Para el cardenal-arzobispo de Madrid, “en y de almas y conciencias moralmente corrompidas se han ido gestando ruina financiera, quiebra de orden económico, sufrimiento de las familias y drama humano de los parados”, dice el cardenal en su carta pastoral con motivo del 1º de Mayo.
Ante esa situación, la sociedad, según el purpurado madrileño, debería echar la vista atrás y no cometer los mismos errores. Y aprender del pasado. Porque en las crisis del siglo XX “se pudo ver claramente que lo que había ocurrido era el fallo moral del hombre”. O dicho más en concreto, “se había pecado masivamente”.
¿Y cuál es la salida? No repetir las recetas que ya entonces fracasaron. En las crisis del siglo XX, “no fueron suficientes los recursos técnicos y políticos. Sólo cuando se constató y experimentó trágicamente la insuficiencia de esas recetas puramente socio-económicas y político-jurídicas, antes y después de las dos Guerras mundiales que asolaron el pasado siglo, se pudo ver claramente que lo que había ocurrido era el fallo moral del hombre”.
¿Y cuál es la receta que propone, entonces, el cardenal? La conversión. “Una conversión de los corazones y de las conciencias personales y urgir, al mismo tiempo, una regeneración espiritual y moral de la sociedad”.
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