sábado, 21 de julio de 2012

A Moraira, de donde nunca debió salir / Apunte de Argárico

Decía Juan José Rosón, ex ministro del Interior en gobiernos de la UCD, que todos los días hay un tonto en España que protagoniza la vida pública, con o sin conocimiento de los ciudadanos. Ayer, ese tonto pudo ser un tal José Ciscar Bolufer, de Moraira, abogado urbanista y político tierno que, por prematuro y sin formar todavía, arrojó a su viejo país al abismo de los implacables mercados y de la sensible Bolsa, haciendo público a destiempo que una de las tres regiones más ricas de España y de la Unión Europea, la Comunidad Valenciana, estaba oficialmente en quiebra y necesitaba con urgencia ser rescatada por el Estado. 

Indudablemente fue el gran protagonista de la jornada para la clase política afincada en Madrid y la pesadilla de Génova 13 con la que ya venía cayendo. Ha podido acabar de un tajo con Rajoy ahora que tanto e insistentemente se le cuestiona desde las finanzas medias, la milicia, su partido, las Cortes y sus propios medios de comunicación. Un peligro suelto, pues, este Císcar, de Moraira.

La ignorancia política supina de este ex alcalde independiente de Teulada, ex delegado de la Generalitat en Alicante, ex conseller de Educación y, ahora, vicepresidente y, nada menos, que portavoz de la Generalitat Valenciana con Alberto Fabra, obliga a su cese por demostrar la suficiente incapacidad como para ocupar cualquier cargo público con algo de trascendencia; ni siquiera el de asesor aúlico de Fabra para temas alicantinos porque estoy absolutamente seguro de que no tiene, por advenedizo e ignorante de la comunicación pública, ninguna de las claves de esta provincia desde ese remoto lugar donde nació, Moraira, caserío del pequeño pueblo de Teulada, y sin relación alguna con los grupos de poder que se reparten de Benidorm hacia abajo casi comarca por comarca. Le falta pedigrí aunque domine su lengua vernácula, y relaciones sociales de tiempo.

Desde esas latitudes tan aisladas y, cerradas culturalmente al exterior, yo no me creo que la información estratégica que Fabra necesita saber sobre la provincia de Alicante sea la correcta y la adecuada y, mucho menos, si se la proporciona, de tercera mano e interesada en origen, un sujeto tan osado e inconsistente como éste otro Císcar de derechas y de irrupción relativamente reciente en la política autonómica. La consecuencia, aún por ver a medio plazo, es seguramente que también se ha llevado políticamente por delante a Fabra, quien enseguida tuvo que salir al quite sin saber que en estas situaciones la contradicción significa echar más gasolina a la hoguera de la sorpresa. Porque conocimientos elementales de comunicación corporativa ya se ve que ninguno de los dos tiene, ya que lo del ladrillo no los proporciona ni de forma infusa. Así que Císcar de portavoz del Consell, res de res.

La moraleja de la situación se puede resumir en que no podemos tener políticos tan paletos y pueblerinos por el riesgo añadido que supone su falta de perspectiva global de la situación. Estoy seguro que Madrid para un señor de Moraira está mental y culturalmente tan lejos como Nueva York y apuesto que el señor Císcar, aparte de no hacer pié fuera de su pueblo o algo más allá, se pierde si lo dejas en cualquier calle de la capital del Estado autonómico. No digamos ya Bruselas, obligado referente más que nunca en estos momentos de penuria y mendicidad a que estamos obligados los arruinados españoles por ese urbanismo al que se ha dedicado profesionalmente el señor Císcar y, en menor medida, también el señor Fabra en su calidad de aparejador.

En estos momentos los partidos necesitan otro tipo de cantera, más universal y no tan reduccionista, que sepa inglés, lea a diario por internet la prensa internacional de referencia y tenga un mínimo pensamiento estratégico para poder circular en esta coyuntura sin provocar daños colaterales por desconocimiento. Éste Císcar no parece reunir ese mínimo de requisitos indispensables para ocupar la segunda magistratura de una región tan clave como es la Comunidad Valenciana y el resultado no ha podido ser peor a la primera ocasión. 

Yo espero que presente su dimisión en las próximas horas y que se la acepte de inmediato el presidente de la Generalitat porque este es de los tipos que, como alcalde de Teulada puede pasar, pero demuestra que de Moraira nunca debió salir hacia las estancias del Palau... tras tornarse a la primera en un verdadero peligro público. Y allí debe volver cuanto antes a intentar ganarse la vida de otra manera, quizá aplicando aquella controvertida ley urbanística valenciana, que tanto rédito le dió antes de entrar en política.

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