debilidad. El tiempo da forma a toda obra imperfecta, pero es ajeno al trabajo perfecto.

  • Estoy convencido de que dejar de comer animales es parte del destino de la raza humana y de su mejora progresiva, al igual que las tribus salvajes abandonaron la mutua antropofagia cuando entraron en contacto con otras más civilizadas.

https://www.victorcamon.com/resumen-del-libro-walden/

FRAY LUIS DE LEÓN

¿Alguien imagina mayor felicidad que no escuchar el ruido infernal del tráfico, de los obreros de la construcción o de las fábricas, o de los vecinos discutiendo enojados, por no hablar de las discusiones de tráfico? Para el poeta lírico y satírico Quinto Horacio Flaco lo mejor para ser feliz es el “áurea medianía” o “aurea mediocritas”. Invita a gozar del momento presente, ya que el día de mañana es incierto: “carpe diem”. Este tema tendrá gran fortuna en la literatura universal. Esto es un extracto de la “Oda a la Vida Retirada” de Fray Luis de León, inspirada en las odas líricas de Horacio:

¡Qué descansada vida

la del que huye del mundanal ruido,

y sigue la escondida

senda, por donde han ido

los pocos sabios que en el mundo han sido!

¡Que no le enturbia el pecho

de los soberbios grandes el estado,

ni del dorado techo

se admira, fabricado

del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama

canta con voz su nombre pregonera,

ni cura si encarama

la lengua lisonjera

lo que condena la verdad sincera.

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!

¡Oh secreto seguro, deleitoso!

Roto casi el navío,

a vuestro almo reposo

huyo de aqueste mar tempestuoso.

Despiértenme las aves

con su cantar sabroso no aprendido;

no los cuidados graves

de que es siempre seguido

el que al ajeno arbitrio está atenido.

Del monte en la ladera,

por mi mano plantado tengo un huerto,

que con la primavera

de bella flor cubierto

 

 

(*) Periodista

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