domingo, 23 de noviembre de 2025

La "última gran fosa" del cementerio de Alicante: 52 represaliados del franquismo esperan reparación y un adiós "digno"

 ALICANTE.- Expertos han elaborado un proyecto de intervención arqueológica en "la última gran fosa que queda por abrir" en el cementerio de Alicante, la número nueve, con el objetivo de que en un futuro se pueda excavar para exhumar los restos de 52 víctimas del franquismo originarias de distintas partes de España, para que sus familiares tengan una «reparación» y puedan realizar un «entierro digno».

De esta forma lo han explicado el profesor del departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante (UA) José Ramón García Gandía y el arqueólogo Jorge García Fernández, director gerente de Drakkar Consultores.

Ambos han trabajado en ese proyecto de intervención arqueológica, que ya está «redactado» y que sirve para buscar a familiares de los fusilados y datos que permitan «conocer la historia de cada uno», de la mano de la Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo Cementerio de Alicante.

García Gandía ha detallado que el hecho de que «la mayoría» de víctimas de esta fosa sea «de varios municipios» ha provocado que hasta hace poco «ningún ayuntamiento se haya decidido a promover» actuaciones que permitan realizar en un futuro una excavación.

El caso de esta fosa cambió cuando el Ayuntamiento de Aspe solicitó una subvención de la Generalitat Valenciana para acometer ese trabajo, con el fin de promover la primera fase del proyecto, que es la redacción de ese documento de intervención arqueológica. Así lo resalta el profesor de la UA, quien espera que para la segunda etapa, la de exhumación, se lancen nuevas ayudas de financiación.

«Solamente hay una víctima de Aspe, pero como ningún consistorio quiso en un primer momento impulsar esta subvención, este ayuntamiento lo ha acabado haciendo. La empresa Drakkar Consultores, de Madrid, y yo nos hemos puesto manos a la obra», ha relatado.

El profesor de Historia Contemporánea también ha explicado la «complejidad» del proceso de búsqueda de familiares de los represaliados: «En algunas fosas teníamos 16 individuos y tal vez 12 de ellos eran de un pueblo, pero aquí no es nada fácil, sobre todo porque esta fosa es de las primeras que se crean en el cementerio, en un momento, entre abril y mayo de 1939, cuando en Alicante hay gente de prácticamente toda España que está huyendo e intenta salir por el puerto en los barcos que van al norte de África».

«Entonces, te encuentras con gente de provincias como Madrid, Ciudad Real o Cáceres, incluso, y muchas veces es imposible seguir la pista de sus familiares», ha apuntado, al tiempo que ha afirmado que muchas de las víctimas murieron jóvenes y probablemente aún no estaban casadas, por lo que «rastrear» sus orígenes tras más de 80 años es «dificilísimo».

Al respecto, García Gandía ha aseverado que sí han podido localizar familiares de represaliados «que son de la provincia de Alicante», como el caso de una persona de Aspe. También a una mujer que vive en Nueva York y es bisnieta del militar republicano Antonio Ortega, que «llegó a ser presidente del Real Madrid de aquella época y que está enterrado en esta fosa».

Por su parte, el director gerente de Drakkar Consultores ha matizado que hay que «intentar encontrar el máximo de parientes que sea posible» porque es necesario tener ADN con el que comparar los restos exhumados para poder identificarlos.

De hecho, ha continuado, indagar sobre los familiares de las víctimas hace que sea necesario «seguir trabajando» en el proyecto de intervención arqueológica, que, «aunque ya está cerrado y entregado», es un documento «vivo».

El profesor de la UA ha recordado que en todo este trabajo «hay un objetivo que es la reparación». 

«Independientemente del signo político, nuestra cultura es cristiana y rinde un recuerdo, un homenaje, a nuestros antepasados. Los familiares de estas personas no lo han podido hacer nunca, porque están enterrados en un lugar donde no hay ningún signo ni recuerdo a estas personas», ha reflexionado.

Y ha añadido: «Se sabe porque los registros del cementerio que hemos investigado ponen que están en una fila y en una cuadrícula determinada y nosotros identificamos ese espacio en el cementerio, pero estas personas merecen un entierro digno».

Este experto reconoce que, al indagar en la vida de las víctimas de la represión franquista y al tener la oportunidad de conocer a sus parientes, se genera «una especie de deuda» con ellas para «ayudar a recuperar» los cuerpos. 

«He encontrado a gente de todo signo político y solo quieren los restos de sus familiares», ha confesado.

En la misma línea, desde la empresa que participa en la actuación, Jorge García Fernández ha reconocido que proyectos como este «son muy bonitos» y al mismo tiempo «duros», porque «cada fusilado tiene una historia» y, además del trabajo arqueológico, ve necesario establecer «empatía» con los familiares de los represaliados «para escuchar todo» lo que cuentan sobre sus antepasados «a pie de fosa».

Ambos, profesor y arqueólogo, coinciden en que el momento «más importante» se produce cuando culmina una exhumación y es posible entregar los restos a personas que «lo agradecen». 

«Ves cómo un círculo se cierra», ha concluido García Gandía.

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