ALICANTE.- El pasado 19 de julio, hace 100 días, el recién elegido presidente de la Diputación de Alicante, el popular Carlos Mazón, aprovechó su discurso de investidura para tender la mano al Consell
tripartito de izquierdas con el lema acuñado por la propia Generalitat:
«Tots a una veu», recuerda hoy El Mundo.
Después de cuatro años en los que el anterior
presidente, César Sánchez (también del PP), optó por la confrontación en
los juzgado que tan buenos réditos le dio, Mazón cambió de estrategia:
«Mi mano alicantina será firme en la defensa de los intereses de la
provincia pero mi mano valenciana queda oficialmente tendida para hacer
más Comunidad», le dijo a Ximo Puig.
Mazón pidió ala presidente de la Generalitat un «cambio de dirección»
con la retirada de «las armas que hay encima de la mesa» -las leyes
autonómicas «contrarias a la provincia de Alicante» como los decretos
sobre Turismo, las Mancomunidades, los servicios sociales o los
relativos a la imposición lingüística- para sentarse hablar. Pero a su
vez, y a cambio, le pedía que se fijase fecha y hora para hablar. Y así
fue. El 5 de agosto se reunió con Mónica Oltra, el 3 de septiembre con
Puig y 1 de octubre con Rubén Dalmau. Las cartas ya están encima de la
mesa.
El Tribunal Constitucional da vía libre a la Ley de Mancomunidades
A finales de septiembre el pleno del Tribunal Constitucional declaró constitucional la ley de Mancomunidades de la Comunidad Valenciana
al entender que no vulnera la autonomía provincial al no excluir la
colaboración con otros entes locales. Caía así una de las armas sobre la
mesa a las que se refería Mazón, pero precisamente en contra de lo
vaticinado por el PP que interpuso el recurso en el alto tribunal. Según
la sentencia, la Generalitat ostenta la competencia en el ámbito local y
da prioridad a la colaboración entre diputaciones provinciales y
mancomunidades de ámbito comarcal. La lectura del propio Mazón en una entrevista concedida a EL MUNDO
fue que el TC había reforzado el papel de las diputaciones: «El
objetivo de esa acción judicial era doble. Primero aclarar si esos
artículos eran constitucionales o no, pero en cualquier caso, el
fundamental, salvaguardar las competencias de la Diputación y el
principio constitucional de la autonomía provincial. Y en ese sentido,
en el cuerpo del auto, sale reforzada la posición de la Diputación»,
dijo.
Competencias impropias en Salud Mental. Primeros cimientos.
El primero de los encuentros con la Generalitat, en este caso con la vicepresidenta Mónica Oltra (Compromís),
versó sobre las competencias impropias que desarrolla la Diputación
(con su dinero) en materia de Salud Mental.Tras 45 minutos, se acordó
que el Consell se haga cargo progresivamente de las competencias
impropias que el ente provincial viene asumiendo desde hace décadas y
que suponen un perjuicio para las arcas provinciales en casi 200
millones de euros desde entonces por los pagos los servicios de
teleasistencia, el Hogar Provincial y el Centro de Salud Mental Doctor
Esquerdo. A cambio, la Diputación se comprometía a asumir atribuciones
de la nueva Ley de Servicios Sociales Inclusivos que supone, entre otras
cosas, que el ente provincial financie los servicios sociales de base
en municipios con una población menor a los 20.000 habitantes, lo que
viene a suponer un 21 o 22 % de la población.
Una comisión mixta para tratar todos los puntos de fricción entre ambas administraciones que todavía no se ha creado.
En la reunión bilateral con Ximo Puig a principios de septiembre, Mazón consiguió que ambas administraciones creasen una «comisión mixta,
con carácter permanente y transversal, que se creará para abordar y
consensuar este mandato asuntos de interés común entre ambas
instituciones, proyectos de ley, iniciativas y líneas de trabajo de las
diferentes consellerias en materias como bienestar social, sanidad o
infraestructuras». Era el modo de quitar de la mesa el resto de las
«armas» de las que habló en su discurso de investidura. Por el momento
no se ha creado dicha comisión pero fuentes de la Diputación afirman que
ya ha habido contactos para su configuración. Puig, como contrapartida,
anunció que impulsará una iniciativa legislativa que permita otorgar
rango de ley al Fondo de Cooperación Municipal, con el fin de consolidar
este mecanismo de financiación de la administración local para todos
los ayuntamientos y garantizar la concesión con criterios objetivos. Un
fondo que el antecesor de Mazón soslayó mediante el uso de los
remanentes para la adjudicación inversiones financieramente sostenibles.
Era el modo de proceder a la inversión y mantener contentos a los
ayuntamientos propios y ajenos pero no como quería el Consell, que desde
el inicio de la legislatura anterior había anunciado el derribo
progresivo y controlado de las diputaciones provinciales.
Turismo, campo de pruebas de la nueva colaboración.
Si
Mazón se guardó para su gestión directa la competencia de Turismo, este
es el campo de pruebas de la futura colaboración entre Generalitat y
Diputación. La semana pasada ambas administraciones pusieron en marcha la mesa de coordinación turística
que, en torno a cuatro ejes, «tiene el objetivo de compartir
estrategias y metodologías y de aunar esfuerzos en la promoción y
defensa del sector turístico de la provincia».
La gran emergencia: La DANA de septiembre.
El
mayor problema con el que se ha encontrado el nuevo equipo de Gobierno
durante estos 100 días fue la gestión de los daños producidos por la
DANA de septiembre, donde la institución provincial acaparó todo tipo de
elogios por su rápida y contundente respuesta. Otra cosa fue la gestión
política de lo sucedido. Los agricultores y regantes de la Vega Baja
pidieron ayuda a Mazón ante la actuación de la cúpula de la
Confederación Hidrográfica del Segura y éste les prometió dinero para
llevarla a juicio e investigarla en las Cortes Valencianas. Se de la
circunstancia de que son cargos nombrados por el PSOE y resultó muy
difícil que socialistas y nacionalistas se adhiriesen a la petición se investigación, peso se logró, aunque luego se ralentizase el proceso en las Cortes Valencianas.
Las relaciones con el socio preferente
Fue
en aquel pleno de la DANA en el que se vislumbro una primera fisura
entre los 14 diputados populares y los dos de su socio preferente,
Ciudadanos (Cs). El portavoz del partido naranja se posicionó
con los socialistas a la hora de afear a Mazón que tuviese en su poder
un email del presidente de la CHS de cuya existencia no había hablado
con ellos. Fue la primera pero no la última. En pleno periodo
preelectoral Cs aprovechó una nota de prensa hace dos semanas para arrogarse un cambio de modelo en la petición de sus ayudas para Planes de Obras
directamente apuntando contar tres diputados populares, sus socios.
Al
final se demostró que los Planes de Obras que se van a aprobar
previsiblemente este mes siguen los mismos criterios que desde hace
décadas y que todos los que pidan ahora no podrán hacer en años
venideros. Anticipándose al anuncio institución el, el portavoz de Cs y
diputado de Infraestructuras, Javier Gutiérrez, en un acto de partido
anunció públicamente el plan «Planifica», con un cambio de modelo en la
petición de ayudas a cuatro años. En esa comparecencia aseguró que a
ellos les gusta más «correr y el PP prefiere ir más despacio». En el PP
no se han dado por aludidos.
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