sábado, 26 de enero de 2008

Crisis de liquidez / Daniel Martín

La ciencia de la Economía, especialmente en su vertiente macroeconómica, es un prodigio de ilusionismo. Ha tenido que reventar la Bolsa para que, aunque casi inmediatamente haya vuelto a subir, se comience a hablar de crisis. Lo bursátil, sobre todo si va unido a Wall Street, es, económicamente, sinónimo de que las cosas van mal a nivel planetario. Aunque eso no tenga que ver para nada con la realidad de, por ejemplo, China o India. Más aún, se habla de que Estados Unidos puede entrar en recesión mientras que España va como un tiro en el crecimiento de su PIB. Pero, ¿acaso un café no es ahora muchísimo más caro que hace siete años?

Porque, lejos de los datos del IPC y de la palabrería vacua e ininteligible de las páginas económicas de los periódicos, sólo hay un dato cierto: lo que antes costaba alrededor de cien pesetas, veinte duros, hoy cuesta más de un euro. Más aún, si antes las subidas de las cosas baratas se medían en cinco pesetas, en duros, ahora se miden en diez céntimos de euro, tres veces más. Apenas manejamos monedas de uno, dos o cinco céntimos. Y, sin embargo, sólo ahora el IPC dice que estamos en periodo de alta inflación. Absolutamente nadie puede creérselo cuando sale a la calle y va al cine, a cenar o, simplemente, a tomarse unas copas.

Las diez mil pesetas de antaño son hoy cien euros, por mucho que diga la macroeconomía. Quizás los coches no sean ahora mucho más caros que hace diez años, pero los pisos y la gasolina, infinitamente más. En seis años, casi me cuesta el doble llenar el depósito de combustible. Claro que las cosas a menudo tienen una explicación sencilla. Hace dos años se sacó del IPC el precio de la carne de vacuno... ¡para incluir los precios de las operaciones de estética! Manda huevos, como dicen los nuevos clásicos.

Lo peor es que ahora la inflación presunta, la de las cifras macroeconómicas, se sitúa por encima del 4%, y algunos convenios colectivos obligan a que se revisen los salarios. Pero eso ocurre muchos años después de la entrada del euro y de los famosos ajustes que, digan lo que digan, han restado al españolito medio una enormidad en su capacidad adquisitiva. Hoy tenemos menos dinero, y por eso nos endeudamos más.

Sin embargo, las cifras que maneja José Luis Rodríguez Zapatero nos dicen lo contrario. Ante la bajada de la Bolsa, nuestro presidente del Gobierno nos asegura que tenemos una economía estable y fuerte, y que la crisis de Estados Unidos no nos va a afectar. No obstante, es evidente que el sector de la construcción está en declive, que gran cantidad de oficinas inmobiliarias están cerrando en todos los pueblos de España, que muchos albañiles se están quedando sin trabajo y que, consiguientemente, el índice de desempleo comienza a subir preocupantemente. Aquí, ni la macro consigue tapar lo perceptible.

Por otro lado, las cifras oficiales de inflación se unen a las reales que nos atosigan desde la llegada del euro y actualmente todo resulta terriblemente caro, Incluidas cosas tan necesarias como el pan, el pollo o la leche. Pero da igual, porque nuestra economía crece y es fuerte. Pero, ¿acaso un antiguo sueldo de doscientas mil pesetas no es actualmente un salario de “mileurista”? Y con mil y pico euros mensuales es difícilmente sobrevivir al día a día.

Afortunadamente, en España no tenemos esas “hipotecas basura” que están sacudiendo de lo lindo a Estados Unidos. Sin embargo, las cifras españolas de endeudamiento familiar y personal son de las más altas del mundo. El FMI, Bruselas, el BCE, la MQOSP... todos nos advierten repetidamente del riesgo que supone esta situación. Casi todos los españoles, ya sea mediante hipotecas, tarjetas o préstamos, debemos dinero a los bancos. Aunque crezca lo macroeconómico, existe un alto índice de precariedad en el mercado laboral y los salarios no son propios de un país que dice aspirar al G-8.

A todo esto se une nuestra perenne situación de inseguridad jurídica que facilita el fraude mercantil, el dinero negro, la explotación injusta de ilegales, la proliferación de sociedades oscuras, el abuso de poder de las grandes empresas, la indefensión del contribuyente... y uno, desde su escepticismo ante las ciencias empíricas, sospecha que es algo más vulnerable a los bandazos de la situación económica de lo que nos vienen diciendo desde arriba.

No es que uno dude de la fortaleza de España y de su bonanza macroeconómica. Más bien es que uno tiene miedo de su propia fragilidad monetaria y no las tiene todas consigo cuando suenan sirenas de alarma. No sé lo que harán en La Moncloa o en el Banco de España, pero los contribuyentes, aparte de tener que pagar a Hacienda, debemos pagar religiosamente a los muy dichosos bancos. Vaya España bien o como el...

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

LAS “CAJAS DE AHORRO” CATALANAS.



Rafael del Barco Carreras



Transformarse en BANCOS PUROS Y DUROS no les ha sentado bien. De “instituciones benéficas” invirtiendo el ahorro popular en un 50% en “Deuda Pública o similar”, un mínimo en minicréditos personales avalados por dos “solventes”, y el grueso en hipotecas a doce años que no alcanzaban el 40% del valor, o selectos edificios de señoriales viviendas alquiladas a precios de favor a las poderosas clases medias y altas “oficiales”, a dedicarse a todo tipo de operaciones bancarias ha resultado una excelente idea para políticos y dirigentes, y muy “mala” para las instituciones.

Si el siglo diecinueve consolidó la industria catalana, el veinte, sus revoluciones y crisis, quebró todas las creaciones bancarias de sus ricos burgueses. Pero aquello no tiene nada que ver con lo actual, únicamente en el resultado, con evidentes diferencias, los actuales “banqueros”, o mejor “cajeros”, se sienten IMPUNES E INMUNES, aunque soplan vientos que afectan sus nervios. Existen denuncias por fragantes delitos de “cajeros” de segunda fila. No hace poco una sucursal de una caja en Gerona fabricaba créditos de hasta 20 millones de pesetas. Sociedades quebradas aparecían en los ordenadores y expedientes con relucientes balances y datos registrales “debidamente valorados”. El tema se halla “aislado” en silencioso sumario. Apenas una anécdota si se observan los créditos de las cajas en las últimas macroquiebras inmobiliarias. La "caixa dels trons"..

Una excepción, LA CAIXA. Su capacidad y potencia bajo la férrea dirección de sus selectos franquistas, Vilarrasau y Samaranch, la amurallaron ante las bárbaras huestes del progresismo y nacionalismo catalán capaces de fundir cualquier impresora de billetes, aunque algunas leyes han dinamitado varios de sus endogámicos pilares. El Poder fáctico por antonomasia en Cataluña rebasa por las cifras y su actuación a nivel nacional y mundial cualquier consideración local.

E irrumpe un personaje clave para crisis de gran calado, Narcís Serra, pretendiendo arreglar el gran desaguisado. La calificación de MOOY´S en “perspectiva negativa”, el despido del Director General, y la última captación de dinero, 1.750 millones de € en cédulas hipotecarias en el Mercado Mayorista de Emisiones, por la Caixa de Cataluña con intereses por encima de los aplicados, indican sin género de dudas que el “negocio” está en una desaforada huida hacía adelante al “coste que sea”, hasta que Corbacho y Montilla enderecen el entuerto convenciendo a su jefe Zapatero. Solo hace pocos meses se dedicaban esos importes a conquistar sillones en corporaciones, multinacionales o semimonopolios, anunciando además millones de ganancias en compraventas que más parecían la del diamante entre amiguetes que operaciones reales. Un calco en grande de la vieja época del Pelotazo.

Acabado un ciclo próspero en captación de dinero, se encuentran igual que el sector bancario de los 70 y 80, arrasado por el pillaje y las aventuras financieras de todo tipo. El arreglo es fácil, se fusionan, la caja resultante obtiene más dinero “oficial”, o se fusiona a la vez con la CAIXA, y se contabiliza el desastre en una cuenta, que se “provisionará o amortizará” durante décadas en que la inflación multiplicará por diez los números globales. Una jugada maestra para el gran Serra que conquistaría la tan soñada presidencia, el cargo más importante de Cataluña, President de la CAIXA. La “única”.