LORETO.- El Papa Benedicto XVI dijo hoy, ante unos 400.000 jóvenes (decenas de ellos, alicantinos), que "el mundo debe ser cambiado y es misión de la juventud" hacerlo, además destacó la importancia de la familia de la que hay que hacer "una célula fundamental de la sociedad".
Benedicto XVI participó en una reunión, de dos días, organizada por proyecto eclesial italiano Agorá, en el santuario italiano de Loreto (en el este italiano), del que dijo que gracias a todos los presentes se había convertido en "la capital espiritual de los jóvenes".
El Papa, que escuchó el testimonio de la vida de varios jóvenes y respondió a sus preguntas, habló también de la dificultad de hablar de Dios en el mundo actual pues algunos ven en Él una limitación a su libertad.
Ante los problemas de la sociedad actual, señaló que "el mundo debe ser cambiado y es precisamente la misión de la juventud cambiarlo".
Pero cada uno no lo puede hacer con sus propias fuerzas, sino que sólo "en comunión de fe y de camino, en comunión con María, con todos los Santos y con Cristo" como se puede "hacer algo esencial".
El Papa animó a los jóvenes a tener fe en Cristo y Dios, para seguir adelante cambiando el mundo, creando "centros en la periferia" para que realmente sea visible la esperanza de todos.
Al testimonio de una joven que hablaba de lo complicado que es vivir en la periferia de las grandes ciudades, el Papa señaló que en esos lugares "parece difícil seguir adelante, cambiar el mundo para mejor", pues todo "parece concentrado en los grandes centros de poder económicos y políticos".
Hay que crear centros en la periferia, "centros de esperanza, de amor, de solidaridad, de sentido de la Justicia, de cooperación", pues "sólo así puede sobrevivir la sociedad moderna", explicó.
Benedicto XVI se refirió también a la importancia de la familia y a la pregunta de una joven dijo que hoy está "rota", pero hay que hacer que "sea una célula vital de la sociedad".
Muchos jóvenes encuentran su respuesta al amor en el matrimonio, en la formación de una familia donde "el amor entre un hombre y una mujer se viva como un don recíproco y fiel" para toda la vida, pero recordó que hoy muchas parejas "se rinden y se separan".
Dirigiéndose a los jóvenes que han vivido la separación de sus padres, el Papa les dijo que reza para que "la crisis que marca la familia de nuestro tiempo no se convierta en un fracaso irreversible".
El Papa también hizo referencia a la dificultad, en el mundo de hoy, de hablar de Dios, porque algunos ven en él "un límite a su libertad, un Dios de mandamientos, de prohibiciones".
Sin embargo, explicó que no es así, que los Mandamientos no son limitaciones sino "caminos que llevan hacia la plenitud de la vida".
De igual manera es "difícil" hablar de la Iglesia, que para muchos es una "institución que limita la libertad, que impone prohibiciones".
La Iglesia "no es un centro de poder, hay que quitar esas etiquetas y decir, que es una comunidad de compañía, en la que los problemas de la vida de todos son vividos con alegría y libertad".
A preguntas de una joven que habló de los "silencios de Dios" que en un momento experimento, el Papa señaló que "si el corazón se tiene abierto y atento" se encuentran los momentos en que la presencia de Dios se siente dentro de cada uno.
"Todos conocemos el silencio de Dios", dijo el Papa, quien recordó que hace poco se ha publicado un libro con las experiencias espirituales de madre Teresa de Calculta, "que con toda su caridad, su fuerza de fe, sufría del silencio de Dios".
El Papa animó a los jóvenes, pues muchos miran el futuro "con aprensión", y les dijo que no tuvieran miedo ya que "Cristo puede colmar las aspiraciones más íntimas de vuestro corazón", y si están unidos a El pueden "realizar grandes cosas".
Benedicto XVI invitó a los jóvenes a participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sidney, y pidió a Dios que conceda a él y a muchos jóvenes poder estar allí.
El Papa seguirá mañana en Loreto, donde presidirá una misa y celebrará la oración dominical del Ángelus, para luego encontrarse con los fieles en el santuario.-(EFE)
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