CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI concluyó su visita de un día a Palermo, capital de la isla italiana de Sicilia, con una condena a la mafia, que calificó "como un camino de muerte", y lanzó un mensaje a los sicilianos para que no cedan, ni se resignen al crimen organizado.
De esta primera visita de Benedicto XVI a Sicilia se esperaban palabras de condena a la mafia, que azota la región, como ya hizo Juan Pablo II en su visita a Agrigento en 1993.
El Papa alemán aprovechó su reunión en la Plaza Politeama de Palermo ante cerca 20.000 jóvenes para lanzar su mensaje: "No ceded a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte, incompatible con el Evangelio", exhortó.
Sus palabras fueron acompañadas por una fuerte ovación de los chicos y chicas presentes.
A los jóvenes de Sicilia, Benedicto XVI les pidió que sean "arboles que radican sus raíces en el río del bien" y les instó a "no tener miedo de contrastar el mal".
"Seréis como un bosque que crece, quizá silencioso, pero capaz de dar fruto, de dar vida y de renovar en modo profundo vuestra tierra", agregó.
Durante su discurso, el Papa citó a algunos sicilianos como el juez Rosario Livatino, asesinato por la mafia en 1990, o las jóvenes beatas Pina Suriano y Chiara Badano, de quienes dijo que no se conoce su historia porque "no son noticia".
"El mal hace más ruido", pero ellos, añadió el papa Joseph Ratzinger, "son la fuerza , el futuro de Sicilia".
Benedicto XVI llegó hoy a Palermo para participar en las jornadas regionales de la juventud y de la familia, pero también dejo claro que su visita quería expresar su cercanía a los sicilianos.
"Sé que en Palermo, como en toda Sicilia, no faltan dificultades, problemas y preocupaciones, pienso en los que viven en condiciones de precariedad, a causa de la falta de trabajo, de la incertidumbre por el futuro y del sufrimiento físico y moral a causa del crimen organizado", explicó durante la homilía de la misa que ofició en el Foro Itálico.
Ante las cerca 250.000 personas que abarrotaron la explanada donde se celebró la misa, Benedicto XVI lanzó un mensaje a los sicilianos para que no "tengan miedo de testimoniar con claridad los valores humanos y cristianos".
"No os avergoncéis", les exhortó, tras añadir que quien se tiene que avergonzar es quien "hace el mal a la comunidad civil y religiosa con acciones que no salen a la luz".
Y agregó: "La tentación del rendirse y de la resignación, viene a quien es débil en la fe, a quien confunde el mal con el bien a quien piensa que ante el mal, a menudo profundo, no hay nada que hacer".
En todos los actos que presidió, Benedicto XVI quiso recordar y poner como ejemplo la figura de Don Pino Puglisi, asesinato el 15 de septiembre de 1993 por la mafia, cuando cumplía 56 años, porque no se le perdonó que quisiese alejar del crimen a los jóvenes del barrio Brancaccio.
El viaje del Papa a Palermo concluyó con un homenaje, que no estaba incluido en el programa oficial, al juez Giovanni Falcone.
Benedicto XVI se detuvo en el punto de la carretera hacia el aeropuerto palermitano de Punta Raisi donde murió el juez y los hombres de su escolta en un atentado a manos de la mafia para depositar un ramo de flores.
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