Si por algo se caracteriza el presupuesto de Alicante para este año, el primero elaborado por el bipartito de PP y Cs, es porque ni molesta ni hace concesiones. El equipo de Gobierno no ha respetado la petición del partido de Santiago Abascal de
eliminar las partidas de LGTBI o Cooperación (la primera, de hecho, la
ha creado porque antes no existía, mientras que la segunda sí sufre un
recorte) y el posicionamiento público de su portavoz, Mario Ortolá,
es que está dispuesto a rechazar las cuentas, algo que no tendría un
efecto real en la Comisión de Hacienda pero sí en el pleno. El bipartito
necesita al menos una abstención para sacar adelante su proyecto de
presupuestos.
La pregunta ahora es, ¿se puede considerar que el alcalde, Luis Barcala,
está dando un salto al vacío? Ni mucho menos. Los contactos entre el
bipartito y Vox no han comenzado esta semana, como sí se ha hecho con el
resto de grupos de izquierdas con los que solo hubo un encuentro
inicial hace unos meses. La demostración de que PP y Ciudadanos no esperan cambiar nada con estas conversaciones es que se producen en la fase de enmiendas,
donde los cambios están muy limitados. El bipartito, además, también
cuenta con que la única manera de tumbar su propuesta es un voto en
contra de Vox, lo que supondría que se alineasen con partidos
antagónicos.
Ante esta situación lo único que pueden hacer PSOE, Unidas Podemos y Compromís es sacar pecho con sus propuestas alternativas. De
momento tanto los representantes del partido de Pablo Iglesias como la
coalición valencianista han presentado sendos documentos con peticiones
concretas dentro de cada área, e incluso, en el caso de Compromís, han
intentado retrotraer los presupuestos al punto anterior a su aprobación
por Junta de Gobierno, con el objetivo de intentar consensuarlos desde
el inicio de su tramitación. El equipo de Gobierno no está de acuerdo,
al dejar claro que, por mucho que se tengan contactos con la oposición, las cuentas siguen siendo suyas.
El que por ahora se ha quedado descabalgado es el PSOE. Su líder, Paco Sanguino, anunció una enmienda a la totalidad de los presupuestos,
pero eso exige tener un documento alternativo que básicamente pasa por
un presupuesto completo. Y no sería la primera vez que ocurre (el año
pasado, con Eva Montesinos como portavoz, ya se hizo),
pero por el momento no se sabe nada de qué propuesta de reorganización
completa tienen los socialistas para el principal documento económico de
Alicante.
Así que esta es la situación: un bipartito que está a
una abstención de aprobar las cuentas y que no tiene problemas para
hacer guiños a su derecha; un partido (Vox) que quiere hacer valer sus
reivindicaciones pero sabe que está atrapado por el posicionamiento del
resto de grupos en la oposición; y una izquierda que solo puede aspirar a mostrar su vocación de Gobierno poniendo
encima de la mesa alternativas viables a unos presupuestos que no
destacan especialmente por su grandilocuencia o su capacidad de
inversión a medio plazo. Alicante, año dos de mandato.
(*) Periodista

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