MADRID.- Los festejos taurinos que se celebran en España caen un 60% desde el año
 2007. Diez provincias han dejado de celebrarlos. El 9,5% de los 
españoles declara haber ido a los toros: el 40% dice no tener ningún 
interés en la materia y un 20%, que no entiende la fiesta.
¿Qué tienen en común Gerona, Lérida, Las Palmas, Santa Cruz 
de Tenerife, Tarragona y Ceuta? Ninguna de estas provincias celebra 
festejo taurino alguno. Al menos no lo hacen desde el año 2011,
 cuando el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte comenzó a elaborar
 las estadísticas de asuntos taurinos con datos desagregados a nivel 
provincial. A este listado se sumaron un año más tarde, en 2012, 
Barcelona y Orense. Y en 2016, el último del que se ofrecen datos 
oficiales, tampoco se organizaron eventos relacionados con la 
tauromaquia ni en La Coruña ni en Lugo.
En total son una decena las provincias que han dicho adiós a este tipo de festejos en los últimos siete años. Ni ha habido corridas de toros o corridas mixtas con rejones, ni becerradas, ni festivales (lidia de reses despuntadas), ni novilladas, ni rejoneo, ni toreo cómico, ni festejos mixtos (espectáculos que incluyen al menos dos de los mencionados anteriormente). Estas son todas las categorías que contempla la estadística estatal y en todas ellas, para las provincias citadas, el dato es el mismo: cero.
La despedida a la tauromaquia en estos puntos geográficos, 
sumado al descenso generalizado de los espectáculos taurinos en el resto
 del país, ha provocado una caída de más del 60% de los festejos 
taurinos desde el 2007. En aquel año se celebraron 3.651 y en 2016 bajaron hasta los 1.598.
Esto supone que, mientras en el año 2007 tuvieron lugar más de 10 
festejos taurinos al día, en 2016 solo fueron cuatro. La mayoría, 386, 
fueron corridas de toros; seguidas de novilladas sin picadores (262), 
festivales (215) y novilladas con picadores (200).
El
 secretario de la asociación Unión de Toreros (UT), Iñigo Fraile, achaca
 el descenso a la crisis económica. En este sentido, aclara que "el
 descenso se debe, principalmente a que se celebran menos festejos fuera
 de feria, que eran mucho más numerosos en épocas de bonanza".
De las 52 provincias que existen en 
España, diez han roto su relación con la tauromaquia. De las 42 
restantes, dos son las que concentra la mayor parte de los festejos 
taurinos: Madrid con 251 y Toledo con 128.
 Entre ambas representan el 24% del total de espectáculos taurinos 
celebrados en España. 
Junto a Salamanca (92), Ávila (82) y Cuenca (79) 
aglutinan casi el 80% de todos los festejos del país. Castilla 
La Mancha y Castilla y León se posicionan como las dos comunidades 
autónomas en las que más eventos de este tipo se celebran. A 
nivel autonómico les siguen Andalucía, Madrid y Extremadura. La 
distribución se ha mantenido inalterable desde que existen estadísticas 
oficiales.
En plena caída de los festejos taurinos, el Gobierno aprobó 
la Ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural en 
el año 2013. Sin embargo, en el preámbulo del propio texto 
legislativo se matiza el apoyo social a la decisión estatal en los 
siguientes términos: "La sociedad española es muy diversa y dentro 
de esa diversidad encontramos grandes aficionados y a su vez muchos 
ciudadanos que han manifestado su preocupación por el trato que reciben 
los animales durante los espectáculos taurinos".
Uno de los efectos inmediatos que tuvo la entrada en vigor de esta norma fue la inclusión de los festejos taurino en las encuestas de hábitos y prácticas culturales en España, que realiza cada cuatro años el Ministerio de Educación Cultura y Deporte. La primera, y hasta el momento única, en la que aparece esta materia corresponde a la serie 2014-2015 (en noviembre se publicará la nueva).
En ella se 
constata el escaso público que respalda estos eventos, pues solo el 9,5%
 de los encuestados dijeron haber acudido a un espectáculo taurino en el
 último año. Para Fraile no se trata, ni mucho menos, de un 
dato preocupante. "Creo que es un porcentaje positivo tratándose de una 
actividad de ocio y teniendo en cuenta que son estas actividades las que
 primero se reducen en épocas de crisis", comenta.
En la encuesta también llama la atención que 2 de cada 10 personas que sí presenciaron un espectáculo de este tipo reconocieron haberlo hecho con entrada gratuita. Una información a la que el secretario de UT no da mucha credibilidad.
Frente al 9,5% que sí asistió a festejos taurinos, hay un 90,5% que no lo hizo. Entre los motivos que exponen para no hacerlo, el 40% adujo no tener interés alguno en la materia y el 20% que, directamente, no lo entendía.
El apoyo gubernamental es una de los argumentos que explican el 
crecimiento del número de escuelas taurinas y de profesionales mientras 
se produce un descenso generalizado de los festejos en todo el país. En
 el caso de las escuelas se percibe un notable incremento a partir del 
año 2013, cuando se aprueba la Ley para la regulación de la tauromaquia 
como patrimonio cultural y el Plan PENTAURO que incluye, entre otras 
medidas, apoyar la capacitación de profesionales taurinos. 
Una causalidad que admite Iñigo Fraile, secretario de la asociación Unión de Toreros (UT), quien añade otro motivo: "Ha
 habido un fomento de las escuelas taurinas, pero creo que el aumento 
también se debe vincular a la organización de clases prácticas. Resultan
 más baratas de organizar que un festejo en sí mismo en el que puedan 
practicar y enfrentarse a un escenario real los jóvenes que se inician".
 
 
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