lunes, 3 de junio de 2013

La vida oculta de Sonia Castedo y un réquiem político / Apunte de Argárico

Nadie sabía de la existencia de Sonia Castedo cuando apareció, sin ser periodista ni militante o simpatizante del PP, de la noche a la mañana, como jefa de prensa del Ayuntamiento de Alicante. Luego, un ambicioso joven de Salamanca, José Ramón García, pero con residencia en el Cabo de la Huerta, le echó pronto un pulso desde la primera concejalía de Urbanismo al orondo alcalde Díaz Alperi, un verdadero profesional de la política con afán de lucro, por quiteme usted esas comisiones, y alguien apuntó al mirlo blanco gallego como una política en potencia, recién licenciada en Sociología, para sustituirlo tras la interinidad en el cargo del propio regidor.

Pero, ¿cómo y de la mano de quien apareció Sonia Castedo en el equipo y la vida del alcalde Díaz Alperi? Esta huérfana de suboficial de Marina, desaparecido prematuramente en trágicas circunstancias profesionales al poco de trasladarse a Alicante para un nuevo destino desde la conflictiva ría gallega de Ribadeo, tuvo la suerte de ser apadrinada inmediatamente, al igual que su hermano José Luis, por el protector de su bella madre (mujer progresista y de su tiempo), el industrial gallego afincado de años en Alicante, Enrique Penedo, a la sazón tío carnal de Elisa Penedo, la única y todavía esposa de Díaz Alperi. De ahí a la primera campaña electoral del 'gordo maldito' todo fue un paso de la mano de don Enrique, financiador a futuro de los momentos más bajos del también ex joven presidente de la Diputación en 1979.

Luego todo fue coser y cantar para Sonia, también bella señorita, casada y divorciada al poco de entrar en política de su novio de siempre en la calle Princesa Mercedes, de Alicante, de cuya hoguera fue dama de honor a sus 18 años, quedando marcada desde entonces como gran amante de la fiesta. A partir de ahí quiso, sin poder conseguirlo nunca, ser modelo de pasarela pero acabó de animadora veraniega ¿gogo-girl? en una conocida discoteca del Mar Menor, en la playa murciana de Los Alcázares donde, al parecer, conoció el amor por primera vez de la mano de uno de los propietarios del local, quien todavía conserva en su casa de Murcia algunas fotografías de la época, que nunca ha querido ver publicadas por respeto a la intimidad de las partes.

Lo demás es ya conocido o comentado, incluidos aspectos de su supuesta muy divertida vida privada en reservados de restaurantes alicantinos de algunos tenedores, con travesías en yates de determinados promotores inmobiliarios o presuntos viajes pagados a Andorra y otros mares mediterráneos, dicen que por su íntimo Ortíz. También sus aparentes discrepancias por cuestiones crematísticas con su otrora mentor político, Alperi, hoy en graves dificultades políticas y judiciales ante lo que se va descubriendo de sus catorce años como alcalde de Alicante - por cierto, el mejor aunque el más oneroso para la ciudad desde la instauración de la democracia- hasta ser apodado como 'Luis XIV ó XVI' en base a un teórico cálculo porcentual de un supuesto corretaje fijado por el sabio imaginario popular alicantino, que obligó en horas a que tuviera que dejar el cargo por orden directa de arriba con la apresurada intervención de Camps.

Descarada, arrogante, seductora... pero mal aconsejada en muchas ocasiones, Sonia hoy está rodeada de las corruptelas de una estructura de intereses, personales e institucionales, que la tienen esclava y sin apenas capacidad de maniobra política. Enemigos casi invisibles han llegado desde Alicante a Génova 13, de la mano de exdirigentes de repúblicas centroeuropeas cuyas inversiones en el municipio se han visto muy perjudicadas al tener ella ojos solamente para Ortíz y Cía, y que exigen hacer bingo con su cabellera antes de que llegue el AVE si Carlos Floriano logra convencerla de que es mejor dimitir ahora de su cargo para no tener que aparecer junto a Rajoy en la foto de rigor cortando la cinta con el convoy de fondo, tras el fracaso de las pregestiones de Císcar y Fabra. 

Triste final, pues, para la más inteligente de las personas públicas que han logrado ocupar el sillón de los destinos de la ciudad de Alicante en los últimos 30 años, malograda por no saber, o poder, apartarse a tiempo de los necios que la auparon, ni buscar el respaldo necesario para conseguir lo anterior de la mano de alguien que se lo ofreció con garantías, crípticamente, durante la primera Volvo Ocean Race que partió del puerto de Alicante. Y es que, a veces, los destinos se empeñan en no cruzarse lo necesario. O que no estaba escrito que Sonia saliese por la puerta grande por tanto plomo en las alas conque nació en política. Al igual que Elisa Díaz Penedo, otra prematura víctima de los mismos mentores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más das una lección de periodismo. Eres un máquina

Alejandro

Anónimo dijo...

Bonita pincelada
Suena a final de Sonia...bien … pero que vendrá detrás otro corrupto ¿?
¿Es indisoluble la corrupción de la política?...¿es utópico pensar que se puede hacer política sin corrupción?