sábado, 9 de julio de 2011

Los ripollistas marginados por Camps meditan la creación de otro partido político

ALICANTE.- Las cenizas del ripollismo pretenden resucitar. El elenco de altos cargos del PP afines al todavía presidente en funciones de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll, está "molesto, cabreado, inquieto y muy tocado", coinciden varios de ellos. El aparato regional del PP de Francisco Camps les ha laminado por completo, y la alcaldesa de Sant Vicent del Raspeig, Luisa Pastor, que el próximo miércoles será elegida como presidenta de la Diputación, piensa prescindir de todos, según publica 'El País'. 

Ripoll tenía una nómina de más de 70 asesores o cargos de confianza, y otro elevado número de colaboradores que ahora buscan acomodo, pero son conscientes de que tendrán muy difícil seguir en el cargo. Y en medio de este escenario resurge la figura del expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, que el viernes por la noche quiso desplazarse hasta Alicante para compartir con el presidente, Joaquín Ripoll, uno de sus últimos actos públicos, la presentación de un libro dedicado a las víctimas del terrorismo. Fue discreto, no hubo cena masiva, ni reunión formal, pero el expresidente habló, por separado, con varios de ellos para darles ánimo en esta compleja situación, según admiten algunos.
Los políticos del PP más veteranos, y los que peor parados han salido, están dispuestos a dar la batalla. No entienden por qué con un resultado electoral "arrollador", y siendo "fieles y discretos" durante toda la campaña electoral, el campismo prescinde de ellos esta manera. Ante esta realidad muchos de ellos meditan crear un nuevo partido político. "Será un verano de contubernios y muchas cenas para ir preparando la operación", admite uno de estos políticos defenestrados.Por el momento la mayoría de cargos afectados consultados se muestra cauto. "Todavía es pronto, no tenemos confianza, pero hay que esperar algún gesto por parte de la nueva presidenta a ver si integra a alguno de nosotros", admite uno de ellos.
Sin embargo, en estos momentos el grupo de ripollistas defenestrados afronta varios problemas: carece de un líder (Ripoll, por ahora está al margen y no quiere saber absolutamente nada de esta operación) y por otro lado no tienen claro en qué partido recalarán ya que representan intereses muy dispares. La principal coincidencia, y lo que más les une, es la crítica feroz a Francisco Camps, sobre todo sus formas de dirigir el PP, y también cuestionan la pérdida de peso de la provincia de Alicante en el Consell. A partir de ahí se abre un amplio abanico de posibilidades. Algunos admiten que Gema Amor, ex diputada y directora del Patronato de Turismo, que ha logrado en Benidorm tres concejales del CDL y se ha convertido en el partido bisagra, fue "valiente y ha conseguido salvarse". Por eso muchos entienden que Amor debe ser la "líder" y deberían integrarse en este partido para presentar una candidatura en las próximas generales. Domingo Soler, ex vicepresidente de la Diputación del PP, también abandonó el PP por discrepancias con Camps y con el entonces alcalde, Hernández Mateo. Tenía claro que iban a laminarle y montó Alternativa Popular de Torrevieja, que logró cuatro concejales, y sigue en política. "Él fue listo, lo vio el primero y se buscó la vida", admite otro ex concejal del PP.
El todavía diputado nacional Miguel Peralta, el ex alcalde de Alcoi, Jorge Sedano, y todo su entorno están también muy molestos con el escenario actual, al igual que en Villena y Orihuela, los tres feudos ripollistas en los que, casualidades de la vida, el PP ha perdido la mayoría absoluta. "Todo lo que podía salir mal, ha salido peor", admitía esta semana un dirigente del PP próximo a Ripoll, quien acusa directamente al entorno de Camps de haber jugado a dos bandas en estas localidades para debilitarles, y evitar que gobernaran. En Orihuela el PP sacó más votos que en las anteriores elecciones, pero se quedó a 38 papeletas de la mayoría absoluta. La exalcaldesa, Mónica Lorente, y secretaria provincial, denunció que militantes del PP habían actuado de interventores del CLR (Centro Liberal Renovador) el día de las elecciones.

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