GUADALAJARA.-
Con la agricultura industrial en el punto de mira
como principal culpable del tremendo desastre ecológico, se pregunta la
Asociación de Municipios Ribereños del río Tajo como es posible que la
misma ministra que lo condena siga aprobando
trasvases, mes tras mes, en contra de su propio criterio. Pide que se
reviertan todas las hectáreas de regadío que se han ido sumando desde
finales de los años 80.
“El asesino del Mar Menor
es reincidente, lleva torturando al rio Tajo y a nuestros embalses desde
hace décadas, con la connivencia del Gobierno de la Región de Murcia”,
clama la presidenta de los ribereños, María de los Ángeles Sierra.
“Cuando hablen del Mar Menor, recuerden que es un crimen que llevamos
denunciando desde hace años los municipios ribereños, para chanza de
gente como Teodoro García Egea o López Miras, que ahora callan y tratan
de centrar todo el debate sobre Cataluña y descargar responsabilidades
en el Gobierno”.
Desde la Asociación de Municipios
Ribereños condenan también la actitud de la ministra, Teresa Ribera,
que pese a haberse mostrado muy crítica con la agroindustria, volvió a
aprobar un nuevo trasvase casi máximo, en contra del sentido común y de
su propio criterio. “Con toda el agua recogida en el Levante y los
graves daños ocasionados por la agricultura industrial, resulta mezquino
seguir alimentando al dragón”.
“Ahora, más que
nunca, se nota que no era una guerra entre comunidades; sino una guerra
entre los ciudadanos de a pie, castellanos y murcianos, contra los
intereses privados de grandes empresas a los que el patrimonio de todos
los españoles y el medio ambiente les resulta menos interesante que
llenarse la cartera de billetes”, denuncia la también alcaldesa de
Cañaveruelas.
Así, desde la Asociacion recogen la
petición de los muchos grupos ecologistas y asociaciones de vecinos de
la Región de Murcia que vienen reclamando una reconversión de las
hectáreas de regadío que se han venido sumando de forma ilegal en el Campo de Cartagena.
“Pero todas, las que se han sumado desde finales de
los años 80”, aducen.
“La cuenca del Segura no es deficitaria, lo que
tiene es un exceso indecente de demanda que jamás han querido limitar;
de esos polvos, los fangos del Mar Menor”.
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