ALICANTE.- El aeropuerto de El Altet tiene prácticamente la peor comunicación de España en transporte público con su ciudad de referencia, según la información pública que ofrecen las distintas concesionarias que prestan estos servicios. La frecuencia de los autobuses que comunican Alicante con las instalaciones aeroportuarias, de 40 minutos, es más baja que en casi todas las principales terminales del país. Además, la línea no cubre el trayecto directamente desde el casco urbano, sino que realiza un gran número de paradas en el recorrido.
En contraposición, el precio del billete, de 1 euro, es más bajo que en la mayoría de grandes aeropuertos españoles. Sin embargo, la línea no está integrada en un sistema de abonos, que abarataría el viaje. Así, el coste es también de 1 euro en Madrid, pero con una tarjeta de transportes se reduce a 64 céntimos, y con una frecuencia no superior a 15 minutos. En Barcelona, los autobuses directos llegan a circular hasta cada 7 minutos, y aunque el precio es mucho más elevado (3,75 euros), la línea sí forma parte del sistema tarifario integrado, con lo que el coste puede quedarse en sólo 69 céntimos. En Las Palmas de Gran Canaria, la existencia de un trayecto directo puede reducir el tiempo de espera a 15 minutos, si bien el precio es de 2,60 euros.
La integración tarifaria también se da en Lanzarote, Bilbao y Valencia, aunque en este caso sólo para la línea regular que antes de llegar al aeropuerto pasa por Quart de Poblet y Manises. La capital autonómica ha pasado recientemente también a ser del selecto grupo de ciudades con conexión ferroviaria a su aeropuerto, con la ampliación del metro. También Madrid dispone de esta ventaja, mientras que en Barcelona y Málaga esta función la cumplen los trenes de cercanías, cuya frecuencia nunca es inferior a los 30 minutos. En El Altet no se ha aprovechado hasta ahora el paso de la línea férrea a Murcia por las inmediaciones del aeropuerto para facilitar las comunicaciones.
Otras ciudades aplican otros descuentos que en Alicante no existen, como Palma de Mallorca, cuyos habitantes pueden ir al aeropuerto cada 15 minutos por 0,93 euros. Por su parte, Sevilla y Girona ofrecen tarifas especiales para trayectos de ida y vuelta. Esto beneficia sobre todo a acompañantes de pasajeros o a los usuarios de vuelos nacionales que regresen a casa ese mismo día, y que así tienen la posibilidad de evitar ir con su propio coche de la ciudad al aeropuerto.
También Girona ilustra otro fenómeno que en los últimos años ha revolucionado el transporte aéreo y, en consecuencia, también las comunicaciones con los aeropuertos: las compañías de bajo coste. En la ciudad catalana, una de estas operadoras ofrece un autobús cada 60 minutos, y cada 15 a Barcelona, pese a distar 100 kilómetros de la terminal. La misma compañía presta servicios especiales de autobuses de enlace a sus vuelos en Santiago de Compostela. En ambos casos, se refuerzan unas líneas regulares de baja frecuencia.
Más implicación pública Las limitaciones del transporte público entre Alicante y El Altet son, para la Plataforma Comarcal por la Movilidad Sostenible de l'Alacantí, consecuencia de la «desidia generalizada de la Administración» hacia el tema. Para el portavoz del colectivo, Javier Cobela, la Generalitat debería prestar «más atención» a esta cuestión y promover «un mejor convenio con la concesionaria que permitiera mejores servicios». A su juicio, la actual línea es «lamentable», no sólo por su «demencial» recorrido - tiene Torrellano y no el aeropuerto como cabecera - , sino porque «los autobuses son muy viejos e inadecuados» para el transporte del equipaje que suelen llevar los pasajeros.
Respecto a la inexistencia de una conexión en tren, Cobela estima que la construcción de un apeadero, comunicado con la terminal por autobuses lanzadera - como se ha hecho en la Universidad de Alicante - , sería una idónea solución provisional mientras no se reordenen los accesos ferroviarios a la ciudad. En esta planificación sí se incluye una estación para la terminal aeroportuaria.
www.diarioinformacion.com
En contraposición, el precio del billete, de 1 euro, es más bajo que en la mayoría de grandes aeropuertos españoles. Sin embargo, la línea no está integrada en un sistema de abonos, que abarataría el viaje. Así, el coste es también de 1 euro en Madrid, pero con una tarjeta de transportes se reduce a 64 céntimos, y con una frecuencia no superior a 15 minutos. En Barcelona, los autobuses directos llegan a circular hasta cada 7 minutos, y aunque el precio es mucho más elevado (3,75 euros), la línea sí forma parte del sistema tarifario integrado, con lo que el coste puede quedarse en sólo 69 céntimos. En Las Palmas de Gran Canaria, la existencia de un trayecto directo puede reducir el tiempo de espera a 15 minutos, si bien el precio es de 2,60 euros.
La integración tarifaria también se da en Lanzarote, Bilbao y Valencia, aunque en este caso sólo para la línea regular que antes de llegar al aeropuerto pasa por Quart de Poblet y Manises. La capital autonómica ha pasado recientemente también a ser del selecto grupo de ciudades con conexión ferroviaria a su aeropuerto, con la ampliación del metro. También Madrid dispone de esta ventaja, mientras que en Barcelona y Málaga esta función la cumplen los trenes de cercanías, cuya frecuencia nunca es inferior a los 30 minutos. En El Altet no se ha aprovechado hasta ahora el paso de la línea férrea a Murcia por las inmediaciones del aeropuerto para facilitar las comunicaciones.
Otras ciudades aplican otros descuentos que en Alicante no existen, como Palma de Mallorca, cuyos habitantes pueden ir al aeropuerto cada 15 minutos por 0,93 euros. Por su parte, Sevilla y Girona ofrecen tarifas especiales para trayectos de ida y vuelta. Esto beneficia sobre todo a acompañantes de pasajeros o a los usuarios de vuelos nacionales que regresen a casa ese mismo día, y que así tienen la posibilidad de evitar ir con su propio coche de la ciudad al aeropuerto.
También Girona ilustra otro fenómeno que en los últimos años ha revolucionado el transporte aéreo y, en consecuencia, también las comunicaciones con los aeropuertos: las compañías de bajo coste. En la ciudad catalana, una de estas operadoras ofrece un autobús cada 60 minutos, y cada 15 a Barcelona, pese a distar 100 kilómetros de la terminal. La misma compañía presta servicios especiales de autobuses de enlace a sus vuelos en Santiago de Compostela. En ambos casos, se refuerzan unas líneas regulares de baja frecuencia.
Más implicación pública Las limitaciones del transporte público entre Alicante y El Altet son, para la Plataforma Comarcal por la Movilidad Sostenible de l'Alacantí, consecuencia de la «desidia generalizada de la Administración» hacia el tema. Para el portavoz del colectivo, Javier Cobela, la Generalitat debería prestar «más atención» a esta cuestión y promover «un mejor convenio con la concesionaria que permitiera mejores servicios». A su juicio, la actual línea es «lamentable», no sólo por su «demencial» recorrido - tiene Torrellano y no el aeropuerto como cabecera - , sino porque «los autobuses son muy viejos e inadecuados» para el transporte del equipaje que suelen llevar los pasajeros.
Respecto a la inexistencia de una conexión en tren, Cobela estima que la construcción de un apeadero, comunicado con la terminal por autobuses lanzadera - como se ha hecho en la Universidad de Alicante - , sería una idónea solución provisional mientras no se reordenen los accesos ferroviarios a la ciudad. En esta planificación sí se incluye una estación para la terminal aeroportuaria.
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