SOLSONA.- Xavier Novell, el obispo de la diócesis de Solsona (Lleida), el más joven de España (42 años), no calla sobre la crisis. Predica con el ejemplo, con la congelación del salario de los párrocos (900 euros mensuales) y con la reducción en un 25% de sus ingresos (de 1.200 a 900 euros al mes). El obispo es responsable de un documento en el que reparte responsabilidades sobre el origen de la crisis y pide compromiso a los empresarios para crear empleo y a los trabajadores para asumir, sin rechistar, los recortes. Novell ocupa una diócesis simbólica, la misma en la que cardenal Tarancón fue nombrado obispo con 38 años. Lo entrevista 'El País'.
Pregunta. La voz de la Iglesia no se ha escuchado sobre las causas de la crisis. Usted sí lo hace. ¿Que le lleva a pronunciarse sobre temas incómodos?
Respuesta. Ayudar a los fieles de la diócesis a comprender un poco dónde está el origen de la situación permitirá mentalizarnos de la situación que padecemos y ayudará a otra cosa muy importante, a cambiar los valores de estos últimos años para recuperar un valor muy nuestro: ‘No gasto lo que no tengo’. Debemos cambiar de comportamientos. He hecho un análisis modesto, porque no soy especialista, pero el texto introduce elementos para pensar que es necesario cambiar también el comportamiento de los gestores públicos y los empresarios.
P. Atribuye al capitalismo liberal de EE UU la generación de muchos pobres. No se escuchan a menudo estas críticas desde las jerarquías eclesiásticas.
R. Sí. Encíclicas y discursos del actual pontífice hablan de que se trata de un modelo agotado. El comunismo no es el modelo a seguir porque ha sido un fiasco estrepitoso. No lo es este liberalismo descontrolado pero tampoco este bienestar europeo que estaba sobredimensionado a partir de una tentación permanente: si me dejan dinero y esto me permite a mí, político o gestor, hacer cosas que la gente aplaudirá, ya tenemos el modelo. La Iglesia cree que hay otro modelo.
P. ¿Cuál?
R. El cambio del egoísmo que hay en el corazón del hombre. ¿Y esto que quiere decir? Que yo estoy dispuesto a dar lo mejor de mí mismo por una recompensa económica que puede ser inferior a la que el mercado está dispuesto a darme. Pero yo no trabajo por dinero, sino para satisfacer mi bienestar interior. Esto es un cañonazo a la línea de flotación del capitalismo liberal. Pero también para el comunismo, porque cobrar todos igual es favorecer que la gente se acomode y se desinterese.
P. Pide a los empresarios que creen empleo.
R. Les pido que inviertan, que arriesguen, que no deslocalicen, que no digan: ‘Yo vivo bien y el resto que se hunda’. Les digo que confíen en que las condiciones les mejorarán.
P. A los trabajadores les dice que no es tiempo para la lucha social.
R. Sí. Es duro. A pesar de ser cierto que los trabajadores no son responsables de la crisis, ahora estamos todos en el mismo barco. Podemos acabar como Grecia o podemos intentar salvarnos. Pero cuidado, pongo una condición clarísima: si los que están al frente no dan ejemplo, si los responsables de los bancos continúan con jubilaciones de escándalo, si los sueldos de los directivos son espectaculares, si los políticos siguen cobrando lo que cobran vamos mal. Estos deben dar ejemplo.
P. ¿Los políticos nos han engañado?
R. Creo que no es exactamente esto. Es la sociedad de consumo que ha causado el fraude. Ahora bien, los mandatarios de los últimos 20 años deberían reflexionar. Es muy bonito hacer grandes infraestructuras aunque no tengamos el dinero, hacer prisiones, como en Cataluña, con leasing, porque el Gobierno no las puede pagar… aquí todos se han bebido el juicio. He leído que el Ministerio de Defensa había gastado 30.000 millones en armamento. ¿Le parece normal? Tenemos que pensar bien lo que gastamos.
P. ¿Y ve en los jubilados un ejemplo?
R. Entre los jubilados no encontraríamos muchos que se hayan hipotecado o que hayan viajado con crédito… Gastaban según tenían, y por esto los pongo de ejemplo. Los jóvenes podrán acusar a nuestra generación de que les hemos hipotecado el futuro.
P. ¿Con sus comentarios sobre los trabajadores, por ejemplo, no cree que da alas a la idea de que usted es un obispo conservador?
R. “Inclasificable”, me han dicho. Con el documento creo que no se me acusará de conservador, porque dirán que estoy a lado de los pobres, de los necesitados.
P. ¿Por eso ha lanzado la campaña Todos contra la crisis?
R. Me daba la impresión de que ante una crisis de esta magnitud debíamos analizar todos juntos qué hacer. Reuní a la gente de Cáritas, a sus responsables, a las asistentes sociales y les planteé la necesidad de hacer una campaña de envergadura. Les planteé destinar para ello una parte del presupuesto de la diócesis [300.000 euros, el 10% del presupuesto de 2012].
P. ¿Hasta dónde quieren llegar?
R. Hasta donde podamos.
Queremos hacer una campaña de ensueño, una movida de caridad que anime a mucha gente a hacer una cosa sencilla. No pedimos grandes aportaciones, pero es que si somos 20.000, entonces sí que podemos pensar en una gran campaña.
P. En el aborto en cambio es partidario de ser más restrictivo que el PP.
R. Creo que se debería ser completamente restrictivo. Eliminar la vida humana antes de nacer no se debería permitir, se debería penalizar y perseguir. Es un crimen. Yo no estoy de acuerdo en una ley que despenalice el aborto. Admito que la modificación de la ley mejora el texto anterior, pero no estoy de acuerdo. Hay mucho embarazo no deseado. Tenemos un problema afectivo-sexual. Esta especie de idolatría del placer está provocando muchos problemas: psicológicos, afectivos. Tenemos una cantidad de abortos que da vergüenza.
P. También se muestra inflexible con el papel que deben tener las mujeres en la Iglesia.
R. El sacerdocio no es un derecho, es una elección. La igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia no debe suponer que todos hagan las mismas funciones, sino que lo que iguala es que todos estamos bautizados, todos estamos llamados a la santidad…
P. ¿Pero si hubiera un Jesús del siglo XXI posiblemente el papel de la mujer hoy sería distinto?
R. El papel que Jesús otorgó a la mujer era propio de un revolucionario. A las mujeres les encomendó cosas importantes, pero la de los sacramentos no. Algo quiso decir Jesús.
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