MURCIA.-
En representación de casi un millar de clientes de la Caja de Ahorros
del Mediterráneo (CAM) con cuotas participativas en su poder, el abogado
murciano Diego de Ramón acaba de solicitar 16 años de prisión por los delitos de
apropiación indebida y/o administración desleal, falsedad en documento
mercantil y falseamiento de las cuentas anuales para
todos y cada uno de los ocho máximos exresponsables de la CAM contra los que el
magistrado de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, abrió en su día juicio oral en la denominada
pieza principal.
Se trataría del último presidente de la CAM, Modesto
Crespo, los exdirectores generales Roberto López Abad y María Dolores
Amorós y los exdirectores Vicente Soriano, Teófilo Sogorb, Francisco
Martínez, Juan Luis Sabater y Salvador Ochoa.
El letrado hace suyos los argumentos que ya aparecían en el auto de Gómez Bermúdez con el que se procesó a estos ocho acusados, que supuestamente alteraron la contabilidad de los ejercicios 2010 y 201,1 al reflejar beneficios donde había pérdidas.
Según hace constar De Ramón en su escrito, este
presunto falseo de las cuentas "se hizo en ejecución de un plan
concertado por el comité de dirección y su finalidad era la integración
en el SIP y posterior difusión con otras cajas de ahorro para diluir el
verdadero estado de la Caja y así poder cobrar los incentivos por los
resultados y otros complementos ligados a la buena marcha de la entidad,
ocasionando así un perjuicio".
Respecto a los balances de 2011 dice el citado abogado que se
«aparentaron» unos beneficios de 60 millones cuando las pérdidas eran de
1.136 millones y sostiene que, al ser remitidos estos datos al
Banco de España y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV),
que los publicó, «agravaron la situación de insolvencia de la entidad,
perjudicó a los inversores (en referencia a los compradores de cuotas y
preferentes) y demoró la adopción de medidas necesarias para evitar lo
que finalmente ocurrió: la inyección de 5.249 millones de dinero público
por el Fondo de Garantía de Depósitos para evitar el riesgo que suponía
para el sistema financiero español".
El abogado de los cuotapartícipes
no se olvida del papel que jugaron las titulizaciones (la venta de
créditos fallidos pero con opción de recompra, con lo que la Caja se
desprendía ficticiamente del riesgo) ni de los más de 47 millones que
miembros del comité de dirección "cobraron indebidamente por diversos
conceptos".
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