ALICANTE.- Las cúpulas directivas de CAM y Bancaja, principales accionistas de Terra Mítica, junto a la Generalitat Valenciana, vuelven a sufrir nuevos quebraderos de cabeza con el parque temáticos. La delicada situación financiera por la que atraviesa otra vez la sociedad les devuelve a tiempos pasados que parecían superados tras su saneamiento con el levantamiento de la suspensión de pagos y los ingresos obtenidos por la venta de los terrenos anexos al complejo, según 'Las Provincias'.
De hecho, las dos entidades de ahorro de la Comunitat están abocadas a inyectar nuevos créditos millonarios para evitar la parálisis de las instalaciones ante el comienzo inminente de la temporada 2009 en abril.
El consejo de administración de Terra Mítica, que admite implícitamente las nuevas dificultades económicas por la que atraviesa el complejo, al aprobar anteayer "revisar el plan de negocio" para "adaptarlo a la coyuntura de actual con un criterio de prudencia", sin embargo, no ha querido hacer públicos los resultados negativos del pasado ejercicio 2008, limitándose a anunciar que los aprobará en un plazo de 15 días, una vez que queden auditados.
El problema estriba en que frente a la desinformación oficial se están produciendo diferentes filtraciones a los medios de comunicación que apuntan a unas pérdidas anuales por encima de los 10 millones de euros, que en función de si se tienen en cuenta contabilizar el balance final de algunas partidas como gastos en lugar de como inversiones, se podría a elevar hasta los 18 millones.
Y es que la pasada campaña ha marcado una vuelta atrás en la mala gestión del parque, tras los dos ejercicios anteriores en los que se apuntaba a un equilibrio de las cuentas, con un recorte importante de los gastos. La falta de acierto en algunas decisiones adoptadas por la dirección, como el traslado de zona de la atracción Tizona -con un elevado coste-; la programación de espectáculos musicales -no han cubierto las expectativas-; o el aprovechamiento de la nueva área abierta de Ocionía -tampoco ha generado los ingresos esperados-, ha provocado que se dispararan las pérdidas.
Los accionistas cuestionaron algunas de estas decisiones y como consecuencia de los resultados obtenidos existía ya una clara pérdida de confianza sobre el máximo ejecutivo, John Fitzgerald, que finalmente presentó su dimisión como director general. Sin duda, una salida lógica, pero forzada, e inesperada por la forma -vía e-mail, desde EE. UU.- ante la decisión de los socios de imponerle la figura de un controller como supervisor.
A partir de ahora, las cajas de ahorros y el Consell tendrán que designar urgentemente un nuevo responsable del parque, que será el encargado de llevar a cabo "la modificación de objetivos" incluidos en el plan estratégico, porque la situación ha cambiado claramente.
De hecho, las dos entidades de ahorro de la Comunitat están abocadas a inyectar nuevos créditos millonarios para evitar la parálisis de las instalaciones ante el comienzo inminente de la temporada 2009 en abril.
El consejo de administración de Terra Mítica, que admite implícitamente las nuevas dificultades económicas por la que atraviesa el complejo, al aprobar anteayer "revisar el plan de negocio" para "adaptarlo a la coyuntura de actual con un criterio de prudencia", sin embargo, no ha querido hacer públicos los resultados negativos del pasado ejercicio 2008, limitándose a anunciar que los aprobará en un plazo de 15 días, una vez que queden auditados.
El problema estriba en que frente a la desinformación oficial se están produciendo diferentes filtraciones a los medios de comunicación que apuntan a unas pérdidas anuales por encima de los 10 millones de euros, que en función de si se tienen en cuenta contabilizar el balance final de algunas partidas como gastos en lugar de como inversiones, se podría a elevar hasta los 18 millones.
Y es que la pasada campaña ha marcado una vuelta atrás en la mala gestión del parque, tras los dos ejercicios anteriores en los que se apuntaba a un equilibrio de las cuentas, con un recorte importante de los gastos. La falta de acierto en algunas decisiones adoptadas por la dirección, como el traslado de zona de la atracción Tizona -con un elevado coste-; la programación de espectáculos musicales -no han cubierto las expectativas-; o el aprovechamiento de la nueva área abierta de Ocionía -tampoco ha generado los ingresos esperados-, ha provocado que se dispararan las pérdidas.
Los accionistas cuestionaron algunas de estas decisiones y como consecuencia de los resultados obtenidos existía ya una clara pérdida de confianza sobre el máximo ejecutivo, John Fitzgerald, que finalmente presentó su dimisión como director general. Sin duda, una salida lógica, pero forzada, e inesperada por la forma -vía e-mail, desde EE. UU.- ante la decisión de los socios de imponerle la figura de un controller como supervisor.
A partir de ahora, las cajas de ahorros y el Consell tendrán que designar urgentemente un nuevo responsable del parque, que será el encargado de llevar a cabo "la modificación de objetivos" incluidos en el plan estratégico, porque la situación ha cambiado claramente.
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