La mayoría de los jóvenes alicantinos ocupan puestos laborales con requisitos por debajo de su cualificación

VALENCIA.- La generación más preparada de la historia de España ocupa puestos laborales con unos requisitos muy por debajo de su cualificación, talento y recursos materiales malgastados.

Esa podría ser la conclusión que se obtiene del estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). El informe, recogido en el número de marzo de la revista Capital Humano que edita Bancaja, destaca que uno de cada tres jóvenes (un 34% concretamente) ocupan un puesto laboral con unos requisitos por debajo de su cualificación.

En el caso de primer empleo el porcentaje sube hasta el 42,3%. En definitiva, los trabajadores jóvenes se atienen al celebrado lema de “sobradamente preparados”, pero lejos de ser motivo de soberbia, la expresión debe ser objeto de preocupación.

Nunca antes ha habido en España una generación tan formada. Cada vez más jóvenes acuden a la Universidad y realizan estudios de postgrado; año a año las distintas administraciones aumentan sus inversiones para dotarse de mayor infraestructura educativa. Sin embargo, se advierte un progresivo distanciamiento entre la formación que reciben los jóvenes y los requerimientos de los puestos en los que trabajan.

El avance de la enseñanza universitaria en las últimas décadas ha sido impresionante. Según datos que ofrece José García Montalvo, uno de los autores en los que se apoya el estudio, “la población con estudios universitarios entre 25 y 64 años ha pasado de 727.000 en 1977 a 3,2 millones en el año 2000, lo que supone que la proporción de graduados universitarios en la población ha crecido desde el 4% hasta el 16%”.

Los autores del informe Observatorio de la Inserción Laboral de los Jóvenes Bancaja-IVIE confirman con sus datos lo que empresarios y trabajadores llevan tiempo advirtiendo: la preparación que reciben los universitarios no se ajusta a las necesidades de las empresas.

Al comparar la evolución en el tiempo se constata que, pese a los cambios normativos y la mayor conexión del mundo universitario con el de la empresa, el proceso de divergencia continúa empeorando. El porcentaje de jóvenes sobrecualificados en su primer empleo ha aumentado respecto a las encuestas realizadas en 1996 y 2002. Si en el Observatorio de 2002 se reflejaba que el 35,8% de los encuestados se consideraban sobrecualificados, este desfase se ha incrementado hasta un 42,3% en el sondeo de 2005.

Ese incremento progresivo se puede achacar a un aumento de jóvenes que compaginan estudios y trabajos, con lo se incrementa la probabilidad de que se trate de empleos no adecuados a su cualificación, como ocurre en los trabajos en hostelería o en labores agrícolas que realizan algunos universitarios en verano. También se atribuye al continuo aumento del nivel de formación de los jóvenes, así como el estancamiento relativo de la cualificación necesaria para desarrollar los trabajos demandados.

Si el proceso es general, tiene especial repercusión en el caso de las mujeres. El número de universitarias ha crecido exponencialmente y la cualificación de los trabajos se mantiene en menores niveles que para los varones.

Por grupos de edades, los jóvenes de entre 20 y 24 años registran el mayor desajuste entre su formación y el puesto que ocupan, aunque después de esa edad, el nivel de sobrecualificación disminuye, probablemente por la mayor experiencia. De hecho, los empleados de más de 29 años alcanzan un mayor índice de adecuación entre su preparación y el trabajo que desempeñan.

El informe también recoge datos sobre la adecuación laboral de los inmigrantes y señala que la sobrecualificación es menor en este colectivo y que su menor cualificación facilita el ajuste entre la formación y el empleo que finalmente desempeñan.

El 63% de los jóvenes nacidos fuera de España tiene una cualificación adecuada a su puesto de trabajo y el 28,1% considera que el trabajo está por debajo de su cualificación. Cabe concluir que la menor cualificación ente el colectivo de inmigrantes se encuentra en ese mayor ajuste entre la formación y el puesto de empleo.

(En la fotografía, la Universidad "Miguel Hernández", en Elche)