domingo, 27 de octubre de 2019

¿Tren o avión? Busca cuánto contaminarás (y tardarás) en tu próximo viaje por España

MADRID.- Te levantas un día cualquiera, vives en Almería y tienes ganas de viajar. Empiezas a pensar destinos nacionales en los que pasar unos días y en tu cabeza aparece Barcelona. Como tantos otros viajeros, preparas el itinerario y dudas entre coger un avión o un tren, pero el debate solo dura unos segundos. Con una simple búsqueda das de bruces con el drama del transporte en España: uno puede hacer los casi 800 kilómetros que separan ambas ciudades en un avión que dura, en el peor de los casos, 4 horas (y haciendo escala) o en un tren que en la mejor de las situaciones tardará hasta 13. Es verdad que con la segunda opción contaminarías 8 veces menos de media y te saldría algo más barato, pero en tiempo no hay comparación posible, plantea hoy https://www.elconfidencial.com.

Muchos partidos políticos españoles se han sumado estas últimas semanas a la iniciativa internacional impulsada por, entre otros, la activista ambiental Greta Thunberg, con la idea de fomentar el viaje en tren y dejar de lado el avión, al menos, en los vuelos cortos y nacionales para luchar contra el cambio climático.  
Íñigo Errejón y su partido Más País llevan esta idea como una de sus medidas estrella para las elecciones del 10 de noviembre y hasta la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha propuesto limitar este tipo de trayectos siguiendo los proyectos que ya han llegado a parlamentos como el francés o el holandés. Pero ¿es posible hacer en nuestro país algo así de forma rápida y sencilla? Los datos y los expertos demuestran que, si quieren que funcione, bajo el titular se necesita mucho más.
El caso expuesto al inicio de este artículo es uno de los más extremos pero, lejos de ser aislado, se acerca y mucho a tantos otros que se encuentran en la geografía española. Entre el peor vuelo y el mejor tren de la ruta A Coruña-Bilbao hay 7 horas de diferencia y lo mismo ocurre en la que va de Vitoria a Sevilla. Pero es que no solo pierde el tren en cuanto a tiempo sino que incluso pasa con los precios, pues encontramos casos en los que pese a ser el transporte ferroviario mucho más lento, este tiene un coste superior al aéreo.
De media el avión contamina 7 veces más por persona que el tren y en eso se basan los políticos para defender el cambio de usos, pero ¿es posible convencer a la gente de que modifique su forma de moverse con esta cifra teniendo en cuenta el resto? Para tener todo más claro, en Teknautas hemos recopilado y analizado todos los vuelos y viajes en tren entre las capitales de provincia que cuentan con estación y aeropuerto. Y este ha sido el resultado.

El problema del transporte en España

Hay un dato que se mantiene en todos los casos comparados: el avión emite más kilogramos de CO2 que el tren. Siempre. Sin embargo, la cantidad final de contaminación que generes dependerá —además del origen y el destino— del dinero que quieras gastar y el tiempo que inviertas en el viaje. En cuanto al tiempo que puedas tardar debes saber que, según los expertos, todo va a depender de qué transporte supere una cifra: las dos horas y media de trayecto. En el momento en el que una de las opciones rebase ese límite, es mucho más probable que optes por elegir el otro medio de viaje que tenías en mente.
Esa cifra puede sonar algo extraña, pero se ha tomado como un tiempo límite y se ha usado para la propuesta de ley que está preparando Francia con miras a reducir el número de vuelos nacionales al año. En concreto, el país vecino plantea suprimir cualquier ruta aérea que pueda cubrirse en las dos horas y media (extra) que deberías pasar en el aeropuerto para facturar las maletas y pasar el control de seguridad. 
Tomando esta idea para España, los 36 vuelos diarios que cubren la ruta de Madrid-Barcelona deberían desaparecer en beneficio del AVE, que cubre la distancia en exactamente dos horas y media. Es cierto que en avión tardas una hora y cuarto menos, pero estás emitiendo de media 141 kilogramos de CO2 frente a los 18 que supondría viajar en tren. Siete veces más.
Pero esto no puede extrapolarse al resto del país: en un cuarto de las rutas sale mejor coger un avión con escala que un tren. Entre el mundo de las grandes ciudades accesibles con AVE de alta velocidad y el resto hay años luz de distancia, y es ahí donde se genera el gran problema. Mientras que el tren entre Madrid y Valencia tarda exactamente lo mismo que lo haría un avión, una hora y cuarenta minutos, viajar del norte al sur es toda una epopeya: entre Barcelona y Almería hay trece horas de viaje por los raíles frente a los escasos 60 minutos de vuelo directo, con una emisión de 120 kilos de CO2 frente a 15.
En la franja cantábrica la cosa no mejora: un trayecto de Bilbao a Vigo (665 km en coche) supone pasar 11 horas en el tren para cubrir una ruta que implica, irremediablemente, bajar hasta León y después subir por Burgos y Miranda de Ebro. Si estás pensando hacer este viaje, ten en cuenta que solo hay un tren y que aunque madrugues no llegarás a tu destino hasta las nueve de la noche.
Adrián Fernández, experto en movilidad y responsable de este departamento en Greenpeace, enumera tres factores que aventajan al avión frente al tren: los impuestos al carburante, la fiscalidad y las compensaciones por emisiones. 
Aunque en los vuelos domésticos y en algunos países de la UE las compañías aéreas pagan un 10% de IVA, el sector juega con mucha ventaja porque en la mayoría de vuelos está exento de abonar este impuesto, lo que facilita la competitividad y unos precios de billete más bajos que otros medios de transporte como el tren. 
"Además", añade Fernández, "tanto el tren como el coche o el bus están sometidos a los impuestos del IVA sobre el carburante, pero la aviación no".
"Cuanto más largo es el vuelo más se reduce la contaminación, porque en lo que más gasta energía un avión es en el despegue y el aterrizaje. De primeras puede parecer que volar es bastante más eficiente porque no requiere de una infraestructura específica, pero el problema llega cuando hacemos un cálculo por pasajero en materia de emisiones: aunque es un transporte colectivo como el tren o el autobús, el transporte ferroviario es cincuenta veces más eficiente por cada billete que vende".
Si las cifras ya suenan problemáticas, hay que tener en cuenta que el dióxido de carbono no es el único protagonista de esta historia. El impacto medioambiental va mucho más allá del efecto invernadero. 
La organización Ecopassenger ha preparado una calculadora de emisiones (cuyos datos de CO2 hemos utilizado para la nuestra) y comprende factores que van mucho más allá de este potenciador del efecto invernadero como la producción de óxido nitroso —responsable de la acidificación—, algunos hidrocarburos sin metano y partículas que provienen de la combustión y que son responsables de 'smogs' como la conocida 'boina de Madrid'. Aunque los coches y los trenes también producen estas emisiones, el avión siempre las supera con creces.
"El CO2 es uno de los factores del cambio climático, pero los contaminantes locales también hay que tenerlos en cuenta, especialmente las micropartículas que nacen de los motores de combustión y caen sobre las zonas aledañas a los aeropuertos. A eso hay que sumarle también la contaminación acústica porque, aunque se han conseguido pequeños avances, en muchas ocasiones se siguen incumpliendo los niveles de ruido".

Cómo conseguir que el tren gane al avión

Con este cuadro que nos pinta la situación climática actual y la pelea entre avión y tren, ¿es posible encontrar una solución que pueda reducir los niveles de polución provocados por la industria aérea sin perder eficiencia en los viajes? El debate está sobre la mesa y hay versiones para todos los gustos.
Germà Bel, profesor de Economía de la Universidad de Barcelona y experto en transporte, asegura a Teknautas que el mayor problema ahora mismo es que la mayoría de iniciativas y medidas no suelen pasar de los titulares y están vacías de contenido. 
 "Los que lo proponen han escuchado campanas e intentan aprovechar el tirón, pero ni siquiera han hecho encuestas ni analizado la situación. Hablan sin saber y así es imposible hacer que nada funcione", apunta este experto.
Bel no niega que el avión contamine más que el tren, pero pide que se tengan en cuenta muchos más aspectos relacionados con la movilidad a la hora de tomar decisiones. 
"No nos podemos quedar solo con datos fijos de viaje de punta a punta o de contaminación por persona, pues es todo relativo. Si analizamos los viajes hay que tener en cuenta también la ruta que uno hace de casa o del trabajo a la estación o al aeropuerto, eso también cuenta y es clave. Al igual que tenemos que ver cómo de llenos van esos transportes y de dónde sacan la energía aunque sean eléctricos".
El especialista apuesta por poner más impuestos a la aviación y que paguen, como muchos otros, por la huella ambiental que provocan, pero deja claro que solo con eso no se puede cambiar todo. 
"Debemos pensar que la mayoría de los viajes los hacemos por obligación, no por placer, y eso es muy importante. Por necesidad el hombre se mueve como más le beneficia pensando en sus intereses, en la utilidad y la eficiencia. El dinero es un factor importante pero también hay que estudiar los lugares a donde viaja la gente y cómo se mueve. Uno coge un avión porque tarda menos y porque va a un lugar que desde el aeropuerto le puede venir bien y lo mismo pasa con el tren".
En cuanto a las iniciativas que se empiezan a mover a nivel internacional las hay de todos los tipos. Están los que practican el 'flygskam' o 'la vergüenza de volar', una iniciativa nacida en Suecia que quiere renunciar a volar para salvar el medioambiente y que muchos señalan como el principal motivo de que el número de vuelos en el país de Greta Thunberg haya caído este año un 8%. No entienden de excusas: si el viaje incluye un avión, que no cuenten con ellos.
También hay organizaciones como Stay Grounded, que viajan por el mundo —incluyendo España— con el objetivo de concienciar sobre la abrupta expansión de vuelos, aeropuertos y terminales y sus consecuencias medioambientales —según sus datos, actualmente hay 423 nuevos aeropuertos planificados o en construcción— con el fin de promover una transición a transportes verdes a través de la negociación con el sector. 
Saben que los aviones no pueden desaparecer de un día para otro, pero sí proponen varias medidas para reducir el tráfico aéreo: tasar el queroseno, aplicar un impuesto a los billetes que no sea más bajo que el de los trenes y dar incentivos a las iniciativas de 'viajes verdes'.
"A día de hoy, muchas aerolíneas ofrecen puntos —como los 'Avios' de Iberia— que te descuentan el precio de tu próximo billete y eso lleva al consumo intensivo de vuelos. Lo mismo pasa con la publicidad: el avión no debería tener espacio en la esfera pública teniendo en cuenta la crisis climática en la que nos encontramos. Tendría que cambiar la lógica y aplicarse un incremento proporcional del precio del billete cuanto más se vuele", explica Magdalena Heuwieser, portavoz de la organización. "Deberíamos considerar coger un avión solo en casos de emergencia".

Puente aéreo y mejora tecnológica

Trayendo el problema a España, entre las soluciones hay dos puntos clave que siguen defendiendo firmemente los que optan por apostar por el avión y que parecen infranqueables por el transporte ferroviario: el puente aéreo y la mejora tecnológica. A día de hoy, el tren no parece ser capaz de igualar al avión en estos dos conceptos, pero, ¿qué significan?
El primero ya es bastante conocido en España y se refiere básicamente a que el español que coge vuelos interiores no lo hace para ir de ciudad a ciudad sino que lo usa como puente para tomar vuelos internacionales. Aeropuertos como el de Madrid o el de Barcelona son los más usados para este tipo de viajes en los que los pasajeros hacen una pequeña escala dentro del país para luego dar el salto. Esta es ahora mismo, y según los expertos, la razón de ser de los vuelos domésticos en nuestro país. 
"Los vuelos peninsulares solo funcionan por la comodidad de conectar tu ciudad con el aeropuerto que te llevará a tu destino internacional. Lo que nosotros decimos desde Greenpeace es que esa misma función la podría hacer perfectamente el transporte terrestre. Trenes o autobuses que te pueden llevar la maleta al aeropuerto y se encargan de todo, como ocurre ahora con los aviones", plantea Fernández.
Además, hace falta un poco de conciencia ciudadana. "Lo de mantener estos vuelos nacionales que además ocupan espacios en aeropuertos y tienen una ocupación notablemente menor que en vuelos internacionales hay que replanteárselo. Hay gente que se queja de tener que cargar las maletas en el tren y demás pero supeditar algo tan grave como las emisiones a la cuestión de no querer cargar con la maleta es bastante grave", apunta.
Los datos demuestran que cuando se conectan dos ciudades con un tren rápido y eficiente, el avión queda en el segundo plano. Rutas como Madrid-Sevilla, Madrid-Barcelona, Valladolid-Barcelona o Valencia-Madrid, todas cubiertas con AVE de Alta Velocidad, se sitúan en el 'top 10' de las que tienen más viajes en tren, superando en gran medida a las frecuencias aéreas. Un buen ejemplo es la conexión entre Sevilla y la capital castellana que ofrece más de una veintena de trayectos en AVE y menos de cinco vuelos al día. 
Las dos principales ciudades españolas, Madrid y Barcelona, todavía cuentan con una treintena de vuelos al día, pero el tren de alta velocidad sigue siendo el predilecto para estar en la ciudad condal en dos horas y media justas.
El otro punto clave en la defensa del avión es su capacidad de mejora. ¿Cabe la opción a corto plazo de tener aviones más verdes? La industria trabaja por ello, pero es complicado. "La tecnología es la que es, se está mejorando la eficiencia poco a poco porque cada nueva generación de aviones es un 15% más eficiente que la anterior, pero siguen funcionando con turborreactores y siguen quemando combustible. El biodiésel o el bioqueroseno no deja de ser un combustible que quemas y que se transforma en CO2". 
Por muy verde que se quiera ser, despegar y aterrizar sigue siendo costoso energéticamente y eso es difícil de cambiar.

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