La policía le detuvo el lunes pasado en Benalmádena (Málaga) donde participaba en un torneo de ajedrez, su gran afición. Le trasladó a la cárcel de Soto del Real (Madrid) a la espera de que el juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional, tome una decisión sobre la solicitud de extradición presentada por Argelia.
Argel emitió hace meses una orden internacional de detención, con la consiguiente petición de extradición, que tramitó a través de Interpol. Le reprocha, según fuentes judiciales, haber desertado el Ejército, calumniarlo y ser un terrorista.
Su detención ha movilizado al exilio laico argelino en Europa. "Es un auténtico escándalo", declaró ayer desde Lausana (Suiza) Hocine Ait Ahmed, líder del Frente de Fuerzas Socialistas argelino, un partido integrado en la Internacional Socialista.
"No me imaginaba que se puediese cometer el error" de detener "a un refugiado político en Alemania", añadió. "La acusación es grotesca. En el fondo, el régimen no le perdona las denuncias que formuló e intenta echarle el guante o hacerle la vida imposible".
El pequeño diario oficialista argelino Le Jour, que ayer dio la noticia, asegura que Samraoui "ha llevado a cabo una terrible campaña de denigración contra Argelia sin desaprovechar ninguna cita con los medios de comunicación (...) para manifestar su odio indescriptible hacia su país".
Las autoridades españolas desconocían, ayer por la mañana, la detención de Samraoui. Al enterarse el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, solicitó que fuese trasladado al ala noble de la prisión.
El coronel fue el número dos de la DRS, el nombre con el que se rebautizó a la Seguridad Militar, entre 1990 y 1992, una etapa crucial en la que fueron anuladas las elecciones legislativas que hubiesen dado la victoria a del radical Frente Islámico de Salvación.
Los desacuerdos que manifestó entonces incitaron a sus jefes a enviarle a Bonn como agregado militar. Rompió en 1996 con el régimen cuando, según él, el general Smail Lamari, su sucesor en Argel recientemente fallecido, le pidió que organizase el asesinato de dos islamistas en Alemania.
En su libro Crónica de los años de sangre, publicado en París en 2003, acusa a los servicios secretos militares argelinos de haber perpetrado algunas de las matanzas de civiles oficialmente atribuidas a los Grupos Islamistas Armados. La denuncia la ha vuelto a formular en otros muchos foros.- (PRISA)
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