Arcadi España es algo más que un conseller del ejecutivo de Ximo Puig. Bastaba ver hoy el perfil del público que ha asistido a su conferencia en el Forum Europa para
confirmarlo; había expectación. No son pocos los que observan en su
persona una garantía de futuro para el PSPV, partido aún poblado de
dirigentes que llevaron chaquetas de pana en los años 70 y 80; cuando el
conseller no era más que un niño de Carcaixent arropado por una figura
paternal de fuertes convicciones socialdemócratas.
Las mismas
convicciones, que están en crisis en toda europa, que Arcadi España ha
asumido como propias, una convicción profunda, que abraza una
realpolitik que ofrece la moderación como marco de negociación para
afianzar políticas sociales, y que entiende los complejos retos a los
que se enfrentan la sociedades futuras. Pero su discurso también
traslada una esperanza que puede chocar con una realidad compleja y en
ocasiones lacerante, tanto en lo social como en lo orgánico en un
partido plagado de cadáveres políticos.
Hombre de una lealtad absoluta a Ximo Puig, del que ha sido su jefe
de gabinete durante cuatro años, Arcadi España, que se asemeja a un
profesor de una universidad británica por su aspecto, ha asumido la
cartera de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad como
podría haber asumido cualquier otra del Consell.
Tiene en la cabeza toda
la acción de gobierno, y sabe del valor que supone modular las aristas
de las acciones del president, y de su gobierno,en diferentes contextos,
que no son pocas. Es el caso de la ampliación del Puerto de València,
objetivo que Arcadi España valoró hace tiempo como una bomba de
relojería que podía dinamitar el gobierno valenciano en un contexto en
el que la emergencia climática se ha convertido en la ideología más
importante, junto al feminismo, del siglo XXI.
Ha trabajado, y mucho, para que la Autoridad Portuaria reconsidere
el proyecto en favor de una lectura más ecológica, lo que no significa
que lo haya logrado. En la decisión de eliminar el dragado y la
ampliación del dique hay trabajo de trinchera del conseller, quien hoy ha pedido además que los puertos inviertan parte de beneficios en su entorno.
Es la misma actitud que mantiene con el caos de los trenes de
cercanías,en la Comunidad Valenciana con la esperanza de amortiguar el
fuerte malestar de los usuarios, que son muchos, forzando al Estado a
buscar soluciones. Faltará ver si tanto en un objetivo como el otro su
gestión da los frutos deseados; lo contrario podría erosionarle.
En su conferencia, precedida por una presentación corta y elegante de Josep Vicent Boira
(ejemplo que otros presentadores deberían seguir) ha situado los ejes
de la importancia de una acción política socialdemócrata que combina el
clasicismo de la protección social con la voluntad de encarar un futuro
donde la digitalización está modificando todos los procesos de
producción. Con el empleo digno como principal reto, acompañado de otros
como el feminismo y el ecologismo. Una apuesta que choca, frontalmente,
con el modelo neoliberal que gana adeptos en todas las geografías.
Para
afianzar crecimiento y sostenibilidad, social y ecológica, ha abogado
por “un nuevo contrato social verde. Una nueva alianza entre
administraciones, empresarios, sindicatos y sociedad civil. Un nuevo
contrato que recupere los equilibrios. Tenemos la responsabilidad de
gestionar el presente, pero mirando al futuro. Debemos hacernos las
preguntas adecuadas, y no parar hasta encontrar las respuestas
necesarias”.
El Arcadi España que se ha visto hoy es la versión de un político
que, en definitiva, ha presentado sus credenciales. O, dicho de otra
manera, ha verbalizado en su discurso lo que muchos pensaban de él,
seguramente los mismos que elaboran hipótesis sobre un futuro del PSPV en el que Ximo Puig no será eterno.
El conseller forma parte de ese grupo de jóvenes políticos socialistas
que deberán esforzarse para mantener la hegemonía de la izquierda en la
Comunidad Valenciana en los próximos años frente a Compromís y Podem,
que también trabajan en la misma línea, potenciando también a sus
jóvenes liderazgos.
Pero no es exagerado decir que él simboliza mejor
que nadie el cambio generacional en el PSPV. Por eso hoy se ha visto un
público más nutrido, y más curioso, que en otras conferencias de otros
consellers. Lo que siempre es un síntoma a tener en cuenta.
(*) Periodista
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