El Ramadán corresponde al noveno mes del calendario de la Hégira, al cual los musulmanes se refieren para sus fiestas religiosas, y que se basa en el ciclo lunar. Dicho calendario cuenta con once días menos que el calendario solar.
Por esta razón, las fechas del comienzo y el fin del Ramadán cambian todos los años. En 2010 el Ramadán, el 1.431 de la historia, debe comenzar el 10 o el 11 de agosto y terminará a mediados de septiembre.
Este mes de ayuno y oraciones es uno de los cinco pilares del islam, junto con la profesión de fe, la obligación de orar cinco veces diarias, la limosna y la peregrinación a La Meca. Durante ese período, los creyentes deben abstenerse de comer, de beber, de fumar y de mantener relaciones sexuales, desde el amanecer hasta la puesta del sol.
Para la religión musulmana, el Ramadán es un mes de piedad, de caridad y de frugalidad. El ayuno es concebido como un esfuerzo espiritual, una lucha contra la seducción de los placeres terrenales.
El primer día está determinado por "la noche de la duda", durante la cual se observa la aparición del primer cuarto creciente de la Luna, que debe ser visible y debidamente comprobada.
Teólogos, sabios y religiosos se reúnen en consecuencia todos los años para fijar la hora precisa, variable según los lugares del globo.
El respeto del ayuno es impuesto a todos los creyentes que han pasado la edad de la pubertad. Las familias, sin embargo, van acostumbrando progresivamente a los niños a ayunar.
Las mujeres encinta o que están amamantando, los enfermos y los viajeros están autorizados a no ayunar, pero tienen el deber de someterse a ello tan pronto estén en estado de hacerlo.
Cenas de fiesta reúnen tradicionalmente a las familias cuando llega la hora de la ruptura del ayuno. La comida del fin del Ramadán, el Aid El Fitr, es igualmente una fiesta.
El hecho de que el Ramadán coincida este año con las vacaciones del verano inquieta a la industria turística de la región, preocupada porque los ricos visitantes árabes procedentes de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait o Libia, prefieran quedarse en sus casas para pasar estas fiestas tradicionales en familia.
"Los turistas árabes son muy importantes para Egipto", subraya Samy Mahmud, del ministerio de Turismo de El Cairo, porque "gastan de media mucho más que los otros y sus estancias son mucho más largas".
Por ese motivo Egipto ha lanzado una campaña denominada 'Festival del Fanus' -farol tradicional egipcio que se enciende durante el Ramadán- destinada a convencer a los turistas de que una vez pasado el austero momento del ayuno podrán disfrutar de las animadas noches egipcias con fuegos artificiales, espectáculos, conciertos y danzas folclóricas a orillas del Nilo.
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