sábado, 5 de mayo de 2007

Camps tiene su problema en las comarcas del sur y aquí pierde las elecciones/Cuaderno de campaña




FRANCISCO POVEDA


Zaplana anunció que moriría matando y lo está cumpliendo. Si las cosas no cambian, a día de hoy el presidente Camps tiene hechas unos zorros las comarcas del sur. Zaplana lo ha batido en el territorio que aquel no domina porque ni lo conoce ni lo valora. El Bajo Segura es históricamente la tumba de los necios y de los ingenuos políticos de la ciudad de Valencia. Además, esta comarca siempre apuesta a ganador. Entónces, ¿por qué tanta candidatura independiente alimentada con descontentos y/o disidentes del PP? La zona de "germanías" se ha ampliado al Medio Vinalopó y al Marquesat, y eso procura un pronóstico electoral mucho más probable. El PP tiene ya casi perdidas las elecciones autonómicas 2007 frente al tripartito y esta legión de agrupaciones locales de centro-derecha sin más disciplina de voto que apoyar al candidato que la representa.

Como se ha reiterado por diversos analistas, si las divisiones en el seno del PP y las candidaturas "protestantes" que han surgido en Elche, Elda, Pego, Denia, Orihuela... y varias poblaciones alicantinas más pequeñas, como consecuencia de la falta de sensibilidad de la dirección regional con la parte del territorio más distante de la ciudad de Valencia, no tienen un horizonte de relativa comprensión antes del 27-M (y ya parece tarde para eso), la sangría de votos de la candidatura autonómica que aquí encabeza un muy desconocido, como tan honesto y eficiente político, Gerardo Camps (natural, por cierto, de Benidorm), va a suponer su derrota y tener que salir de la Generalitat por tan sólo 75.000 votos al no tener con quien pactar por lo que le falte. Mantener en estas condiciones la hoy irreal mayoría absoluta, resulta casi imposible para el actual presidente valenciano.

El caso más emblemático, por paradigmático, es Elche (tercera ciudad de la Comunidad Valenciana), feudo histórico del incombustible abogado Manuel Ortuño. Su organización del PP aquí ha sido siempre modélica, aparte de nada aburrida, por lo científico y acertado de sus planteamientos, su capilaridad en ciudad y pedanías, abultada y dispar militancia (representativa de todos los estamentos del término municipal), penetración efectiva en el tejido productivo-empresarial, presencia de sobra en la vida civil y social ilicitana, aportación sustancial a las arcas del partido a todos los niveles, sintonía con la antropología local y conocimiento, como nadie, de su realidad circundante, filias y fobias aparte en una ciudad con mentalidad de pueblo grande y en un país cuyo pecado capital es la envidia a nuestros pares. Ortuño ha sido y es lider indiscutible, también desde su independencia profesional y económica.

Y como es un verdadero lider, de ahí que se le ame, o se le odie por quienes desde fuera no lo pueden doblar para sus particulares intereses. Pero todavía la verdader derecha de Elche no ha encontrado un recambio de su altura. Porque Ortuño viene de años batiendo en número de votos al PSPV en este mal llamado feudo de izquierdas, aunque no gobierne como consecuencia de la coalición natural postelectoral de los socialistas con Ezquerra Unida. Pero conoce como nadie la sociología electoral del terreno que pisa y sabe que se tendrá que contar con él, en cualquier caso, para formar el gobierno del nuevo Ayuntamiento. Los periodistas ilicitanos arriesgan apuestas, que van desde los 2-3 concejales a los 5-6 si tira de los indecisos. Su bastión electoral es el campo de Elche al dominar en las pedanías (fundamentalmente Torrellano, El Altet, La Marina, La Hoya y Las Bayas).

Tal es su dominio de este escenario de palmeras, que ninguno de los actuales contendientes de PSOE y PP aceptan enfrentarse dialécticamente con él en un debate público electoral por puro pánico escénico. El primero, Alejandro Soler, por joven y poco rodado, aparte de sin carisma alguno al llegar de nuevas. La segunda, Mercedes Alonso, "La Merche" porque procede de sus filas y así se le conoce cariñosamente entre sus compañeros, hoy la mayoría en "Agrupación Popular", se ha criado a sus pechos políticos y ha consumado una traición inducida al jefe, que ya la hace de no fiar. (Si hace eso con su lider, que no le haría al pueblo ilicitano de salir alcaldesa). También es novedad como candidata frente al "galápago" de Ortuño.

El problema de todos los políticos valencianos de la ciudad de Valencia es su falta de un verdadero conocimiento de las comarcas sureñas y la ausencia de sensibilidad y valoración sobre todo lo que aquí acontece. Es técnicamente imposible ser presidente de la Generalitat si no se cuenta con la adhesión y el apoyo de la ciudad de Alicante hacia abajo. La ventaja en este caso de ese mediocre de Pla, es su lugar de nacimiento, lindando con el norte montañoso alicantino, lo que le otorga una prima electoral sobre Camps, éste con una pura visión de despacho que le desenfoca y que le lleva a la trampa de plantear la cuestión como una pura respuesta al pulso político interno de Zaplana, sin ver más allá de lo que le trasmiten ambiciosos personajes de la zona, sin ningún poder social propio por conseguido por si mismo, y no señalo a ningún concesionario ilicitano de automóviles venido a más y con pretensiones políticas sin contar con base social bastante aunque tenga mucho dinero para encandilar voluntades y conciencias lejanas predispuestas al trueque.

La propaganda del nuevo partido político local de Ortuño y las verdaderas bases que en Elche han venido trabajando de años por el PP y hasta ahora, es: "la mejor alternativa", y nada más cierto porque, a continuación, lo explica en base a su experiencia, garantía y resultados, de sobra acreditados en la larga trayectoria política de Ortuño. Es un mensaje perfecto para esa gran franja despolitizada que vota a la gestión de la ciudad, con independencia de politiquerías de poca monta. Es una pena que Camps no haya visto más allá de sus narices y se haya dejado, nada más y nada menos que en Elche, en manos de una becaria, desde el punto de vista político. A Ortuño no le estornuda nadie de esa derecha económica emergente, surgida de la especulación y ha mantenido su no dependencia en momentos más difíciles, para no tener que devolver después favores inconvenientes y/o imposibles. Además, siempre ha impedido la entrada a Elche de depredadores de su propio partido que iban a cobrar una especie de "impuesto revolucionario" a los industriales afines o próximos.

Ortuño, como el resto de políticos alicantinos del PP que han tenido que optar por conformar candidaturas independientes por no respetar Camps la decisión de las bases a la hora de aprobar la composición definitiva de las listas electorales, se mantiene en el mismo espectro ideológico del que procede, con las únicas diferencias de mantener la dignidad política de la organización local del PP y no compartir la estrategia errática de Camps respecto a cual debe ser el planteamiento específico en cada localidad. Elche es para Ortuño demasiado importante como para que decidan sobre ella como si, con todos los respetos a esas poblaciones mucho más pequeñas, se tratase de Morella, Cuatretondeta o Siete Aguas. A Ortuño le importa primero Elche y, después, todo lo demás. Y Camps, eso no ha sido capaz de verlo porque sin Ortuño él no es nadie en esa ciudad en la que gobiernan los socialistas, sin interrupción, desde el verano de 1979.

Precisamente por esa convicción se ha puesto Ortuño personalmente al frente de la candidatura municipal de "Agrupación Popular". Él no quería encabezar la del PP sino integrarla por las gentes designadas por las bases, sin interferencias del conflicto interno que enfrenta a zaplanistas y campistas. El PP ilicitano ha sido víctima indirecta de esa lucha cainita y suicida, y eso ha obligado a Ortuño a salirse de un campo de batalla política estéril y dedicar todos sus esfuerzos a la opción local ilicitana para no ser distraído por otros intereses inconfesables que acampan en la ciudad de Alicante y que pretenden someter a Elche sin tener en cuenta los suyos como el municipio con más futuro de la provincia.

Unas elecciones municipales se ganan sobre el terreno y Camps se ha aislado en el Palau, sin solución de continuidad. Elche, Elda, Pego... quedan demasiado lejos de la plaza de la Vírgen como para oir el clamor de sus ciudadanos. Quizás 75.000 votos no merezcan la pena vistos desde antes de comenzar la campaña electoral y tampoco desde la estrategia de estar seguros de la victoria sin bajar a pié de obra para escuchar a todos y cada uno de los votantes, por preferir mejor hacerla pivotar sobre el lamento constante del supuesto agravio comparativo de Zapatero con la Comunidad Valenciana. ¿Y qué me dicen ustedes del agravio comparativo de Valencia con Alicante, o de Alicante con Elche? Intuyo que a Ortuño se le ha aparecido la Virgen de la Asunción tres meses antes del 15 de agosto? De algo le ha de servir tener una hermana monja... precisamente en Orihuelica del Señor.

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