ALICANTE.- A punto de celebrar su 41º aniversario, la librería 80 Mundos, considerada la más antigua de Alicante y uno de los referentes culturales de la ciudad, se enfrenta a su posible cierre o traslado forzoso. Una empresa madrileña ha adquirido el edificio donde se encuentra y ha anunciado su intención de convertirlo en un bloque de apartamentos turísticos, lo que obligaría a los libreros a abandonar el local que han ocupado durante más de cuatro décadas.
La noticia ha generado una oleada de indignación entre lectores, vecinos y amantes de la cultura, que ven en este caso un nuevo episodio del conflicto entre la identidad local y la presión urbanística provocada por el turismo.
Ubicada en la calle General Marvá, la librería 80 Mundos ha sido, desde su fundación en 1984, mucho más que un establecimiento comercial. Durante décadas, ha acogido presentaciones literarias, debates, clubes de lectura, firmas de autores y encuentros intergeneracionales en torno a la palabra escrita.
En sus estanterías han crecido generaciones de lectores alicantinos, y sus actuales propietarios —cuatro socios que fueron primero clientes— asumieron hace años la responsabilidad de mantener vivo su espíritu fundacional.
“El anterior dueño, que la dirigió durante la Transición, buscó a alguien que la mantuviera con el mismo compromiso cultural”, recuerda Carmen Juan, una de las actuales responsables.
“Nosotros no solo queríamos vender libros, queríamos seguir siendo un espacio de libertad y pensamiento crítico”.
Pero en la Alicante de 2025, ese compromiso choca con otra realidad: el avance imparable de la turistificación. El edificio donde se encuentra la librería ha sido comprado por una sociedad con sede en Madrid, que ya ha comunicado su plan de transformar todos los pisos —incluido el bajo comercial donde se sitúa 80 Mundos— en apartamentos turísticos.
“Hablamos con ellos. Intentamos explicar lo que representa la librería para esta ciudad, pero no les interesa. Dicen que no somos rentables para su modelo”, lamenta Sara J. Trigueros, también copropietaria.
Aunque la empresa ha ofrecido cierta flexibilidad en los plazos, por ahora no hay garantía de continuidad. Los libreros pidieron al menos poder completar la campaña de libros de texto de septiembre, fundamental para su viabilidad financiera, pero no han recibido una respuesta clara.
“No querían que nos fuéramos de malas maneras, pero cuanto antes mejor”, resume Trigueros.
Desde que se conoció la noticia, las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo. También han comenzado a llegar llamadas, correos y visitas de vecinos, antiguos clientes y autores que pasaron por la librería.
“Es emocionante, pero también abrumador. La gente está intentando ayudarnos de todas las formas posibles”, dice Carmen.
Entre las muchas voces que se han alzado se encuentran escritores alicantinos, asociaciones culturales, docentes, libreros de otras ciudades y hasta turistas que descubrieron en 80 Mundos un rincón de calma y conocimiento en sus visitas a la ciudad.
Para muchos alicantinos, perder la librería es perder parte de su identidad. “Aquí compré mis primeros libros de texto, y ahora vengo con mis hijos. No puede desaparecer algo tan importante”, decía una madre en la puerta de la tienda, visiblemente emocionada.
Los responsables de 80 Mundos aseguran que no se rendirán sin pelear. “La librería nació con la idea de resistir, y seguimos en esa línea. Lo estamos intentando todo”, afirman.
Pero también reconocen que el apoyo emocional no es suficiente. “Es muy bonito todo lo que estamos viviendo, pero necesitamos una solución real: un local donde podamos continuar el proyecto, si es que finalmente tenemos que salir de aquí”.
Mientras exploran alternativas de financiación y colaboración institucional, el equipo de la librería ha iniciado contactos con asociaciones vecinales y colectivos culturales para organizar actos de visibilización. No descartan convocar concentraciones o impulsar una campaña pública para mantener su ubicación o conseguir un nuevo espacio digno.
Lo que ocurre con 80 Mundos no es un caso aislado. Muchas ciudades españolas, especialmente en la costa, están viendo cómo comercios tradicionales, espacios culturales y librerías independientes desaparecen ante el empuje del turismo masivo y la especulación inmobiliaria.
“Se habla mucho de modernizar las ciudades, pero una ciudad sin librerías, sin cines, sin identidad, ¿para quién es? ¿Para vivir o solo para alquilar?”, se pregunta Trigueros.
Protesta de 300 personas
Alrededor de 300 personas se han concentrado en la tarde de este sábado contra el cierre de la histórica librería '80 Mundos' de Alicante, propiciado tras la venta del edificio en el que se ubica, en la calle General Marvá.
El nuevo propietario pretende rehabilitar el inmueble con perspectivas de convertirlo en un bloque de apartamentos turísticos, tras descartar la renovación del contrato de arrendamiento actual establecido con la librería, que vence en dos meses y que todavía se rige por una renta antigua, según fuentes consultadas.
Sea como fuere, vecinos y entidades culturales habían convocado una concentración ciudadana para mostrar el apoyo al establecimiento, con más de 40 años de trayectoria. Los colectivos y participantes han reclamado un modelo de ciudad más justo y sostenible, "donde cultura, comercio local y derecho a la vivienda no queden subordinados a la lógica especulativa del turismo desregulado".
La protesta buscaba visibilizar la marcha de uno de los espacios culturales más emblemáticos de la ciudad -que pretende continuar en funcionamiento en una nueva ubicación-, así como el problema de la turistificación que otras plataformas ciudadanas han venido denunciando en los últimos tiempos.
La de este sábado no es la primera movilización desplegada en la ciudad, ante el creciente proceso de turistificación en el centro. No obstante, sí es la primera en la que se ha reaccionado frente al cese de actividad -al menos, temporalmente- de un establecimiento de carácter cultural de varias décadas de trayectoria en la ciudad.
“El contrato que tenemos incluye una cláusula de rescisión anticipada con una pequeña indemnización, que en nuestro caso se traduce en solo dos meses de alquiler; no cubre ni el coste de la mudanza”, denunciaba días atrás Carmen Juan, una de las cuatro socias de la librería.
"La idea es seguir, encontrar otro local y reabrir, pero la pérdida del espacio original es un golpe durísimo no solo por lo que significa para nosotras, sino por lo que representa para la ciudad", apuntó.
"Por lo pronto, la concentración se ha convertido en una reivindicación del comercio tradicional y en el uso de la ciudad "por parte de los ciudadanos" frente a los intereses de "las empresas y de los fondos de inversión", según han apuntado sus participantes. Así, se han escuchado proclamas como "Alicante no se vende".
Entre tanto, el equipo de gobierno de Alicante, del Partido Popular (PP), anunció el pasado jueves su intención de promover una extensión de la moratoria aprobada el pasado diciembre respecto a la concesión de licencias para viviendas de uso turístico (VUT) aisladas de forma que esa suspensión se amplíe también a los proyectos para la implantación de bloques turísticos completos.
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