El hierro meteórico es un resto de disco protoplanetario del universo temprano que se encuentra en meteoritos de hierro y níquel.
Según las estimaciones del equipo, un gorro y un brazalete bañados en oro contenían material extraterrestre procedente de un meteorito que se estrelló contra la Tierra hace un millón de años.
El estudio explica que el hierro de los meteoritos se encuentra en ciertos tipos de meteoritos pétreos, compuestos principalmente de silicatos -una sal hecha de silicio y oxígeno-.
Como proceden del espacio exterior, están compuestos de una aleación de hierro y níquel con una composición variable de níquel superior al cinco por ciento en peso", escribieron los investigadores.
También contienen otros elementos químicos menores y traza, siendo el cobalto uno de los más significativos".
El uso de meteoritos caídos para fabricar objetos era una práctica común hace miles de años, ya que se encontró un artefacto similar en la tumba de Tutankamón.
El Tesoro de Villena fue descubierto en la Península Ibérica, revelando una mirada a la época en que la gente pasó de la piedra al bronce.
Sin embargo, el tesoro perteneció probablemente a toda una comunidad y no a una sola familia real.
Alrededor del 90% de la colección se fabricó con oro de 23,5 quilates e incluye once cuencos, tres botellas y 28 brazaletes.
Los objetos fueron descubiertos por el arqueólogo José María Soler en diciembre de 1963, mientras él y su equipo excavaban en el lecho de un río seco llamado "Rambla del Panadero", a unos 11 kilómetros de Villena.
Los tesoros se conservan desde entonces en el Museo Arqueológico de la ciudad, lo que ha permitido realizar nuevos análisis que han descubierto los metales extraños.
El equipo de científicos españoles y saudíes midió las moléculas de cada una de las piezas, lo que les permitió buscar restos de aleación de hierro y níquel.
Los investigadores hallaron un gorro y un brazalete que presentaban hierro meteórico: el primero constituía el 5,5 por ciento del material y el segundo sólo el 2,8 por ciento.
El autor principal del estudio, Ignacio Montero Ruiz, investigador del Instituto de Historia de España, declaró a Live Science: "La tecnología del hierro es completamente diferente a la metalurgia basada en el cobre y a la de los metales nobles (oro y plata).
Por tanto, quienes empezaron a trabajar con hierro meteorítico y más tarde con hierro terrestre tuvieron que innovar y desarrollar una nueva tecnología".
'Sin embargo, los niveles de níquel en el hierro terrestre son generalmente bajos o muy bajos y con frecuencia no detectables en los análisis.'
En 2016, investigadores del Museo Egipcio de El Cairo, el Politécnico de Milán y la Universidad de Pisa dieron a conocer una daga, intrincadamente decorada y encerrada en una vaina dorada, que presentaba una hoja fabricada con hierro procedente de un meteorito.
El equipo utilizó una técnica similar para examinar la composición del metal, haciéndolo coincidir con un meteorito llamado Kharga, hallado en 2000 en la meseta egipcia de Maras Matruh, a 240 kilómetros al oeste de Alejandría.
La daga se considera uno de los objetos más destacados que se han recuperado de la tumba de Tutankamón debido al fino trabajo en metal que muestra.
Se encontró dentro del sarcófago del joven faraón.
La empuñadura tiene un mango de oro finamente repujado con un pomo de cristal, mientras que la vaina estaba decorada con un motivo floral, dibujos de plumas y una cabeza de chacal.
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