MADRID.- Artisan Partners Asset Management, el mayor inversor de Bankia después
del Frob, está promoviendo la integración del banco dentro del gigante
holandés ING, del que también es accionista significativo. Su objetivo
es evitar una posible fusión con Sabadell, el emparejamiento con el que
lleva especulando el mercado desde hace meses.
Este fondo californiano aterrizó en el capital de Bankia en 2017 y
tiene una participación del 3,07%. En ING declara casi un 5% a través de
varios fondos, el mayor porcentaje por detrás de la gestora BlackRock,
con el 7,8%.
En términos de capitalización bursátil, ING es siete veces más grande que Bankia, con 40.516 millones de euros.
David
Samra, socio gestor del fondo internacional de Artisan, explica a
Expansión que ya han planteado de manera preliminar sus reticencias a la
operación Bankia-Sabadell a técnicos del Frob -no a su presidente- y a
ejecutivos de Bankia. Por ahora no ha recibido respuesta a sus
planteamientos.
"La operación con Sabadell perjudicaría a Bankia, ya que
Sabadell tiene una peor posición de capital y no le aportaría nada en
cuanto a herramientas para modernizar el banco y prepararlo para
competir en el mundo digital", explica. Este fondo tiene 20.000 millones
de dólares bajo gestión.
Alternativa
Artisan
ve, en cambio, múltiples ventajas si el comprador es el banco holandés.
"ING ganaría escala en España, donde ahora su tamaño es una décima
parte del de Bankia. A su vez, aunque no haya muchas sinergias por el
lado de los ahorros de costes, Bankia podría beneficiarse al incorporar
la plataforma tecnológica de ING, que es una de las mejores, para
mejorar su servicio. Además, facilitaría al Gobierno español la salida
del banco y cumpliría con el deseo del BCE de potenciar las fusiones
transfronterizas", afirma.
De prosperar esta hipotética operación,
sería la primera vez que ING opta por adquirir un banco tradicional
(con oficinas) fuera de Holanda. De momento, Artisan no ha recabado
apoyos entre accionistas significativos de ING.
La
toma de control por parte del grupo holandés sobre Bankia implicaría
necesariamente el lanzamiento de una opa. Si el pago se efectuara en
acciones de nueva emisión más una prima, el Frob pasaría de tener el
61,78% a ser accionista minoritario del grupo resultante con alrededor
del 10%. Sería la mayor participación por detrás de BlackRock. Según
fuentes del mercado, la cúpula del banco holandés difícilmente aceptaría
que el Estado español fuera un accionista tan relevante.
ING
aterrizó en España hace 20 años. Cuenta con 3,95 millones de clientes,
gestiona depósitos por valor de 36.503 millones y mueve 19.495 millones
de financiación.
Artisan asegura, por el contrario, que Bankia podría aprovecharse de
la plataforma tecnológica de ING. Sin embargo, la que funciona en España
no está claro que pudiera adoptarse en Bankia porque no está pensada
para una entidad tan grande. "Lo más complicado podría ser la
integración tecnológica", admite David Samra.
Activismo
Artisan
es un fondo que utiliza estrategias activistas. Es decir, presiona para
forzar cambios de estrategia en sus participadas. En la compañía
industrial ABB pidió la separación y venta de sus divisiones. Su lista
de inversiones también incluye la filial de Telefónica en Brasil.
El
contribuyente no ha recuperado todavía nada de los 22.404 millones
inyectados en Bankia. En teoría, el banco ha devuelto 3.083 millones vía
dividendos y venta de dos paquetes de acciones en mercado, pero ese
dinero sigue en BFA, su matriz, para pagar los pleitos con inversores.
Problemas de las fusiones transfronterizas
El
BCE lleva años alentando las fusiones entre bancos europeos, de momento
sin éxito. Buena parte de la culpa la tiene la falta de un Fondo de
Garantía de Depósitos (FGD) europeo.
Hoy se da la paradoja de que los grandes bancos son supervisados y
resueltos desde Fráncfort.
Sin embargo, en caso de quiebra de una
entidad es el fondo de garantía nacional el que debe compensar a los
ahorradores en todos los países en los que está presente.
Precisamente
porque no hay un FGD europeo, la libre circulación de euros entre países
no es real, ni tampoco la llamada Unión Bancaria.
Según denuncian las propias entidades, los bancos encuentran grandes
dificultades para manejar capital y liquidez ágilmente de manera
transfronteriza en Europa.
A esto se unen las diferencias de legislación mercantil, de consumo y de
insolvencia que existen entre países -las directivas permiten
introducir especificaciones locales-y que muchos productos no son
replicables de un mercado a otro. Una fusión exige un alto coste en
capital y, de momento, las mayores sinergias (gracias a los ahorros de
costes) están en los mercados locales.
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