MADRID.- La Asociación de Empresas de la Industria
Fitosanitaria (AEPLA) considera "desproporcionada" la medida aprobada
este lunes por la Comisión Europea de prohibir durante dos años el uso
de los tres neonicotinoides más frecuentes como plaguicidas en la
siembra del girasol, la colza, el algodón y el maíz, por los riesgos que
plantean para la salud de las abejas.
Así, el presidente de AEPLA, Carlos Palomar, ha señalado que la medida comunitaria no tiene base científica que lo
justifique y ha asegurado que algunos estudios señalan que el uso de los
neonicotinoides no son la causa principal de la disminución de colmenas
en la Unión Europea, sino que figura como la séptima causa.
Por ello, ha subrayado que si se quiere proteger a las abejas y
otros polinizadores se debería abordar "de forma global" su salud y
atendiendo, sobre todo a los primeros factores, que son las enfermedades
y parásitos. A su juicio, se debería hacer un muestreo lo
suficientemente amplio y potente para que, en estos dos años, se pueda
discernir los efectos reales de los neonicotinoides sobre las colmenas
en vez de prohibirlos.
En este contexto, ha recordado que en Francia ha regido una
prohibición de estos fitosanitarios entre 2007 y 2009 y cuando se
volvieron a autorizar en 2010, 2011 y 2012, aumentaron las colonias de
abejas.
Además, ha lamentado la medida adoptada este lunes, que entrará en
vigor a partir del 30 de noviembre, porque no está contrastada
"debidamente" con la comunidad científica y se tardará "mucho tiempo" en
encontrar un sustituto, lo que provocará daños a las cosechas de los
agricultores.
Respecto a los daños, Palomar estima que la prohibición supondrá
unos 127 millones de pérdidas en las cosechas al no poder usar semillas
tratadas, sobre todo en maíz y girasol. Por ello, ha puesto de ejemplo
el cultivo de maíz en el valle del Ebro, donde existe el virus del
enanismo del maíz que se trata directamente con neonicotinoides. En este
caso, ha asegurado que la cosecha caerá un 80 por ciento, porque el
maíz no crece.
En todo caso, considera que estos productos representan entre un 3
y un 4 por ciento del sector fitosanitario pero lo que les preocupa es
que se puede dejar a la agricultura "sin defensa contra las plagas".
Finalmente, ha advertido de que aunque la industria seguirá
desarrollando nuevas soluciones, estas podrían tardar entre 9 y 10 años
por lo que será difícil saber "cuándo habrá un sustituto". En su
opinión, será más fácil demostrar en dos años que los neonicotinoides no
son la causa de la desaparición de las abejas que descubrir otros
productos sustitutos.
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