ALICANTE.- El alcalde de Polop, Alejandro Ponsoda, del PP, tiroteado en la puerta de su casa de Xirles hace ocho días, ha sido incinerado este domingo en Villajoyosa, otra localidad alicantina, capital de la Marina Baja. Había gobernado Polop, localidad cercana a Benidorm, durante los últimos doce años con tres mayorías absolutas consecutivas. Ponsoda, de 55 años de edad y divorciado, deja dos hijas, una de ellas embarazada.
Más de un millar de amigos y vecinos han asistido a mediodía a la misa funeral por el alcalde asesinado, en la que el párroco de la localidad, Manuel Porcel, ha pedido que se ponga el nombre del fallecido a una plaza del pueblo.
Todavía se desconocen quiénes y cuáles fueron los autores y motivos de su asesinato por lo que la policía mantiene abiertas varias líneas de investigación. Fue tiroteado con dos armas de fuego, una del calibre 7,65 y otra del 380, según se desprende de la recogida de casquillos en el lugar de los hechos. El personal médico que lo atendió primero, logró mantener con vida al munícipe hasta llegar al hospital alicantino, no sin antes superar algún que otro momento de máximo apuro.
Decenas de vecinos de Polop han acompañado a la familia de Alejandro Ponsoda en el último adiós al alcalde, por cuya capilla ardiente pasaron centenares de amigos y vecinos, así como el presidente de la Generalitat y del PPCV, Francisco Camps.
También estaban el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Eduardo Zaplana y el ex presidente de las Cortes Valencianas, Julio de España.
La iglesia de San Pedro ha acogido un multitudinario funeral al que han asistido, además de la familia y allegados, el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Antoni Bernabé, la subdelegada del Gobierno en Alicante, Encarna Llinares, y la presidenta de las Cortes Valencianas, Milagrosa Martínez.
En representación del Gobierno valenciano han asistido los consellers de Medio Ambiente, José Ramón García Antón; de Infraestructuras, Mario Flores; de Cultura, Trinidad Miró, y de Turismo, Angélica Such.
Tampoco han faltado el secretario general del PP de la Comunidad Valenciana Ricardo Costa, el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, así como alcaldes y concejales de toda la comarca de la Marina Baja.
El funeral ha sido oficiado por tres sacerdotes, entre ellos el cura-párroco de Polop, Manuel Porcel, quien en la homilía ha sugerido que 'sería bonito dedicar la plaza que hay junto a la iglesia' a Ponsoda, así como convocar anualmente con su nombre un concurso dirigido a premiar 'buenas acciones'.
Por su parte, el alcalde en funciones de Polop, Juan Cano, ha explicado que siguen sin conocerse avances en la investigación policial y el posible motivo por el que uno o varios desconocidos le dispararon en la cabeza.
Sobre la petición del párroco, ha señalado que aún es 'pronto' para tomar una decisión, ya que hace sólo 'unas pocas horas' que ha fallecido el alcalde.
Tras la misa, el féretro con los restos mortales de Ponsoda ha sido trasladado al crematorio de la Marina Baja, en Villajoyosa, para proceder a su incineración.
Por la capilla ardiente, instalada entre las 19 y las 22 horas del sábado en el salón de plenos del Ayuntamiento, pasaron familiares, amigos, vecinos de Polop y de la comarca, y una nutrida representación del PP, partido en el que militaba Ponsoda.
La demora en el traslado desde Alicante obedeció a que el cuerpo del alcalde fue sometido a los análisis forenses preceptivos para determinar el alcance de las lesiones, y los daños internos causados.
En la puerta del Ayuntamiento de Polop esperaban la llegada del féretro la corporación en pleno, con el alcalde en funciones, Juan Cano, al frente. Con la llegada del féretro con los restos mortales de Ponsoda, el dolor contenido desde que se conoció el óbito, estalló y algunos de los concejales no pudieron contener el llanto.
En la capilla ardiente se encontraban ya las dos hijas de Alejandro Ponsoda, Fátima y María, y el padre del edil, Alejandro, con el que vivía desde el fallecimiento de la madre del alcalde, en la pasada primavera. Ésta no fue abierta al público hasta poco antes de las siete de la tarde, por expreso deseo de la familia, que quería estar durante unos instantes en la más estricta intimidad.
La familia recibió las condolencias del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, que se desplazó a la localidad -tras participar por la mañana en la proclamación de Mariano Rajoy en Valencia-, así como las del Gobierno, PP y PSOE.
El Ayuntamiento convocó también su segundo pleno extraordinario desde el tiroteo al primer edil. En la sesión, el teniente de alcalde y regidor en funciones, Juan Cano, decretó tres días de luto oficial y leyó un manifiesto en nombre de la Corporación, en el que condenó «con la mayor energía posible» el «vil asesinato» del munícipe, y expresó su apoyo y «cariño» a los familiares.
Cano había sido uno de los más optimistas respecto a la evolución de Ponsoda, que permanecía sedado después de extraérsele del cráneo la bala alojada. A mediados de esta semana, los médicos le habían reducido la sedación, e incluso reaccionó al ver en la habitación a sus familiares.
Sin embargo, según explicó el alcalde en funciones, en los últimos días había sufrido «una recaída, tras una complicación por una gripe». Su estado se tornó más preocupante a partir del pasado jueves, día en el que los médicos optaron por sedarlo. En las horas posteriores los pulmones comenzaron a encharcársele, por lo que hubo que practicarle una traqueotomía. Durante la noche del viernes al sábado hubo nuevas complicaciones y el paciente falleció tras fallarle el corazón.
El primer edil había exhibido una increíble fortaleza en su lucha por superar las secuelas provocadas por un balazo recibido en la cabeza e incluso llegó a consolidar una evolución clínica positiva. Sin embargo, cuando ya presentaba una situación estable, había respondido satisfactoriamente a pruebas de estímulos y no precisaba de respiración mecánica, empeoró súbitamente.
El político ingresó en el Hospital General de Alicante la noche del 19 de octubre, después de sufrir dos impactos de bala, uno que apenas le rozó y otro que, por desgracia, se alojó en su cerebro. Después de cinco horas de intervención quirúrgica, los médicos consiguieron extraerle el proyectil, de pequeño calibre.
Hubo momentos críticos, pero, poco a poco, el alcalde de Polop se fue estabilizando y su respuesta vital dio argumentos para el optimismo. Hasta tal punto que Juan Cano, llegó a comentar a mitad de esta semana que, independientemente de las secuelas cerebrales que pudieran quedar, ya no se temía por la vida del paciente.
La Guardia Civil continúa con las pesquisas. El alcalde recibió un sólo disparo efectivo. El agresor o agresores utilizaron dos armas, ambas de pequeño calibre. Este dato, junto al hecho de que sólo un disparo alcanzase su objetivo, ha llevado a los investigadores a descartar la autoría de sicarios. Los investigadores se centran en el entorno personal de la víctima.
Tras peinar el municipio, interrogar a concejales y conocidos, y registrar los domicilios de la víctima -los agentes se llevaron un ordenador y documentos personales- las pesquisas se han ampliado a otras provincias de España, con una especial atención en Madrid.
En la capital de la Nación se trata de localizar a un empresario relacionado con Ponsoda. No obstante, todavía no se descarta por completo que el asesinato esté relacionado con la actividad política del alcalde, ámbito donde el asesinato consumado generó un profundo pesar.
Un equipo policial especializado, el mismo que resolvió el enigma del asesinato de Miguel Grima, el alcalde de Fago, en Huesca, se encuentra ya en la zona para colaborar en las investigaciones.- (NEM)
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