domingo, 11 de marzo de 2007

La presión urbanística y la caída de precios ponen en crisis a la agricultura ecológica alicantina


ALICANTE.- La fuerte presión urbanística que vive la Costa Blanca y la permanente crisis de precios en origen de los productos hortofrutícolas han provocado en el último año un parón en seco del desarrollo de la agricultura ecológica. Después de una década de continuado crecimiento del sector, la producción integrada de frutas y hortalizas, lejos de crecer, se mantiene si no retrocede.

El propio sector, por boca del Comité de Agricultura Ecológica, amparado por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, atribuye que el sector no haya crecido ni en productores, ni en elaboradores o comercializadores, ni en superficie cultivada a esos dos motivos: la crisis de precios y la presión urbanística.

Pese a admitir que el sector no ha crecido en el último año como en los diez anteriores (prácticamente desde que se creó la agricultura integrada certificada por la Administración autonómica), el presidente del Comité de Agricultura Ecológica, José Antonio Rico, subraya que «hemos conseguido el mayor registro de la historia, tanto en la provincia como en la Comunidad Valenciana, si se tiene en cuenta que en cualquier provincia o comunidad autónoma española se baja más que en nuestro caso tanto en superficie como en número de operadores de producción y de comercialización».

Pese a lo que considera una «evolución positiva» de este singular sector, que se introduce con pasos de gigante en Europa, en Japón y en Estados Unidos, y no tanto en los mercados nacionales, el máximo representante del sector, José Antonio Rico, sentencia: «El crecimiento ya no es tan espectacular como cuando comenzamos en esto por que el sector está muy envejecido, porque los precios no compensan ni en la agricultura convencional ni en la integrada y porque el agricultor no puede acceder a adquirir, hoy en día, tierras para producir más agricultura ecológica, ya que los precios están desorbitados por los motivos que todos sabemos», en alusión, sin citarlo, a la presión que ejercen los operadores inmobiliarios y los especuladores típicos del urbanismo rápido, que se extienden con sus largos tentáculos por todos los puntos del interior y del litoral alicantino.

Informe oficial

La evidencia de las cifras es la que es y ahí está reflejada en la última estadística oficial sobre agricultura ecológica en España, desglosado por provincias y regiones y elaborado por el Ministerio de Agricultura. De acuerdo con ese informe, recientemente conocido, el parón de ese sistema agrario que busca la obtención de alimentos de la máxima calidad con técnicas respetuosas con el medio natural en Alicante sólo se han creado 70 nuevas hectáreas (unos 35 campos de fútbol) en el último año. Además, sólo se han inscrito veinte nuevos productores y se ha borrado del registro de la Generalitat Valenciana una empresa elaboradora y comercializadora de agricultura ecológica.

Las cifras aún son más preocupantes en el caso de la Comunidad Valenciana, donde la superficie de cultivo agrícola inscrito en el comité ecológico apenas crece en cuatro hectáreas, el menor aumento de toda España. Mientras que en la Comunidad sube este sector un 15% en el último año, en la provincia lo hace en un ínfimo 0,01%. En estos momentos, la agricultura ecológica de la Comunidad Valenciana supone el 3,32% de toda la superficie cultiva en España.

Pero la crisis no le llega al sector sólo de la mano de los motivos hasta ahora expuestos. También se debe a motivos propios. En un siempre saludable ejercicio de autocrítica, el presidente del Comité de Agricultura Ecológica indica que, «dentro de la crisis general, hay sectores que están funcionando muy bien, caso de la almendra cultivada, manipulada y comercializada por la Cooperativa del Mañán, de El Pinós». Esta producción se introduce con pulso firme y negocio al alza en Estados Unidos.

Otros, en cambio, no se han enterado lo más mínimo, o no quieren hacerlo, de que existe un sistema agrario para obtener alimentos de máxima calidad, en el amplio sentido de la palabra. Ese sector agrícola es el de los cítricos, especialmente implantado en las dos Marinas y en la Vega Baja.

Según el máximo representante de este sector, José Antonio Rico, resulta «paradójico» que la crisis de la campaña citrícola, que este año se ha agravado pero que no es nueva, no se trate de paliar por parte de los empresarios agrícolas con su registro en el comité ecológico.

La falta de respuesta de los citricultores no es otra que la falta de concienciación sobre agricultura ecológica y, lo que es más importante, la falta de paciencia a la hora de obtener los resultados. El reglamento de este tipo de cultivo establece un mínimo de dos años para reconvertir un cultivo convencional de cítricos en ecológico, lo que impide los ingresos en un sector especialmente castigado por la falta de precios desde hace muchos años y por la caída en picado de la rentabilidad.

Plan a la carta

La misma situación que se produce en el caso de los cítricos está ocurriendo desde hace muchos años con la cereza de la Montaña de Alicante, un exquisito producto de verano que también goza de un marchamo de calidad o denominación de origen propio, pero que sólo se cultiva con técnicas convencionales, según explica José Antonio Rico.

Al igual que con los cítricos, con las cerezas ocurre que hay una importante demanda en los mercados tanto nacionales como exteriores, que no se puede atender. «Particularmente, yo creo que, en la cereza, se debe a la falta de información de los agricultores y a la escasa iniciativa de la cooperativa de la zona», añade.

El Comité de Agricultura Ecológica, de la mano de la Conselleria de Agricultura, ya tiene definido un plan a la carta en Alpatró y el resto de la comarca de las cerezas (Vall d'Alcalá y Vall de Gallinera) con el fin de divulgar las bondades, desde el punto de vista del negocio, de la agricultura ecológica aplicada a la cereza, que encima tiene «mucha demanda. La trazabilidad lleva su tiempo en este tipo de sistema, pero a medio plazo vale la pena, aunque el concepto de producción es distinto y no todo el mundo se acopla», remacha Rico.

El volumen de negocio que genera la agricultura ecológica es un misterio. José Antonio Rico asegura que son datos «confidenciales», tras aclarar que el Ministerio sólo recoge, como establece la ley, la superficie de cultivo y el número de operadores, no la facturación del sector.

Por otra parte, el cálido invierno europeo ha tenido consecuencias «muy serias» para el sector productor de hortalizas ecológicas de la provincia, concentrado en la comarca de la Vega Baja. Las producciones integradas también se dan, con cierta regularidad, en algunos países europeos. Hasta ahora, las producciones no eran notables debido a las heladas. Pero este año, las escarchas han escaseado.

Si hasta ahora costaba mucho que cristalizaran las cosechas de hortalizas ecológicas en países del centro y del norte de Europa, este año no ha ocurrido lo mismo, según explica el presidente del Comité de Agricultura Ecológica (CAE) de la Comunidad Valenciana, José Antonio Rico.

Ese aumento de las cosechas in situ ha originado una caída de precios y de la demanda en España, y especialmente en las provincias de Alicante, Murcia y Almería, que es donde se concentra el cultivo de hortalizas con técnicas integradas. «Los problemas son muy serios por cuestiones estrictamente meteorológicas, pero son serios y están ahí», añade.

Los alimentos ecológicos, además, pierden interés con la distancia, lo que sin duda incide en que la demanda europea de estos productos naturales haya caído en picado durante todo este invierno.

Esta situación está afectando directamente a medio centenar de productores de hortalizas de la Vega Baja, que se dedican total o parcialmente a la agricultura integrada sin abonos ni tratamientos fitosanitarios y que estaban muy bien implantados en el centro y el norte de Europa, según explica el representante del sector. Rico, que es presidente del Comité de Agricultura Ecológica en representación de la Unió-Coag, considera que este problema es totalmente coyuntural y no volverá a repetirse, pese al anunciado cambio climático por expertos de todo el mundo.

En la provincia de Alicante hay once empresas dedicadas a la manipulación y envasado de hortalizas en fresco ecológicas para exportar que se han quedado sin actividad alguna durante este invierno.

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