lunes, 26 de marzo de 2007

Consagrado como Basílica el templo alicantino de Santa María, nuestro único monumento nacional


ALICANTE.- Cientos de personas participaron este domingo en Alicante en los actos religiosos con motivo de la proclamación del templo de Santa María como basílica. La ceremonia se inició con una procesión desde la Concatedral de San Nicolás en torno a la Virgen del Remedio para que la patrona y alcaldesa perpetua de la ciudad presidiera la ceremonia.

Con la lectura de la bula pontificia en latín por parte del párroco Antonio Vivo, el obispo de la diócesis Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, proclamó como basílica a la hasta entonces Iglesia de Santa María de Alicante, un hecho histórico protagonizado por el templo más antiguo y único monumento nacional de la ciudad.

La eucaristía arrancó con el recuerdo de Francisco de Paula Castelló Aleu, el único alicantino que la Santa Sede ha elevado al honor de los altares. El presidente de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías, Manuel Ricarte, anunciaba que hacían entrega a esta basílica menor de una reliquia del beato que murió mártir de la fe católica en 1936.

No obstante, los momentos más importantes de la celebración tuvieron que ver con los descubrimientos de las tres placas que constataban el título con el que se distinguía a Santa María el día de la Encarnación. «Y es que, basílica, en definitiva, significa la casa de la madre», explicó al público el obispo Rafael Palmero durante una de sus intervenciones. El mismo Palmero fue el encargado de descubrir la Placa Histórica Religiosa de proclamación de Basílica, junto a los deanes de los Cabildos de la Catedral de Orihuela y la Concatedral de San Nicolás, y Antonio Vivo.

Finalizada la misa dominical, el obispo inauguró la Placa Basilical de la fachada, acompañado del Himno Nacional y de una mascletá desde el Parque de La Ereta. Al fin de la ceremonia y tras la popular frase que consuma toda eucaristía: «Podéis ir en paz», el párroco de Santa María se fundía en un mar de abrazos y felicitaciones de los diferentes asistentes, con cara de estar realmente emocionado.

El obispo Palmero, quiso agradecer a los cargos públicos los esfuerzos que han realizado para reformar la basílica de Santa María, aunque no perdió la oportunidad de dejar claro que espera que las obras se acaben y no queden en el olvido. «Ya se han llevado a cabo las tres primeras fases de la restauración, aunque una obra no es perfecta hasta que no está acabada», señaló.

Esta ceremonia solemne había congregado a una amplia representación de la sociedad alicantina, dentro de la que se encontraban comitivas del cabildo Catedral de Alicante y Orihuela, la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías, la Fundación de la Iglesia de Santa María y diferentes instituciones eclesiásticas, sociales y culturales de la provincia. Tampoco faltó un nutrido grupo de cargos públicos, tanto de la corporación municipal como de la Diputación y las Cortes Valencianas. El PSOE estuvo representado por el oriolano y concejal en Alicante, Luis Almarcha.

En el templo, con todas las butacas ocupadas, la Orquesta Barroca Valenciana y el Grupo Vocal de Cámara, acompañados del órgano que tocaba Juan Flores Fuentes, empezaba la ceremonia con «El auxilio me viene del Señor», pieza a la que le seguiría en el transcurso de la misa solemne una selección de Motetes del Misteri d'Elx («Coronación» y «Gloria Patri») así como el propio Himno de Alicante para sellar el acto. Todas estas obras musicales resonaron en cada uno de los rincones de Santa María, creando un ambiente de misticismo que daba fe de la importancia de lo que allí se celebraba.

¿Qué es una basílica?

El término basílica proviene del latín basílica que a su vez deriva del griego βασιλική (fonéticamente, basiliké) que significa regia o real (fem.), y viene a ser una elipsis de la expresión completa βασιλική οἰκία (basiliké oikía) que quiere decir «casa real». Una basílica es, pues, un suntuoso edificio público que en Grecia y Roma solía destinarse a tribunal y que en las ciudades romanas ocupaba un lugar preferente en el foro.

Más adelante los cristianos aprovecharon la forma basilical y, en muchos casos los propios edificios romanos, para utilizarlos como templo y en este sentido se utiliza hoy la denominación, tanto desde el punto de vista arquitectónico, como religioso.

En Roma apareció la basílica hacia el siglo II a.C. Era un edificio público de multiples usos dedicado a mercado, lugar de transacciones financieras, culto o, más ordinariamente, a la administración de justicia; también se utilizaba como lugar de reunión de los ciudadanos para tratar asuntos comunes. En cuanto a su concepción arquitectónica, se trataba de una gran sala rectangular compuesta por una o más naves (siempre en número impar); en este segundo caso, la central era más ancha y alta y estaba soportada por columnas. La diferencia de alturas se aprovechaba para abrir huecos de iluminación en la parte alta de los muros. En uno de los extremos de la nave principal existía una exedra o ábside, donde se instalaba la presidencia, mientras que la entrada se efectuaba por el extremo opuesto a través de un pórtico. En ocasiones, la puerta de acceso también podía situarse en el centro de uno de los lados mayores. Como norma general la techumbre era plana y la cubierta a dos aguas, aunque hubo alguna, como la de Majencio que tenía bóvedas de arista.

Las basílicas del Foro Romano

* Basílica Porcia: fue construida en 184 adC por Marco Porcio Catón, «Catón el Viejo».
* Basílica de Majencio: una de las más espléndidas y uno de los edificios más importantes de su tiempo, fue iniciada por el emperador Majencio entre los años 307 y 310 y acabada por Constantino después de 313. Se singulariza por disponer de cubierta abovedada de arista.
* Basílica Emilia: construida por el censor Emilio Lépido en 179 adC.
* Basílica Julia: terminada por Augusto.
* Basílica Opimia: construida por el cónsul Opimio en 169 adC.
* Basílica Sempronia: construida por el censor Marco Sempronio Graco en 169 adC

La basílica cristiana

Tras el edicto de Milán de 313 promulgado por Constantino el Grande (313–337) el Imperio Romano acepta oficialmente la religión cristiana. A partir de entonces los cristianos utilizan la tipología arquitectónica basilical para la construcción de los nuevos templos. Se entiende por basílica cristiana propiamente dicha en sentido arquitectónico toda planta rectangular con uno o más ábsides en el testero y con naves a lo largo determinadas por columnas (o pilastras), sobre las cuales se apoyan sus correspondientes arcos o arquitrabes de tipo romano. Las referidas naves (tres por lo común) terminan en el ábside. En el ábside se coloca el altar y en torno a él se disponen los oficiantes. Delante, en el presbiterio, se sitúan los presbíteros, mientras que los fieles ocupan el resto de la nave o naves. En las iglesias de planta basilical no existe transepto y, por tanto, tampoco crucero. Aunque inicialmente los templos cristianos seguían las pautas constructivas de las basílicas, pronto dieron paso a otras formas, como la planta de cruz latina o la de cruz griega, que se generalizaron sin que por ello desapareciera la forma basilical.

La cubierta de las naves suele consistir en una armadura de madera artísticamente decorada y visible desde el interioro o bien oculta por un artesonado: a veces, tienen bóveda en naves laterales y siempre el ábside remata en bóveda de cuarto de esfera. La iluminación de las basílicas se obtiene por ventanas abiertas en la parte superior de la nave central más elevada que las laterales y por otras ventanas que se sitúan en el ábside y en el frontis del edificio. Todas ellas solían cerrarse con láminas de mármol perforado o calado para dar entrada a la luz e impedir la acción de elementos destructores. Pero también se usaban láminas transparentes de alabastro sin perforar e incluso vidrieras de color en basílicas suntuosoas según se infiere de algunos textos de San Juan Crisóstomo y de Prudencio. La decoración interior se logra por las mismas líneas arquitectónicas del edificio con sus clásicas molduras y por diferentes adornos de pintas y mosaicos, sobre todo, en el muro superior del arco triunfal y en los ábsides siempre magníficamente decorados. Con frecuncia, se disponían orientadas las basílicas según el eje principal de la nave de modo que el ábside cayera hacia Occidente. Pero desde el siglo VI dando ejemplo las iglesias bizantinas, se orientaron en opuesto sentido ya que el sacerdote (que al ofrecer el sacrificio miraba a Oriente) no celebraba ya de cara al pueblo como antes.

Además de las iglesias de tipo basilical, había en esta primera época de la paz constantiniana otras menores de planta simplemente rectangular o cuadrada e incluso redonda, que servían de oratorios o capillas sepulcrales o memorias de los mártires (cellae memoriae) y no faltaban otras de forma poligonal o circular destinadas a baptisterios. Todas ellas e incluso casi todas las grandes basílicas se construyeron desde sus fundamentos y sólo algunas en escaso número habían sido antes edificios públicos o templos de los paganos que se habilitaron para el verdadero culto.

La distribución interior de las basílicas en los primeros siglos de la paz, siguiendo el modelo de las constantinianas, es como sigue:

1. el atrio, con su entrada, su peristilo y su fuente o cántharus en medio, precedido a veces de un pórtico o vestíbulo exterior
2. el nárthex o vestíbulo interior
3. justo después, las tres puertas correspondientes a las tres naves
4. las tres naves, separadas por columnas y, a veces, por verjas y cortinajes
5. el coro de los cantores
6. el bema o ábside o presbiterio elevado con dos o tres gradas con su arco de triunfo sobre la entrada y su único altar en medio cubierto con un templete o baldaquino y situado sobre la cripta o sepultura de un mártir (confessio). Además, tiene el ábside su cátedra episcopal
7. los ábsides laterales o nichos para servir de sacristías o secretarium, donde se colocaban las vestiduras y diferentes objetos sagradas en el de la derecha, llamada diaconium y las ofrendas de los fieles en el de la izquierda que por esto se denominaba zophylacium. No siempre existían los ábsides secundarios ni se destinaban en todo caso a servir de sacristía. Pero en algunas iglesias se colocaban a los lados del presbiterio dos altares menores para la preparación y terminación del sacrificio (próthesis y apódosis, respectivamente)

En la entrada del presbiterio, como para aislarlo del resto de la iglesia, se elevaban unas columnas que sostenían un arquitrabe de mármol o de madera para fijar sobre él exvotos y lámparas. A este conjunto arquitectónico se le llama pérgula y corresponde al iconostasio de las iglesias orientales el cual es un cuerpo más cerrado y completo y se halla decorado con multitud de imágenes devotas. Sobre una parte de las naves laterales había en algunas basílicas un piso con tribunas que daban vista a la central y que se reservaban, generalmente, a las vírgenes y viudas. Este sitio se llamaba gynnaeceum. La planta baja de la nave izquierda (o sea, del Evangelio) se destinaba a las mujeres y se denominaba matronikion. A la derecha, para los hombres, se llamaba andron y cada grupo entraba en la basílica por su puerta correspondiente. La de en medio, que se llamaba argéntea y speciosa, servía de entrada a los clérigos. En la parte derecha y con separación de verja o pretil, se situaban los hombres de distinción y a la izquierda las matronas. De aquí los nombres de senatorium y matronaeum que, respectivamente, se les daba. A los lados del coro se situaban anchos púlpitos o ambones para la lectura del Evangelio y la Epístola.

La colocación de los fieles era la siguiente:

* en el atrium o, en su defecto, en el nárthex pero a distancia de la puerta interior de entrada se colocaban los penitentes del primer grado (flentes)
* en el nárthex o pronaos, junto a la puerta interior, los penitentes del segundo grado (audientes) y los catecúmenos del primero (que también se llamaban audientes)
* dentro ya de las naves y cerca de las puertas, los penitentes del tercero y cuarto grados (prostrati y consistentes) con los catecúmenos prostrati y competentes
* más adelante estaban los fieles comunicantes o que participaban de los divinos misterios.

Este género de arquitectura basilical siguió imperando en Roma y sus cercanías con bastante firmeza y exclusivismo hasta la época moderna (salvo raras excepciones) pero en las demás regiones del mundo católico evolucionó mucho después transformándose en diferentes géneros y estilos.

La basílica litúrgica

Con independencia de su trazado arquitectónico, una iglesia puede titularse «Basílica» por prerrogativa del Papa. Así, en sentido litúrgico, son basílicas todas aquellas iglesias que, por su importancia, por sus circunstancias históricas, o por aspectos de cierto relieve, obtengan ese privilegio papal. Se distinguen las basílicas mayores y las basílicas menores.

Basílicas mayores

En principio se llamaron así a siete de las basílicas con que contaba Roma. Eran éstas:

* Basílica de San Juan de Letrán, es la catedral del Papa como obispo de Roma.
* Basílica de Santa María la Mayor fue asignada antiguamente al Patriarca de Antioquía
* Basílica de San Pedro del Vaticano es usada por el Papa como cabeza de la Iglesia Católica.
* Basílica de San Pablo Extramuros, asignada al Patriarca de Alejandría.
* Basílica de San Sebastián de las Catacumbas o de San Sebastián Extramuros (Basilica di San Sebastiano fuori le mura).
* Basílica de San Lorenzo Extramuros
* Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, en italiano, Basilica di Santa Croce in Gerusalemme.

Actualmente sólo las cuatro primeras siguen siendo hoy llamadas basílicas mayores. Se caracterizan, entre otras cosas, porque en su altar («altar papal») sólo puede oficiar el Papa. Estas cuatro basílicas mayores, y la basílica menor de San Lorenzo Extramuros (que representa al Patriarca de Jerusalén, y que carece de una puerta santa) son denominadas en conjunto basílicas patriarcales (Pentarquía).

Basílicas menores

Lo son, por exclusión, todas las demás. En España pueden mencionarse por vía de ejemplo:

* Basílica de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza
* Basílica del Monasterio de El Escorial, en las proximidades de Madrid
* Basílica de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, cerca de Madrid
* Basílica de Montserrat, cerca de Barcelona
* Basílica de Guadalupe, en Cáceres.
* Basílica de Santa María, en Elche.
* Basílica de La Macarena, en Sevilla.
* Basílica del Gran Poder, en Sevilla.
* Basílica de Santa Maria, en Mataró cerca de Barcelona
* Basílica de Santa María la Real, en Covadonga (Asturias)
* Basílica del Sagrado Corazón de Jesús (conocida popularmente como la Iglesiona), en Gijón (Asturias)
* Basílica de Nuestra Señora de Begoña, en Bilbao
* Basílica del Apóstol Santiago, en Bilbao, que es, además, la Catedral de Bilbao
* Basilica de la Asunción de Nuestra Señora, en Lekeitio, Vizcaya, segunda basilica consagrada en Vizcaya
* Basílica de San Pedro, en Córdoba

En América podemos encontrar diferentes templos que han recibido similar distinción pontificia, entre ellos merecen mencionarse las de México, la Basílica de Guadalupe, la Basílica de San Juan de los Lagos, o de Santo Domingo y Yucatán. En el Perú la Catedral Primada, las de Ntra. Sra. del Rosario, La Merced, Santa Rosa de Lima, San Francisco, María Auxiliadora. En Ecuador destaca el templo votivo con elementos de la fauna ecuatoriana, la Basílica del Voto Nacional, en Quito. (Wikipedia)

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