ELCHE. - El pasado
miércoles, en el enésimo intento de conseguir que Alicante y Elche
aúnen fuerzas de cara a poner objetivos comunes que reivindicar juntos
en Valencia o Madrid, volvieron a materializarse los mismos problemas que han impedido que este reto cristalice.
Las buenas palabras de arranque entre los regidores de las dos ciudades, Luis Barcala y Carlos González,
se empezaron a torcer cuando el primer edil ilicitano mostró sus
reservas ante el entusiasmo de su homólogo alicantino.
Una inquietud que
viene por la falta de equilibrio inversor que ha recibido la ciudad si
se compara con la capital alicantina —Euipo, el Adda, Ciudad de la Luz o la Casa Mediterráneo—, ya que la mayoría de grandes actuaciones o hitos municipales se han tenido que hacer con dinero propio.
Una posición que no sentó bien ni entre Barcala ni entre el empresariado, que lamentaba volver a oír palabras sobre el denominado 'agravio comparativo';
"prima de capitalidad" en palabras de González. Algo que no es óbice
para que no se puedan trabajar proyectos de futuro, sin embargo, es
obvio que el pasado pesa demasiado.
Y sin que sirva como excusa para no
trabajar en esas reivindicaciones —que además van más allá que las dos
ciudades, puesto que afectan a toda la provincia y especialmente las
comarcas de influencia de sendos municipios—, es un hecho que Elche ha
tenido que 'hacerse a sí misma' en numerosas ocasiones.
El ejemplo más
claro es el de la Universidad Miguel Hernández (UMH), la única universidad pública valenciana que ha tenido que ser sufragada con la financiación de la ciudad que la acoge. 43 millones de euros que se tuvieron que destinar para expropiar los terrenos e intereses y que aún no han sido compensados.
Una falta inversora que está muy presente
Más
de veinte años después, el Consell ha accedido a compensar esa cantidad
en proyectos para la ciudad, puesto que hasta ahora han sido pocos. Por
el momento, el que está encima de la mesa aunque va muy lento, es el
del Centro de Diseño y Moda del Calzado, del que por ahora tan sólo se ha adquirido el edificio de Correos sobre el que se construirá. Unos 700.000 euros de una inversión calculada de 8 millones. La siguiente, en teoría, será la de 10 millones de euros para rehabilitar mil de los edificios más antiguos de Elche, aunque aún está todo por definir, empezando por la oficina municipal encargada a Pimesa.
Y
desde muchos antes de la UMH, la ciudad lleva sufragando con su
presupuesto sus principales proyectos, algo normal. Al menos hasta
cierto punto. Sin embargo, es la falta de grandes inversiones de las
distintas administraciones en comparación no sólo con Alicante, sino con
otros municipios, la que hace que no sólo el alcalde esté hasta cierto
punto hastiado con esta situación, también gran parte de la sociedad civil ilicitana a la que hizo referencia.
El nombramiento ya del PAT generó enormes discrepancias con el
planteamiento, al pensar que un 'área metropolitana' podría difuminar
más a Elche en comparación con Alicante. Se consiguió que el Consell cediera y hablara del Patae, un 'área funcional'.
Una situación, en resumen, que viene de años y que se ve a día de hoy. Uno de esos ejemplos más obvios es el de Elche Campus Tecnológico, financiado por la empresa municipal Pimesa, mientras que Distrito Digital,
proyecto a priori que empezará desde el sur e irá avanzando por toda la
Comunitat, está recibiendo importantes impulsos desde la sociedad
autonómica Proyectos Temáticos.
En cierta forma, compensando el déficit
industrial que tiene Alicante, como reconoció Barcala en el encuentro de
Uepal. Con todo, son dos proyectos idénticos que
competirán en apenas 20 kilómetros —fue sintomático que no se
mencionaran en la mesa de alcaldes estos proyectos, que podrían ser
'hermanos'—, aunque Distrito Digital parte con ventaja por tener ya las
instalaciones y el suelo disponible, cosa que se empieza a desarrollar
ahora en Elche.
Inversiones de proyectos importantes en la provincia
Un proyecto, Elche Campus Tecnológico, que estará integrado en Elche Parque Empresarial. Junto al polígono de Carrús,
dos enclaves industriales que también han sido financiados por el
Ayuntamiento con su suelo y urbanización —aunque lo han terminado de
pagar los empresarios—, y que ha terminado pagando el empresariado allí
instalado. Mientras, en otros municipios de la provincia ha sido el
Consell quien ha financiado espacios similares, o con financiación la Sepes, como es el caso del suelo del polígono de Las Atalayas en Alicante.
Incluso en época de Alejandro Soler como alcalde de Elche la entidad que años después presidiría firmó un convenio con el Consistorio para desarrollar el Parque Empresarial, cosa que nunca llegó a ocurrir. Por el momento, la inversión que está a la espera a priori de realizarse es la de urbanización
de IFA cuando se materialice la absorción del Consell del patrimonio
inmueble de la institución para poder liberar la carga que tienen las
parcelas, que se utilizan como aval para el plan de pago a Suma.
Fuera del ámbito industrial, otro de los ejemplos es el del auditorio de Alicante, el Adda,
que fue nombrado por González como una de esas inversiones importantes
que acabaron en la capital. Una obra que acabó costando 63 millones de
euros, a pesar del presupuesto inicial de 36.
En su caso, Elche financió
su Centro de Congresos, mientras que el Palacio de Congresos de Torrevieja por ejemplo fue sufragado también por la sociedad Proyectos Temáticos —que a punto estuvo de realizar otro palacio en Alicante—, con 54 millones de euros.
En ese sentido, la sociedad dirigida por el socialista Antonio Rodes
sí ha otorgado una pequeña subvención para fachada, parques y jardines
del Parque Empresarial de Elche, pero ninguna relevante.
Por el momento,
mantiene un convenio firmado para echar una mano en la comercialización del Campus Tecnológico,
aunque será Pimesa quien ponga los 11 millones de la primera fase. En
cualquier caso, cabe la posibilidad de que no meta mano porque está el
medio propio Pimesa.
En el ámbito deportivo también hay diferencias entre Elche y otras poblaciones del entorno. De su bolsillo también salieron la Ciudad Deportiva y el Palacio de Deportes de la UMH, aparte del suelo, lo pagó el Ayuntamiento a través de una aportación de Pimesa de 4,5 millones;
la otra mitad la puso la universidad.
En Benidorm o Torrevieja fue la
Generalitat quien financió infraestructuras deportivas. En el caso de
Altea, el Palacio de Deportes fue financiado a partes iguales entre
Consistorio y la Diputación. O mirando algunas décadas atrás, el Centro de Tecnificación de Alicante, que se iba a financiar entre el gobierno central y el autonómico, aunque acabó siendo el segundo.
Posibles factores que inciden
Así
pues, sea por la falta de influencia en Valencia, por la "prima de
capital", la falta de otro tipo de entidades públicas como las que
gestionan los puertos o por las inversiones en el municipio del mismo
color político que la administración inversora, la realidad es que en
Elche existe esa sensación de olvido por parte de la sociedad y se cree
justificada.
Contra ello se ha reivindicado en diferentes espacios y
asociaciones, no sólo por parte de los partidos. En los mismos términos
se expresaron hace unos meses cuando se propuso la Conselleria de
Innovación en Alicante, surgiendo propuestas sobre por qué no la de
Industria en Elche o Cultura u otra, que planteaba también Joan Borja en pos de la descentralización.
Así pues, el escenario es que actual es que si
las inversiones al sur cuesta que lleguen, ante la primacía de
Valencia, como se planteaba en la mesa de empresarios que participó en
el encuentro de Uepal; en Elche aún ha solido costar más.
De
ahí las desconfianzas, recelos o simplemente reservas de esos proyectos
comunes, por miedo a que una vez más los servicios o diferentes hitos
vayan en su mayoría a la ciudad vecina por lo que el crecimiento sea
finalmente desequilibrado.
No obstante,
tan sólo son hechos, no pretextos para no trabajar en una línea
conjunta de futuro. Ese pasado sigue haciendo mella y difícilmente será
olvidado, a pesar de las promesas para revertirlo y los cambios de
actitud de los últimos tiempos.
Por una parte con los 43 millones de
euros que el Consell de Ximo Puig se ha comprometido a devolver a Elche
en forma de grandes inversiones, y por otra con la falta de inversiones
de la Diputación de Alicante, que ahora quiere recuperar el terreno perdido.
Por una parte ya se ha hecho el esperado sendero del Pantano, y por otra, se está a la espera de saber qué pasa con el polémico Centro de Congresos
—otrora auditorio provincial— que no tiene un futuro claro a corto
plazo.
Por el momento, no hay novedades sobre otro compromiso de la era
Sánchez, el Instituto de Ciencias Sociales y Jurídicas Rafael Altamira en Elche. Al
tiempo, Elche se intenta sacar las castañas del fuego con alguno de
esos proyectos autofinanciados, como el albergue juvenil de Altabix,
costó 2,4 millones de euros y que ahora será residencia de estudiantes
gracias a un acuerdo con la UMH.
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