Este es el escenario dibujado por el asesor económico de la Asociación Española de la Banca (AEB), Federico Prades, durante las jornadas 'Los Presupuestos del Estado frente a la crisis', organizadas por la Asociación para el Progreso y la Dirección (APD), en las que señaló que es evidente que el cuadro macroeconómico que maneja el Gobierno está "claramente desfasado" y que "persiste un alto grado de incertidumbre".
España se enfrenta, por tanto, a un escenario de "menos ingresos y más gasto, más déficit y más endeudamiento" en 2009. Todo ello se traducirá, según la AEB, en una deuda bruta del Estado diez puntos superior, aunque sin sobrepasar el 45% del PIB.
"Esto implicará que la necesidad de financiación de la economía se va a mantener en niveles muy altos", añadió, de forma que será "muy probable" que en 2009 se siga requiriendo un déficit por cuenta corriente de entre el 8% y el 10% en unas condiciones, además, de mayor coste de la deuda.
Por todo ello, Prades consideró que la economía española necesita un Presupuesto expansivo para 2009, lo que supone supone "ir más allá de los estabilizadores automáticos", en los que confía el Ejecutivo. Asimismo, pidió más apoyo estatal a las empresas que a las familias, ya que a éstas "se les puede asegurar la viabilidad y competitividad", mientras que las ayudas a los particulares podrían diluirse en el ahorro y en la compra de productos importados.
Además, la AEB vaticinó para el próximo año un entorno monetario de tipos de interés más bajos, pero con una persistente restricción crediticia, es decir, "condiciones más laxas, pero sin el efecto deseable". Así, consideró necesario llevar a cabo "enmascarar una devaluación reduciendo las cotizaciones sociales y reduciendo el Impuesto sobre Sociedades".
Finalmente, destacó la solidez del sistema financiero español, aunque reconoció que "las perspectivas del sector han empeorado notablemente", ya que es previsible que se den mayores costes de financiación, niveles de morosidad más altos y una mayor restricción de créditos.
Además, consideró que podría darse una reestructuración del sector financiero "a favor de las sinergías" y llamó la atención sobre dos posibles "riesgos" a nivel internacional. Así, señaló que la crisis puede estar dando lugar a una ruptura de las reglas de juego del mercado con efecto negativo y dejando "resquicios" a una "competencia desleal", "levantando muros" a la deseable integración de los mercados.
Por su parte, el economista jefe del BBVA y director de su Servicio de Estudios, José Luis Escrivá, destacó la dificultad de un momento en el que se ha recrudecido la crisis financiera internacional con un aumento de la aversión al riesgo desde la quiebra de Lehman Brothers, de la incertidumbre y de las tensiones de liquidez, todo ello combinado con un ambiente de recesión global.
Constató la "extraordinaria complejidad" del entorno económico global y consideró "clave" romper esta espiral negativa que, desde la caída de Lehman se ha extendido a nuevos mercados y ha dado lugar a un "bucle de difícil" salida en el que España resulta una de las economía más afectadas.
En cuanto a las medidas tomadas para hacer frente a la crisis, Escrivá reiteró que en Europa la instrumentalización "está siendo un desastre", debido a la gran heterogeneidad y a la falta de una "visión europea".
En el caso de España, consideró que las medidas más útiles hasta la fecha han sido las inversiones de liquidez, y se mostró más escéptico sobre el uso de las garantías por ser España un mercado en el que muchas entidades no tienen acceso al mercado interbancario global. "No estoy seguro de que eso haga fluir la liquidez", señaló Escrivá.
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