Para sus incondicionales seguidores es necesaria ahora cierta capacidad de adaptación aunque, aparentemente sin ser la de siempre, es obvio que seguimos ante la misma paleta. Y que lo que ahora vemos en ésta su vigésima exposición individual es, en cierta forma, una vuelta a sus orígenes en cuanto al tratamiento de materiales. El añil está más que conseguido en el lienzo.
Sin dejar de ser ese pintor de expresiones ya muy personales, desde una trayectoria anterior mucho más italiana que española, la exposición abierta por las tardes-noche en la Casa de Cultura de Campello hasta el próximo día 31 de diciembre, es una muestra de cierta madurez de Pamblanco pero, sobre todo, de demostración de adecuar un particular concepto a lo que es hoy la pintura como bella arte.
Artista muy cotizado por muy demandado en su ámbito, con esta nueva muestra de su trayectoria con "fondo gris" Pamblanco parece que rompe pero no es así porque estamos símplemente ante un nuevo recurso para amortiguar la aparición de los impactos negros por primera vez en su obra. Al igual que los cubistas, "juega" con pocos colores aunque en las proporciones que procuran un resultado de cierto equilibrio plástico en un contexto no dado.
Se aleja con ello un poco de universos más amplios para penetrar en otros algo restringidos y de apreaciación necesariamente entendida, sin abdicar de su optimista sentido del color, que trasluce, también en este nuevo derrotero, y que le aleja ¿definitivamente? de esas anteriores figuraciones que lo han hecho un pintor tan distinguido por su habitual clientela.
Ahora estamos ante un Pamblanco bastante más heterodoxo y menos formalista en su expresión, lo que le hace conectar con un público ya de élite tras una ruptura, además, en cuanto a formas y espacios desde el puro placer de pintar cuando le apetece, también como una manera de liberacion de las fuerzas contenidas de un innegable espíritu creativo, que se percibe muy proactivo en una sensibilidad latente después de casi 30 años en el estudio.
En total son medio centenar de obras que, con diferentes tamaños pero con una identidad que las conecta, da una idea bastante completa de esta nueva etapa en la trayectoria del pintor que, a juicio de personas más autorizadas, se debe contemplar con "ojos" nuevos para descubrir al Pamblanco de siempre.
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