sábado, 15 de diciembre de 2012

Venganza caliente / Mariola Sabuco

No creo que Alicante se merezca el vodevil que protagoniza día sí y día también el principal partido de la oposición en el Ayuntamiento, el PSOE, que de tan descentrado que está se dedica a fagocitarse con descaro sin importarle poner en evidencia, como daño colateral, la debilidad del secretario general del PSPV, Ximo Puig, impotente para poner orden en este corral en el que se ha convertido la agrupación socialista alicantina. 

Un sector del partido debe considerar que es más fácil dedicarse a masacrar a su débil candidata a la Alcaldía, Elena Martín, que a lo que debieran por mandato de los ciudadanos que les han votado: controlar la gestión de la alcaldesa del PP, Sonia Castedo. Defenestraron a Martín como portavoz municipal y ahora la humillan dejándole sin sueldo en el Ayuntamiento; y todo por decir algo que es de sentido común: que es un desatino que un partido de la oposición cree una comisión de investigación, sea sobre lo que sea, en este caso sobre las contratas municipales con el empresario Enrique Ortiz. 

El sentido común aconseja que las comisiones de investigación las deben crear quienes gobiernan, y sabido es que ni aún así funcionan. El grupo municipal del PSOE, que se supone dirige Miguel Ull, decidió meterse en charco semejante con el edil de UPyD como único aliado y Elena Martín no perdió la ocasión de ponerles en ridículo. 

Como a los socialistas alicantinos las vendetas les gustan en caliente y huyen de las sutilezas de Maquiavelo, para quien la venganza siempre se ha de servir en plato frío, el miércoles dejaron en la cuneta a la edil que el viernes les había criticado. Y lo han hecho a pecho descubierto, pagando el coste de que se sepa que casi no pueden quitarle el sueldo a la concejal porque nadie quería asumirlo. Se lo llegaron a ofrecer a Gabriel Moreno -crítico con la actual ejecutiva y con el portavoz-, quien lo rechazó de plano; y María José Adsuar se resistió lo que pudo y ha tenido que dejar finalmente su trabajo en un banco. 

El punto dramático en tanto desatino casi lo pone el portavoz del grupo municipal, Miguel Ull, quien estuvo a punto de dimitir. Ull soporta con talante que se le diga que habla por boca de otros, pero no pasa por quedar como un monigote retirando, como pidió Puig, el escrito que ya había presentado comunicando a la Alcaldía que dejaba a Martín sin sueldo. 

La capacidad de esperpento demostrada por el PSOE local el miércoles es difícil de superar, pero seguro que ellos ya están preparando una nueva función que no desmerezca ésta. El PSOE tiene ocho concejales en Alicante y de proseguir en la vía del suicidio llegará el día en el que cabrán en un taxi, como profetizó el veterano militante del PP Manuel Ortuño sobre el comunismo.

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